Cap. 10 -. Siempre tuyo...

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Después de aquel bello instante cerca de ella no pude pensar más que en seguir sus pasos, no pude pensar más que en gritarle que la amo, que por ella soy feliz, que a su lado es donde quiero vivir, que sus besos son mi cielo y sus brazos mi paz. Me sentí mal por haberle hecho mal a Reí pues sé que ella sentía algo fuerte por mi, pero no podía mentirle ni a ella ni a mi corazón, la única realidad que siempre había vivido en mi corazón era este amor que por tantos años había tenido que callar pero hoy que se que ella también me ama no lo haré más, no me callaré más...

La gente parece fugaz mientras camino entre la multitud sin hacer caso a sus comentarios, a sus llamadas y preguntas pues ahora solo quiero estar con ella, tomarla entre mis brazos y amarla para siempre, pero... No la veo por ninguna parte, la busco con la mirada pero no está, me acerco a sus padres y pregunto por ella pero no saben darme ninguna razón, salgo de casa y observó en dirección a su antigua habitación pero las luces están apagadas, termino sentado al borde de la acera con la cabeza entre las manos desesperado por no saber que ocurre.

-. Se ah ido a casa... -escucho una voz ronca justo detrás de mí haciendo que voltee de inmediato.

-. Es Seiya quien me informa que Serena ya no está cerca mío. -gracias... Yo... Pensé que ella y tú... -guardo silencio apenado por haberlos juzgado antes.

-. Seiya sonríe y se hacerca hasta mi. -ella te ama a ti, yo... La quiero pero ella no tiene ojos para nadie más que para ti y bueno nunca haría nada para lastimarla, solo quiero que sea feliz... Y si tú eres su felicidad bueno... Ve y búscala y ahora no la dejes ir.

-. Gracias... -finalizo extendiendo la mano para tomar la suya y agradecerle la información.

Mi mente estaba más clara que nunca y mis sentimientos más firmes, estaba decidido a luchar por la mujer que me quita el sueño así que corrí hasta mi auto sacando la llave de mi bolsillo, di vuelta a la llave y escuché el rugir del motor, me sentía lleno de adrenalina y emociones que jamás podría explicar con simples palabras, el recorrido se me hizo largo, las luces que pasaban e iluminaban el camino parecían correr a un costado del auto, la cosa era que sabía dónde estaba su edificio pero no cual era su departamento, pero poco me importó... Si era necesario tocaría una y todas las puertas del lugar hasta dar con la suya, ya no estaba dispuesto a perderla de nuevo aún si ella no quería abrirme se que tiraría la puerta solo para tomarla en brazos y besarla de nuevo.

Al aparcar finalmente frente al edificio las piernas me temblaban, las manos me sudaban a tal grado que las gotas de agua caían por mis dedos, estaba nervioso... Sumamente nervioso, ancioso por tenerla a mi lado para siempre, entre al vestíbulo ante la mirada curiosa de un hombre de unos cuarenta o cincuenta años de edad que me miraba como si yo fuera un loco perdido, me acerque rápidamente a él y le demandé el número de departamento de Serena y aunque al principio se negó después de un pequeño incentivo monetario con gusto me concedió el dato que le solicite, para colmo de males el ascensor estaba fuera de servicio así que corrí escaleras arriba hasta el quinto piso, llegué casi sin aliento hasta el umbral de su puerta e intentaba recuperar las fuerzas para poder tocar, mi mano temblorosa subió y dió dos golpes a la madera que me separaba de ella.

Espere por unos segundos cuando se abrió la puerta y ahí estaba ella, con sus ojitos azules clavados en mi, inchados e irritados por el llanto intui, ella no me dijo una sola palabras, parecía que no podía terminar de creer que fuera yo quien estuviera parado frente a su puerta, mis labios extendieron una sonrisa pero ella solo me miraba, no pude más que lanzarme sobre su cuerpo y abrazarla tan fuerte que no le quedará duda que verdaderamente era yo quien había ido a buscarla.

Serena tardó en reaccionar pero minutos después sentí sus manos sobre mi espalda, sus dedos me acariciaban formando pequeños círculos sobre mi camisa, de pronto sentí una lágrima tibia que escurría por mi brazo mojando mi ropa, me separé poco de ella, lo suficiente solo para observar su bello rostro, levante su menton con mis dedos y pegue lento pero firme mis labios a los suyos, el calor subía por mi cuerpo instalándose en mis mejillas y ella podía sentirlo, el tiempo se detuvo en ese instante dándole paso a la eternidad con la que siempre soñamos, al fin había encontrado mi hogar y estaba en sus brazos... Mi casa era ella y mi fortaleza sus labios, ya no tenía más el valor para renunciar a ella de nuevo así que no lo hice, me ancle en su corazón para no levantar velas jamás, solo quería esto... A ella junto a mi...

-. Crei que este día jamás llegaría... -susurra sin aliento mientras recuesta su rostro sobre mi pecho.

-. Yo también llegué a creerlo pero sabes... Al final el destino nos puso en el mismo camino de nuevo, la vida nos dió una segunda oportunidad para estar juntos y eso planeo hacer, porque a partir de hoy ya nunca me alejare de ti... -murmure acariciando su rubia cabellera con los ojos cerrados solo sintiendo el palpitar acelerado de nuestros corazones.

La vida no podía ser mejor, tenerla así junto a mi, con su cabeza apoyada en mi pecho parecía ser el sueño más bello que jamás había tenido, la verdad es que nunca pude decirle lo que sentía pero ahora en este precioso instante se que puedo hacerlo. Serena levanta su rostro y me mira con los ojos inundados en lágrimas aquello realmente me desubica pero al notar la sonrisa en sus labios mi corazón se tranquiliza, sus manos suben hasta mis mejillas tocando cada centímetro de ella, cierro los ojos al contacto con sus dedos solo dejándome llevar por la suavidad que hay en ellos.

-. No quiero que me vuelvas a dejar, no te vallas más de mi lado... -susurra abrazada a mi.

-. Cariño... Mírame. -demando tiernamente. -jamas volveré a dejarte, nunca quize hacerlo...

-. Eres mi mejor amigo, eh estado enamorada de ti desde que tengo vida, siento mucho todo lo que alguna vez te hice creer, temí perderte y al final así fue, pero ahora que estás conmigo no pienso dejarte ir nunca, tú eres aquello que siempre eh deseado, lo único que en verdad tiene valor para mi... -Serena vuelve a abrazarme como si no quisiera jamás soltarme.

Levantó nuevamente su rostro para toparme con sus ojos, pego mis labios a los suyos dejándole sentir todo el amor que por ella siento, mis manos bajan hasta su espalda pegando su cuerpo más al mío haciendo más íntimo este glorioso momento, ella entrelaza sus dedos por detrás de mi cuello, mis labios bajan delicadamente hasta su clavícula besando casa centímetro de su piel, la deseo y ella a mí, es un deseo que no podemos seguir posponiendo, es un deseo ardiente que nos consume a ambos y ahora es el momento, el momento de hacerla mía y de yo ser suyo.

-. Hazme el amor... -suplica jadeante en mi oído.

-. La piel se me eriza y mi exitacion comienza a crecer -lo haré mi amor... -susurro jadeante sobre sus labios

La levantó en brazos y camino con ella enrredada en mi cintura hasta su habitación, la recuesto tiernamente sobre la cama y admiro celosamente su cuerpo acariciando su cintura, su piernas, sus pechos, sus glúteos sin tener la voluntad de estar sin ella un día más, uno a uno desabrocho los botones de su ropa dejando caer su vestido al suelo, ella hace lo mismo conmigo hasta quedar completamente desnudos uno frente al otro y hacemos el amor... nos amamos como siempre lo habíamos soñado, nos amamos de tal manera que todo lo demás desaparece, solo siento su piel en mis manos, sus labios en los míos y no puedo imaginar ya un mundo sin que ella esté ahí para hacerme sonreír, para amarme, para ser mi hogar...

Es aquí que mientras la observó dormida en mi regazo después de habernos amado que me doy cuenta de cuan loco estoy por ella, es mi amor, mi razón de existir y mi mundo, ahora se que fui suyo desde la primera vez que nos dijimos hola, fui suyo desde que nuestras manos se tocaron por primera vez, era mi mejor amiga, mi confidente y ahora mi mujer...

A través del tiempo nuestro amor sobrevivió, a través del tiempo siempre nos PERTENECIMOS...

Fin

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora