Después de tanto tiempo.

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Miró el reloj por decimonovena vez. Las manos le temblaban y su corazón latía a mil. Podía escuchar a su padre y sus amigotes jugar al poker en el comedor. Todos de encontraban lo suficientemente ebrios como para darse cuenta de lo que estaba por hacer. Sus sentidos volaron al máximo cuando escuchó la bocina de un auto. Rápidamente tomó su mochila y billetera, abrió la ventana, miró por última vez aquella habitación y saltó. Corrió hasta el vehículo, entró y quien conducía aceleró para alejarse de allí.

-¿Lo hice?- Susurró.

-Lo hiciste.

-Oh, dios mio, Pepper ¡lo hice! Soy libre.

-Lo eres Maria.- La rubia desvió su mirada del camino para darle un beso en la mejilla. Continuó conduciendo un rato más, hasta que llegaron a un departamento.- Puedes dejar tus cosas por ahí, mañana las acomodaremos.

-Gracias por ayudarme Pepps, de verdad.- Se acercó y la abrazó con fuerza, siendo correspondida al instante.

-Tranquila, ya no podías quedarte allí.- Le acarició la espalda.- Ven, tienes que dormir un poco.- Se dirigieron a una habitación con dos camas pequeñas.- Descansa castaña. Yo vendré en un rato, tengo que terminar de buscar las cosas para el colegio.

Maria Hill no cabía en si misma. Acababa de escapar de aquella casa en la cual había sido maltratada tantos años por aquel a quien llamaba "padre". Ahora se encontraba en un lugar seguro con su mejor amiga, Virginia Potts. Ella había sido la única persona en notar su sufrimiento, la única que insistió en rescatarla. Sonrió pensando en eso y cayó profundamente dormida.

-Ey, despierta nena... María... ¡Hill!- Abrió los ojos de golpe.- Oye ¿estás bien?

-Sí, solamente fue una pesadilla.

-¿Segura?- Asintió. La de ojos celestes no se convenció asi que se escabulló entre las mantas y la rodeó con sus brazos.- Aún no sabes mentir chiquilla.

-Odio que me conozcas así.- Sonrieron y ella simplemente se hizo un bollito. Se sentía segura junto a Pepper.- Te quiero.

Así, empezó a pasar el tiempo. La mayor de las chicas, con diecinueve años, estudiaba administración de empresas y la menor, con diecisiete, trabajaba en una tienda cercana al departamento. Los fines de semana solían salir a pasear o, en ciertas ocaciones, iban a algunas fiestas. Ambas habían tenido una vida difícil, siendo ellas solas contra el mundo. Pero, al fin estaban logrando salir a flote apoyándose mutuamente. La castaña era la niña de los ojos de la rubia. Esta última hacía hasta lo imposible por ver una sonrisa pintada en el rostro de esa muchachita. Jamás dejaría que algo, o alguien, la lastimara como su padre lo había hecho. No permitiría que rompieran a su bella muñeca de porcelana.

***

Esa tarde volvió de la universidad corriendo. Estaba asustada. Hacía unos minutos, cuando revisó su celular, había encontrado un mensaje de su chica que decía "Lo siento." Eso no era nada bueno, considerando que, desde el día anterior, la ojiceleste estaba actuando extraño. Entró y revisó todo el departamento. No había rastros de la castaña por ninguna parte. Su respiración se entrecortó ¿dónde demonios estaba? Prácticamente saltó sobre la mesa de noche cuando notó un papel sobre ella. Lo desdobló y leyó lo que decía.

"Mi querida Pepper:

Lamento mucho tener que hacer esto, de verdad. Irme así, sin decirte nada, no estaba en mis planes cuando me ofrecieron este empleo. Pero no estarías segura sabiendo dónde me voy.
Te juro que estaré bien, nada malo me pasará de ahora en adelante y ya no tendrás que estar cuidándome. Podrás concentrarte en tus estudios y lograr todos tus objetivos.
Pepper, hermosa, eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. Te admiro y estaré en deuda eternamente contigo por haberme sacado de el infierno en el que vivía. Espero que puedas perdonarme algún día.

Te amo, Maria."

Un par de lágrimas cayeron sobre aquella nota. Juraría que pudo escuchar cómo su corazón se rompía en mil pedazos. Hill era la única persona importante en su vida y acababa de abandonarla sin dejar ni un solo rastro. Repitió para sí mismas las palabras escritas "Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida". Sí, ella era fuerte y no se dejaría derrumbar.
Continuó con su vida, terminó de estudiar, se convirtió en la asistente personal de Tony Stark y, posteriormente, en su CEO y prometida.
En ese momento se encontraba con el millonario, esperando a un hombre llamado Phil Coulson que había insistido en hablar con él sobre un tema muy importante relacionado con una organización llamada Shield. Jarvis les avisó que su invitado, al parecer venía acompañado y las puertas del ascensor se abrieron.

-No puede ser.- Susurró al ver a la persona frente a ella. Una preciosa mujer castaña la observaba con sus grandes ojos azules. Se acercó lentamente.- ¿María?

-Hola Pepps.- Empezó a temblar.

-¿Después de tantos años? ¿De verdad volviste?- Ambas tenían un nudo en la gargantas y las lágrimas amenazaban con salir.

-Sí, te lo prometí y aquí estoy.- No aguantó más y se arrojó al cuello de la menor.

-Me dejaste sola.- Sollozó.

-Lo sé. Y lo lamento.- Acarició suavemente la espalda de la rubia, bajo la atenta mirada de sus novios.- Te extrañé tanto.- Ninguna quería separarse. Necesitaban estar cerca de la otra, diciendo con ese gesto lo mucho que se hacían falta.

-¿Tú sabías que se conocían?- Preguntó Tony al agente.

-Ni idea.- Respondió este.






♥♥♥♥♥

Profesor de economia: ¿Por qué no estudiaste?

Alfi: Por culpa de ella y sus ideas *señala a AbyEvilRegal*

😂I love you 3000, nena.❤

La verdad que siempre terminan por encantarme las ideas que me das y no me canso de agradecerte. Espero que te guste.😄💞

Me gustó mucho escribir sobre ellas dos porque ambas tienen un gran potencial y son geniales. Además, creo que se llevarían muy pero muy bien.

Recuerden, bellezas, que si quieren alguna pareja o si tienen alguna idea pueden hacérmela llegar sin problemas.

Besotes😙❤

LadyNerd.

Marvel One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora