Capítulo 7

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—Primero, relájate que me estas poniendo nerviosa —pide Kathia sentándose frente a mí.

—¿Como quieres que lo haga? —siento los nervios a flor de piel— ¡Jamás he llevado un caso Kathia!

—¡Anthonella! —exclama levantando las manos—, cálmate. Te voy ayudar y estoy segura que el señor Torres también lo hará, tú solo no te estreses.

—Gracias Kathia. —Me pongo de pie y empiezo a caminar por la estancia—, pero eso no quita que tenga los nervios de punta. ¡Maldito Gómez!

—Todos escuchamos sus gritos —me mira interrogante—, ¿Qué es lo que te reclamaba?

—Vino a exigir que le asigne un caso —suelto un gran suspiro.

—El del congresista Gutiérrez, algo de eso entendí —sus ojos me seguían— ¿Puedes sentarte? me pones nerviosa con tanta vuelta.

Resoplo y vuelvo a sentarme frente a Kathia.

—Le di ese caso a Martha Orellana porque me pareció lo mejor. —Paso las manos por el pelo con cansancio—, nunca pensé que ese hombre reaccionaria así.

—Lo mejor es que te pongas a trabajar en el caso de una vez, no puedes echarte para atrás.

—Lo sé Kathia.

—Lo harás bien, nos informaremos bien de todo y veras que tendrás una defensa sólida.

—Gracias. —Camino hasta la puerta—, voy a pedirle el archivo a la abogada Orellana y me pondré en ello de una vez.

—Me parece bien. —Mi amiga se pone de pie.

Cuando salimos de mi oficina, las personas que estaban afuera se nos quedan viendo. Frunzo el ceño mirándolos y todos empiezan a moverse.

Camino con paso decidido hasta la oficina de la abogada Orellana, su secretaria no estaba en su lugar así que toco la puerta y entro.

—Señorita Hernández —La abogada se puso de pie en cuanto me ve en la entrada— ¿Qué puedo hacer por usted?

—Tengo que hablar con usted con respecto al caso del congresista Gutiérrez.

Me siento frente a ella.

—Justamente estoy revisando todo. Este es un caso muy importante y agradezco mucho que me lo haya ofrecido a mí. 

<< ¡Perfecto! ¿Y ahora como le digo? >> 

—Respecto a eso. —Me remuevo con incomodidad sobre la silla—, ha ocurrido un inconveniente.

—¿Que sucedió? —pregunta.

—Gómez. —Ante la mención de su nombre su rostro refleja entendimiento—, él se acercó a mi oficina y me exigió que le diera el caso a él.

—¡Oh! —Empieza a juntar todos los papeles que tenía sobre su escritorio—. Entiendo que haya tenido que darle el caso a él.

—Claro que no —la interrumpo—, me negué rotundamente a entregarle el caso a él. Pero de algún modo terminó exigiendo que yo llevara el caso y lo hizo delante de todos los abogados. Comprenderá que no tuve más remedio que aceptar. Lo siento mucho.

Termino contándole la verdad, creo que es mejor si le digo como sucedieron las cosas.

—No se preocupe, se perfectamente como es Gómez. —Me entrega la carpeta con todos los papeles referentes al caso—. Mucha suerte, este caso es complejo.

—Lo sé.

Me pongo de pie y salgo.

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Boss LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora