Abrió los ojos y vió que era de día. Algunos rayos de sol se colaron por la ventana haciendo que se despertara con pesadez. No sabía donde se encontraba, no sabía quien era. Se levantó de la cama con pesadez, miró a su alrededor, las paredes estaban llenas de pósters de bandas de rock. Abrió su armario y sólo había camisas a cuadros, camisetas negras y vaqueros desgastados. En la puerta del armario había un horario de clases. Lo leyó y miró la hora, quizás debería ir a esas clases.
Se vistió cogió la mochila y salió a la calle. Miró dentro de la bolsa con los libros y vio un paquete de tabaco. Sintió la imperiosa necesitad de fumar. Sacó un cigarro y mientras lo encendía un chico de pelo rosado se chocó con él.
-Lo siento de veras. -Se disculpó el chico y siguió su camino apresurado.-
No pudo evitar quedarse mirando al chico con el que se había chocado. Aquel pelo, aquella forma de vestir tan arreglada le resultaba familiar. Tardó casi un minuto en darse cuenta de que el chico ya no estaba dentro de su campo de visión. Sacudió la cabeza y y volvió a lo que estaba haciendo. Su cigarro, eso era, necesitaba uno. Prendió la llama, aspiró el humó y tras saborearlo lo expulsó. Ahora empezaba a sentirse mejor.
Rebuscó en su mochila a ver que más encontraba, sacó un pequeño cuarderno rojo decorado con calaveras negras. Lo abrió y lo primero que vio fue una etiqueta que ponía.
" Propiedad de Marshall lee.
No abrir ni leer bajo ninguna circunstancia."
"Así que Marshall lee..." Si estaba en la cartera era porque debía de ser suyo y por lo tanto el se llamaba Marshall. No estaba mal.
Para llegar al instituto tuvo que preguntar a varias personas donde se encontraba y mientras paseaba hacia él iba leyendo el cuaderno, parecía ser un diario.
Buscó su clase y tocó a la puerta. Ya había empezado la clase. Abrió la puerta despació y asomó la cabeza.
-¿Se puede? -Preguntó Marshall.-
-Se puede llegar antes. Pase. -Le respondió el profesor, que resultó ser el chico de pelo rosa de por la mañana, sin mirarle.-
Marshall pasó y se sentó al lado de una chica de pelo rubio. Toda la clase lo miraba extrañado, pues nadie lo había visto nunca.
Una chica de pelo rubio, con rasgos asiaticos llamó al profesor.
-Profesor... N-No acabo de entender el... -Se paró un momento a pensar el nombre de lo que estaban haciendo, y con algo de duda y timidez habló.- E-Ejercicio?
-¿Qué no entiendes Lady? -Le preguntóel docente con una sonrisa.-
-A-Ah... Pues... Desde la primera... Deriv...ada?
-Lo volveré a explicar, presta atención.
Antes de que el Profesor se diera la vuelta para explicar de nuevo el ejercicio, se fijó que delante de Lady había un chiico que no había visto nunca en su clase.
-Eh... -Llamó la atención del moreno con algunos gestos, y cuando la consiguió se dispuso a formular su pregunta.- ¿Tu quien eres?
-Oh, me llamó Marshall Lee.
-¿Marshall Lee? -El nombre le resultaba familiar. Abrió su carpeta rápidamente y vió el nombre.- Oh, Marshall Lee... -Su expresión cambió y el nombrado no entendía porqué.- Bueno, ya era hora de que aparecieras por clase, ¿no crees?
-No entiendo que quiere decir con eso profesor.
-¿Qué no entiendes?
-Bu-Bueno, es que yo... -Gumball lo cortó.-
-No has aparecido en clase desde que empezó hace 2 meses. -Marshall intentaba defenderse pero lo único que salía por su boca eran torpes balbuceos.- Al final de las clases te espero en esta clase para tener una charla.
-De acuerdo... -Contestó el pelinegro con mirada baja.-
-Bueno, sigamos con la clase. Lady presta mucha atención.
Marshall pasó la clase leyendo aquella especie de diario rojo con canciones. Al parecer su vida no fue un camino de rosas, pues la mayoria de las canciones eras bastante deprimentes.
La clase no se le hizo demasiado larga al pelinegro, pues estuvo todo el rato leyendo sin parar el diario. Al salir camino de su siguiente clase, sintió que alguien lo observaba, que lo seguía. Se giró varias veces para ver quien era, pero no conseguía ver de quien se trataba.
Durante el resto de la mañana seguía sintiéndose observado y le ponía ansioso, nervioso y eso le daba ganas de fumar, pero dentro del recinto escolar estaba terminantemente prohibido. Nada más tocar el timbre de la última hora salió despedido hacia fuera de la escuela a fumar. Mientras bajaba la rampa que daba directamente a la calle, sacó un cigarro y un mechero y lo encendió. Todavía no estaba oficialmente "fuera" cuando dió aquella primera calada que le supo a verdadera gloria, pero el momento no duró más, pues su profesor de matemáticas le arrebató el cigarró y lo apagó.
-¡Profesor! Prácticamente estoy fuera, no tenía porque haberlo tirado...
-Está prohibido fumar dentro del recinto escolar, señor Lee. Además, ¿no tenía que venir a verme a mi clase?
-S-Si, bueno, tenía pensado ir despues de fumar...
-Pues ya que ahora no tiene que hacerlo, suba a la clase porfavor.
Marshall resopló. Y siguió el pelirosado con resignación hacia el aula. Al entrar, Mr. Gumball se sentó en la silla del profesor e invitó a que Marshall cogiera una silla y se sentara cerca de él. Así lo hizo..
-Marshall Lee... ¿Cual es la razón de que hayass faltado dos meses? Te ruego que seas totalmente sincero, ahora estamos solos.
-No lo se, no me acuerdo.
-No tengo todo el día. ¿Ha tenido algún problema en casa?
-No lo se. Estaba sólo. Vi el horario y pregunté por la calle para llegar.
-Gumball arqueó la ceja sin estar del todo convencido.- Te programaré una visita con la psicóloga del instituto. Por favor no faltes a clase e intenta ponerte al día con todo. Puedes irte. -Dijo finalmente.-
-Esta bien.
Marshall se levantó y lo primero que hizo fue sacar un cigarro, sin intención de encenderlo, pero Gumball se lo arrebató una vez más y lo partió delante de él.
-No dentro del recinto.
-Pero, si no lo iba a encender. -Reclamó el pelinegro.-
-Este es el último aviso, como le vea de nuevo con tabaco dentro de la escuela se quedará castigado.
-Esta bien...
Salió de la clase y por lo pasillos lamentaba que dos de sus cigarros los hubiera malgastado así. Había cosas que no recordaba, pero estaba muy seguro de que el tabaco no era barato. Para más inri recordó que no había comido nada desde que se había levantado por la mañana y su estómago comenzó a protestar. Necesitaba comer algo con urgencia. Nada maás poner un pie fuera del colegio volvió a sentirse observado, sólo vió a una chica de pelo negro y muy largo mirando su móvil. No le pareció sospechosa así que decidió ir a su casa y no darle más vueltas al asunto.
Metió la mano en su cartera y una vez más sacó su tabaco, rezó a todos los dioses habidos y por haber para que lo dejaran fumar en paz. Prendió la llama del mechero y lo encendió. Aspiró el humo y lo expulsó, era su momento de paz.
-¿Marshall Lee? ¿Eres tú? -Preguntó una voz femenina.-
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Bye~