Capítulo 6

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—No entiendo porque te molestas —parlotea Kathia en cuanto las puertas del ascensor se cierran—, me pareció que estabas celosa, o como mínimo le tienes unas ganas locas.

Miro a mi amiga con fastidio y sigo sin pronunciar palabra. Cuando las puertas del ascensor se abren salgo y camino pisando fuerte hasta la salida.

Caminamos hasta nuestro restaurante favorito mientras que Kathia seguía con su charada.

—¿Viste la cara de Adriano cuando te acercaste a ellos?, realmente no se esperaba que le dijeras eso.

Suelto un gruñido de exasperación mientras nos sentamos, cojo la carta para evitar seguir escuchando a mi amiga.

—¿Qué crees que habrá pasado por su cabeza cuando le dijiste eso? ¿Y por la tuya?

—Kathia deja de hacer eso —gruño sin dejar de mirar la carta.

—¿Que se supone que estoy haciendo?

—Sabes muy bien. —Bajo la carta y la miro a los ojos—, tratas de hacer que confiese mis sentimientos más ocultos. Pero esta vez te equivocas, porque no siento nada. Simplemente no me gustan esas actitudes en mi Buffet. Y si no dejas de hablar de eso te dejaré comiendo sola.

—Está bien, está bien —se disculpa sonriendo—, vamos hacer como que te creo y no diré nada más sobre ese tema.

—Gracias.

—Hablemos de algo que escuché por los pasillos.

La miro interrogante esperando a que siga hablando.

—Hay comentarios entre la mayoría de los abogados —continúa, captando mi atención—, la mayoría de todos están sorprendidos contigo, ninguno pensaba que lo fueras a hacer tan bien. Escuché que los has aconsejado de una manera brillante.

No puedo evitar estar feliz por eso, me alegra y me alivia por partes iguales.

—Estoy orgullosa de ti Nella, sabía que lo harías genial. —Sonríe—. Aunque ya te imaginarás que Gómez está que se sube por las paredes de la cólera.

—Estoy segura que no le agrada nada que pueda manejar todo bien, afortunadamente el señor Torres está ayudándome en las dudas que tengo.

—Pues yo que tú no bajaría la guardia.

Soy consciente que Gómez hubiera deseado que nunca me ponga al frente de todo, lo siento por él, pero ya no podía dejar todo en manos de extraños y menos en las de él que no hacía más que presionarme para que firme los papeles y cederle mi puesto.

Después de comer Kathia y yo regresamos a trabajar, aún tenía esa molestia cada vez que pensaba en la escena de Adriano con Isabella. 

<< ¿Celos? >>

Absurdo, ¿Por qué habría de tener celos? Simplemente no quería que los abogados den una mala imagen, eso es todo.

Presiono el intercomunicador para comunicarme con mi secretaria. 

Lucia por favor, pídele a Adriano Castillo que venga a mi oficina.

—Enseguida. 

Veremos si está al día con el caso que le asigné, quiero que me dé un informe. Si tiene tiempo de andar conversando tan alegremente seguramente tiene mucha confianza en su trabajo.

Unos golpes en la puerta anunciaron la llegada de Adriano. Acomodo mi cabello y miro mi ropa, blanqueo los ojos al darme cuenta de lo que estaba haciendo.

Boss LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora