CAPÍTULO DOS. Demasiada Tensión.

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"Demasiada tensión".

Ese día el sol amaneció radiante y a través del ventanal de la cabaña 13 se veía aun más brillante.

Entre las sábanas negras se asomaba estaba el chico de ahora contextura mediana y un poco fornida pues en el Inframundo ha estado entrenando más de lo que lo haría en el campamento, pues según él así mataba el tiempo y no terminaba totalmente aburrido.

Nico giraba en su cama incómodo por los rayos del sol que parecían perseguirlo iluminando su rostro para despertarlo, pero no se levantaría de su cómoda cama para cerrar la ventana con las cortinas, era mucho lío hasta para él, terminó por colocarse boca abajo con la cabeza hacia un lado cubriendo sus ojos con una de sus almohadas, al estar cómodo se apresuró a volver a dormir.

Pero los golpes a su puerta lo volvieron a molestar.

— Deben de estar bromeando. —refunfuño.

Se sentó a regañadientes se alboroto aún más el cabello y tallo sus ojos, seguían golpeando la puerta pero cuando la dejaron de tocar Nico sonrió solo un poco satisfecho.

—Nico, abre la puerta.
—habló Jason desde afuera para luego volver a golpear la puerta.

Nico lo ignoró y de su mesa de luz sacó su celular para observar la hora. ¡Eran las ocho y media de la mañana!. ¿A que hora cree Jason que el se levanta?, nunca fue una persona madrugadora ni siquiera siendo un adolescente hormonal. Se levantó molesto y abrió de golpe la puerta.

— ¿Que?. —preguntó en un tono tosco, observó qué no sólo era Jason, también estaban Piper y Valdez, los tres parecían sorprendidos al verlo, ¿y quien no? Los había recibido sin camisa y con unos simples pantalones grises oscuros.

Ante los ojos de cualquiera Nico había cambiado mucho estos últimos años, demasiado a decir verdad. Estaba casi tan alto como Jason y casi tan músculos como un hijo de Ares adicto al gimnasio, sus facciones eran mucho más maduras, esa quijada marcada y bien afilada junto a esos pómulos altos hacían notoria sus raíces Europeas aun conservando ese tono de piel oliva y palida, aun que, tal vez hasta más pálida que antes. No parecía ese niño escuálido deprimente que vestía siempre de negro y ahora tenía un cuerpo marcado y muy bien trabajado. ¿Era posible tener los músculos así estando en el inframundo hablando con las almas?. Nadie se hacia una idea pero hasta a Leo le dieron ganas de ir al inframundo para volver de la misma manera en la que le hijo de Hades volvió. Hasta traía el cabello más largo y para más sorpresas también tenía algunas perforaciones en las orejas, en la nariz y hasta debajo del hojo, también un tatuaje un poco pero visible en su hombro derecho.

¿Que demonios le había pasado a Nico Di Angelo en esos 4 años?.

— ¿Nico?. —preguntó la hija de Afrodita no creyendo lo que veía.

Nico suspiro calmando su mal humor, no podía tratarlos mal, han pasado años desde que se vieron por última vez y estaba seguro de que tenían muchas preguntas.

— Hola. —saludo ahora con el usual tono serio y poco amigable que conocían.

— ¿Que demonios te dieron de comer en el palacio de Hades?. —preguntó Leo aún estando sorprendido por el cuerpo de Nico, fue el unico que lo vio por la noche pero no había apreciado el cambio gran cambió físico por la oscuridad y por que Nico escapó.

Nico levantó una ceja preguntandose si responder o no a Valdez pero prefirió no hacerlo e ignorarlo.

— ¿Por qué están aquí tan temprano?. —frunció su ceño—. Les dije que los buscaría yo. Estaba durmiendo.

LA TENTACIÓN DE EROS » || Nico Di Angelo || +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora