3° The First Time || Mikellino

02; Sonrisa.

Fui directo a tu habitación, los doctores seguían dentro de esta.

A mi lado estaba Timba, tu primo. Lo conocí el segundo día en que te visité.

Se notaba nervioso, ¿cómo no estarlo? Mi amor, no me creo que hayas despertado.

Me acerqué y lo abracé, eso nos calmó a ambos.

Fui directo a tu habitación, los doctores seguían dentro de esta.

A mi lado estaba Timba, tu primo. Lo conocí el segundo día en que te visité.

Se notaba nervioso, ¿cómo no estarlo? Mi amor, no me creo que hayas despertado.

Me acerqué y lo abracé, eso nos calmó a ambos.

¿Y después qué, Trolli? Tome mi decisión, y parece que la idea no te agrado. Parece que no quieres que sea feliz con alguien más.

No quiero entrar a tu habitación, porque sé que intentaré preguntarte cosas que seguramente estas dispuesto a no decirme.

Ela era perfecta para ti, descubrí que cuando yo me fui ella estuvo para ti. Jamás te dejo como yo lo hice.

¿Por qué insistes en estar conmigo? Me ignoraste el último año desde que llegué.

—Siempre me hablo maravillas de ti... —mire a mi acompañante— Se veía feliz. Mike, hazme un favor —silencio. No dije nada—, vuelve a hacerlo feliz. —Se fue a tu habitación justo después de que los doctores salieran.

Me va a ser imposible ver tus ojos zafiro, pretender que no pasó nada. No quiero fingir contigo.

Pasaron menos de 10 minutos cuando Timba salió. Empecé a temblar.

—Quiere verte.

Entre, me miraste como si fuera una maravilla del mundo, con tanta fascinación y ternura. No me hagas esto, por favor.

—Te extrañé —sentí lágrimas acumularse en mis ojos. Una parte de mí deseaba oírte decir eso, otra solo quería irse.

—Trolli... —Mi corazón latía con fuerza, como si fuera la primera vez que te veía.

Como la primera vez que me enamoré de ti.

No quería acercarme, no quería.

—Mike, lindo... —evitaba mirarte ante lo dicho. Pensé estar preparado para este momento, pero no fue así— Perdón.

No pude evitarlo, empecé a llorar.

—¿Perdón, Trolli? —Me atreví a mirarlo a los ojos, me arrepentí, pero no aparte la mirada— ¿Por qué?, ¿por enamorarme?, ¿o por ser tan estúpido como para intentar algo como eso? Con un perdón no solucionas nada. —Sus ojos estaban apagados, y no había hecho alguna expresión en su rostro.

—Perdón por ignorarte, por pensar que con eso te irías para poder ser feliz —quise hablar, pero no me dejo—. Te pido perdón, porque en el momento que cometí este error me di cuenta que te necesitaba, pero lo había hecho, y te dejé solo —lloraste, tus ojos tenían lágrimas igual que los míos.

Me acerque, tome tu rostro entre mis manos y seque tus lágrimas. Era algo inútil, pues seguían saliendo más.

—¿Por qué yo? —Te pregunte lo que tanto quería saber, no sabía si habías entendido.

—Porque mi corazón me dijo que tú eras el correcto. —Y, por primera vez, sonreíste. Esa sonrisa era sincera, una que seguramente ya no dabas desde hace años.

Esa sonrisa me recordó a la primera vez que me diste una.

Amo esa sonrisa tuya, amor.