"Altura." Peter Parker.

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-¿Por qué son así? Las odio a todas, personas altas.- Maldijo por lo bajo April Stark, mientras se subía a la mesada para intentar alcanzar su taza.

-¿Te ayudo?- Una voz masculina la sorprendió, volteó y allí estaba Peter Parker/ Spiderman/ Su crush/ El hombre de sus sueños. Asintió tímidamente al mismo tiempo que él estiraba el brazo sobre su cabeza, dejando el pecho a pocos centimetros de su cara y tomó la taza de Iron Man (porque sí, la más grande fan del Hombre de Acero era su propia hija).- Aquí tienes.

-Muchas gracias y buen día, por cierto.

-Buen día.- Saludó, besando su mejilla.- ¿Qué haces despierta tan temprano?

-No tengo idea ¿y tú?- Respondió.

-Olvidé apagar las alarmas del colegio y esta mañana empezaron a sonar.- Se encogió de hombros mientras la chica soltaba una risita. Ambos estaban pasando parte de las vacaciones de invierno en la base de los Vengadores.- ¿Puedes hacer el café y yo me encargo de las tostadas?

-Trato.- El castaño sonrió para tomarla de la cintura y ayudarla a bajar de la mesada donde había quedado sentada; una vez que la joven acentó los pies en el suelo él no se movió. Estaban muy cerca uno del otro y algo les impedía alejarse. Ambos podían sentir los nervios del contrario pero, aún así se quedaron quietos hasta que alguien entró a la cocina, haciendo que salten del susto.

-¿Interrumpo?- Dijo Sam quien, seguramente se estaba por ir a correr.

-N-no, todo está bien.- Tartamudeó la chica y luego se pusieron en acción para preparar el desayuno.

***

-¡Hey!- Peter quitó la vista del televisor al sentir otra presencia junto a él.

-Hola April. Siéntate.- Se hizo a un lado en el sillón para que la chica subiera y se acurrucara a su lado.

-¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? ¿Estás mirando Toy Story 3 de nuevo?- Él asintió.- Siempre lloras con el final.- Rodó los ojos mientras reía y se sentaba en sus piernas, luego secó las mejillas del mayor.

-Es que es muy triste ¡se despide de su infancia y yo de la mía! Nadie está listo para eso.- La castaña rió suavemente ante la inocencia del contrario y acarició sus manos.

Estaban acostumbrados a tratarse así ya que ambos sabían que tenían sentimientos por el otro (gracias a Wanda y Harry que fueron de chismosos) pero ninguno se atrevía a confesarse.

-¡Oh, Dios Santo!- Exclamó de repente.- ¡Quédate quieto!- Sacó su celular y le tomó una foto.- Eres algo así como un ángel.- Dijo, mostrándole la imagen.

-¿De verdad crees que soy un ángel?- Preguntó divertido.

-¡Sí! Sólo mira esta carita toda preciosa.- Dijo mientras le apretaba las mejillas.- Eres un angelito.- El chico se sonrojó hasta las orejas.

-Oh, ya basta.- Protestó, quitándole el libro que ella había dejado en la mesita ratona.- ¿Qué lees?

-Al amo de los misterios, Sherlock Holmes.

-Que buen gusto en literatura tienes.

-Lo sé. Ahora, devuélveme a mi bebé, quiero ver si mis teorías son ciertas.- Intentó arrebatárselo, pero el castaño lo elevó.- ¡Hey! Eso no es justo, no llego.- Protestó.

Marvel One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora