Boss Lady

Capítulo 2

Recuerden que pueden ingresar a mi Instagram para ver imágenes de los personajes y demás, OJITO que pueden encontrarse con algunos spoilers.

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¡Al fin estoy en casa! Me siento exhausta, pero feliz conmigo misma.

—Rosita sírveme algo para cenar, me muero de hambre. 

Había estado prácticamente todo el día de compras. Y como Manuel ya se había ido, y no regresaría hasta la hora de mi salida, decidí irme sola.

Compré de todo, desde blusas, faldas, pantalones y zapatos hasta ropa interior sexy. Quería volver a sentirme como yo misma. Dejar de ser este pobre intento de Antonella Hernández. Ahora todo el mundo se enteraría de lo que Antonella Hernández valía. 

—Aquí tienes mi niña —Rosita pone delante de mí un rico plato de Ají de Gallina[1]  mi estómago ruge con anticipación. 

—Gracias Rosita. —Sonrío y cojo un tenedor para empezar a comer. 

—¿Te encuentras bien mi niña? —Dejo en el aire el tenedor que iba a mi boca —Si Rosita, porque la pregunta. 

—Te vez diferente... más... feliz. —Sonrío y llevo el tenedor a mi boca saboreando el exquisito sabor. 

—Me siento diferente, Rosita. De ahora en adelante haré las cosas como se deben.
Los ojos de Rosa me miran con emoción.

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—Te digo que debemos celebrar tu despertar —Kathia había estado insistiendo desde que la llamé para contarle todo lo que había comprado hoy. 

—De acuerdo Kathia. Lo que sea para dejar de escucharte. 

—¡Siiiii! —chilla con emoción—. Vamos a ese club que ha abierto hace poco. Aún no voy, pero me han dicho que es genial. 

—Está bien, nos encontramos ahí a las diez de la noche —miro mi reloj en la pared de mi cuarto, son las ocho y treinta de la noche, tengo tiempo suficiente. 

—Perfecto, nos vemos purujilla. Ponte guapa, debes entrar y ser sexo andante, a ver si así levantas a alguien. Tu situación ya debe de tener telarañas. 

—Mi situación está perfecta, muchas gracias por preocuparte. 

Cuelgo la comunicación negando con la cabeza. Amaba con locura a mi amiga, pero juro que hay veces en las que la quiero matar por esas ideas tan descabelladas que tiene cada cierto tiempo. Me despojo de la ropa y me meto a la ducha.

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Miro mi reflejo en el espejo, hacía mucho tiempo que no me veía así. Me siento extraña y eufórica por partes iguales.
Me he puesto un crop top bastante escotado y un jean oscuro. Dejo mi cabello suelto como hace mucho no lo llevaba, en estos tres años me dediqué a los moños y trenzas, el cambio es muy bueno. Maquillé mi rostro de manera natural. 

—Chica te ves hermosa —me animo a mí misma. 

Me doy una última mirada, tomo una bocanada de aire dándome valor. Me siento en el borde de la cama y me pongo mis sandalias de tacón.
Bajo las escaleras tratando de hacer el menor ruido con mis tacones. Cuando llego a la planta de abajo camino hasta la cocina y en cuando me paro en la puerta Manuel y Rosita se me quedaron mirando estupefactos. 

—¡Mi niña! —chilla emocionada—, ¡Estás hermosa! 

—¡Gracias Rosita! 

Me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla, luego giro y miro a Manuel expectante. Manuel me mira y se cruza de brazos.