Marvel One-shots.

"Rest in Power, King."

El sol ya empezaba a ocultarse detrás de las imponentes montañas de su país; los miles de súbditos, que habían estado reunidos desde las primeras horas de la mañana, comenzaban a dispersarse hacia sus hogares, con el pecho oprimido por el dolor y los ojos hinchados por el llanto.

La esbelta figura de una mujer, de largos y oscuros cabellos empezó a vagar por los grandes y vacíos jardines del palacio. Cerró los ojos, comenzando a recordar la infinidad de momentos que había vivido en aquellos lugares junto a la persona más importante de su universo. Las eternas tardes que pasaron de niños jugando a las escondidas, las incontables noches de adolescencia en las que ella se encontraba sola, llorando por algo que parecía ser el fin del mundo, y él llegaba en su auxilio, logrando calmarla con un simple abrazo; cuando, siendo ya adultos, ambos escapaban de sus responsabilidades reales y daban largos paseos llenos de reflexiones...

Dejó que, una vez más en aquel día, las lágrimas empaparan su rostro. Su alma estaba rota en millones de pequeñas piezas, pero él ya no estaba a su lado para ayudarle a juntarlos. Y eso era lo que más le dolía. Toda su vida, desde el primer momento, había contado con aquellos fuertes brazos que la socorrían y con aquel hombro, siempre dispuesto a recibir sus llantos. Pero ahora no. Ahora estaba sola. Y no tenía idea de qué hacer.

-Alteza ¿desea que la acompañe?- Preguntó uno de sus guardias.

-No, gracias querido-. Respondió-. Estoy bien, puedes estar tranquilo.

El joven y fornido hombre asintió y se alejó. La morena notó en él la misma mirada que cargaban todos aquellos con quienes había hablado en el día. La miraban con pena, se compadecían de ella, les daba lástima.

Continuó caminando a paso lento, pero firme, mientras tararear una antigua canción, compuesta por sus antepasados, al ritmo que la madre naturaleza le marcaba. Llegó a la una zona donde los árboles se volvían más altos y frondosos, entró sin miedo alguno, a pesar de que ya no había nadie vigilándola y ya no contaba con las fuerzas y agilidad de antaño para defenderse de los peligrosos animales que por allí rondaban.

Cuando estuvo lo suficientemente alejada como para sentirse libre se dejó caer al suelo de rodillas, soltando un grito desgarrador desde lo profundo de su quebrado corazón. Lloró amargamente por largos minutos, golpeando la tierra con sus puños, regando la hierba con sus lágrimas y, en ocasiones, cuando el dolor era demasiado intenso, jalando sus cabellos con fuerza. A pesar de eso, ni siquiera una sola de todas las aves que estaban allí, se movieron de las ramas de los árboles. La naturaleza sentía su tristeza, entendía su sufrimiento y la acompañaba en aquel crudo sentimiento.

De pronto, sintió una presencia que, hasta el momento, había sido ajena a ella. Levantó la mirada, tratando de que sus gastados ojos encontraran lo que su interior sentía. Un grito ahogado se le escapó de la garganta al notar una pantera entre los arbustos cercanos.

El majestuoso animal conectó su mirada con la de la mujer y comenzó a caminar directamente hacia ella. La morena no se movió, solo se quedó arrodillada en el suelo, temblando a causa de la sorpresa.

-Sabía que no ibas a irte sin despedirte.

Murmuró, mientras extendía su temblorosa mano hacia la cabeza del felino. Este, por su parte, se dejó acariciar durante un rato, incluso se recostó en la falta de la dama, como si no fuese más que un gato buscando mimos de su dueña.

-Fuiste cruel al dejarnos ¿sabes?- Comentó ella, de pronto-. Fuiste egoísta por dejarme sola.

No hubo respuesta, como era de esperarse. Pero continuó hablando.

-Es cierto, no fue tu culpa. Peleaste siempre, jamás te echaste hacia atrás. Encaraste los problemas y luchaste hasta el final para tratar de solucionarlos... hiciste lo mejor que pudiste.

Depositó un suave beso en la cabeza de la pantera, la cuál elevó sus orejas, percibiendo que alguien más se acercaba. Se irguió de manera rápida, examinó a su alrededor y volvió a adentrarse entre los arbustos de los que había salido.

-Shuri, querida ¿qué haces aquí?

Un hombre mayor, de la misma edad que ella, apareció a lo lejos. Venía caminando, pero apuró su paso al verla en el suelo.

-¿Estás bien?- Preguntó.

-Sí, tranquilo Harley-. Respondió, con una sonrisa triste, mientras su mejor amigo la ayudaba a levantarse.

-Fue un día largo, será mejor que volvamos ¿sí? Necesitas descansar-. Ella asintió y se aferró al brazo del hombre, quien aún conservaba los rizos de su juventud, pero estos ya no eran dorados, sino que ahora eran blancos como la nieve.

Comenzaron a caminar en dirección al palacio. El sol ya se había ocultado por completo y eran las estrellas quienes se encargaban de alumbrar aquella fría noche. Shuri echó una última mirada hacia atrás y notó que aquel hermoso felino aún la estaba observando, ella le sonrió y pudo jurar que aquellos chispeantes ojos le devolvieron el gesto.

-Descansa en paz, hermano. Te veré pronto-. Susurró y vio como él desaparecía en la espesura de la selva.

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Bueno chicos, supongo que ya todos están al tanto de la triste noticia. Nuestro querido Chadwick Boseaman, quien daba vida al Rey T'Challa en el UCM falleció el viernes 28 de agosto, después de una dura batalla contra el cáncer, la cual venía peleando en silencio desde el 2016.

Una noticia realmente triste y que me dejó totalmente perpleja. Me enteré a las 4:30 am del sábado, cuando me desperté por una tormenta fuerte que estaba pasando por donde vivo y, accidentalmente, vi el mensaje de una amiga que me contaba la noticia. Realmente quedé en shock, tuve que buscar en Google para poder entender lo que pasaba y, después de corroborarlo, estuve lloriqueando en mi cama más de media hora, hasta que volví a dormirme.

Por eso hice este pequeño One-Shot, en honor a él. Obviamente que yo no lo conocía, pero todos los que sí lo hicieron solo tienen palabras hermosas para referirse a él. Por eso creo que fue una gran persona, de buen corazón y que, sin dudas, ha dejado una huella en el corazón de esta generación de fanáticos.

Rest in Power, King.