-¿Marcy? ¿Eres tu de verdad? -Preguntó entre lágrimas la princesa.-
-¿Qu-Que pasa?
-¿Eres tu? ¿Estas bien? -La pelirosa estaba llorando mientras le preguntaba una y otra vez a Marceline si realmente era ella.-
-¡Calmate! -Le gritó.- Claro que soy yo, tonta. ¿Que pa...? -Bubblegum no la dejó terminar ya que se lanzó directa a sus labios, la vampira la separó mientras negaba con la cabeza.- Bubbs, ¿estas bien?
-Ya me acuerdo. Me acuerdo de lo que pasó. ¿Marshall y Gumball están bien? -La mayor no contestó.- ¿Marceline?
-No me lo puedo creer. ¿De verdad lo recuerdas? -La abrazó con fuerza.- No me lo puedo creer... Te he echado tanto de menos.
Bubblegum seguía llorando, Marcy le limpió las lágrimas con delicadeza. Se cogieron de la mano y volvieron al piso de la pelinegra.
*~*~*~*
-¡Ah! ¡Marshall! -Exclamó el principe.- Ten más... Mas cuidado... Maldita sea...
-Aclaraté... Ah... De una vez... O quieres más o no quieres...
-Cállate y sigue...
El pelinegro siguió entrando y saliendo de Gumball. Embistiéndolo cual animal en celo, no podía evitarlo. No podía entender que era lo que le atraía de aquel molesto profesor, era algo que no lograba entender.
-M-Me voy a correr... -Le advirtió Marshall, a lo que el profesor asintio, dándole luz verde para que se corriera dentro de él.-
Vio que Marshall iba a gemir muy alto se apresuró a besar sus labios para acallarlo. Lo miró a los ojos y por un momento vislumbro un color rojo en ellos, parpadeo varias veces. El ojo volvía a ser violeta ( N/A: Lei en un fic que Marcy tenía los ojos violetas y pensé ¿porque no?), como siempre. El sexo lo hacia delirar.
Cuando terminaron, el pelirosa se tumbó bocabajo relajándose, mientras que Marshall se encendía un cigarro. Tras darle la primera calada recordó que a Gumball no le gustaba.
-¿Quieres que salga fuera? -No obtuvo respuesta. Quizás se había dormido. Aún así, se levantó se puso unos bóxer y una sudadera.-
Salió a la terraza y siguió fumando allí. Era de noche, y estaban en otoño. Se le estaban congelando las piernas, pero le daba igual.
Su cigarro se estaba consumiendo, ya estaba casi a la mitad. Cogió el cenicero y depositó allí las cenizas. Sintió unos brazos cálidos que lo rodearon por detrás.
-¿Gumball?
-Pensé que te habías ido. Me asusté.
-No quería molestarte con el humo.
El pelirosa sonrió inconscientemente.
-Deberías dejarlo, ¿cuanto tiempo llevas fumando?
-Cuando te dije que tenía amnesia era cierto. Quizás lleve muchos años haciéndolo. Yo que se... -Dijo restándole importancia.-
Gumball se quedó en silencio unos segundos mirando atentamente el cigarro que su alumno estaba fumando. El pelinegro se dio la vuelta quedando de cara al pelirosa. Era más alto que él. Estaba serio.
-¿Pasa algo? -Preguntó el ojiazul.-
-Creo que me suena tu cara. ¿Nunca nos hemos visto? ¿Quizás en una farmacia? ¿Un laboratorio?
-Nunca he estado en ningún laboratorio. Excepto el del instituto, claro.
-Pfff... Que tonterías digo... -Sus labios dibujaron una pequeña curva a modo de sonrisa.- No quiero aburrirte con mi mierda. -Le cogio delicadamente de las mejillas y le dio un beso en los labios.- Volvamos a la cama.