Capítulo 4

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Adriano suelta una risita contra mis labios, y acomoda sus antebrazos a cada lado de mi cara, sus manos agarran mi cabeza, acariciando.

Ansiosa por aliviar un poco mi agonía me muevo debajo de él.

Él besa mis labios mientras que de una estocada se mete dentro de mí. Un fuerte gemido escapa de mis labios. Lo miro a los ojos, tiene la boca ligeramente abierta tratando de regular su respiración.

Empieza a retroceder con una lentitud enloquecedora, lo veo cerrar los ojos y vuelve a penetrarme, lo escucho gemir y yo lo acompaño con un fuerte gemido.

Vuelve a repetir su acción, pero esta vez no se detiene, su vaivén que al principio es lento, toma más velocidad, lo acompaño moviendo mis caderas para encontrar las suyas. Mis manos inquietas pasan por su espalda hasta llegar a su duro trasero apretándolo.

Me embiste con fuerza y arqueo la espalda, todas mis terminaciones nerviosas están a flor de piel, disfruto de cada roce de su cuerpo contra el mío. Siento sus labios bajar hasta mi cuello, regando besos húmedos y suspiros, sus labios vuelven a encontrar los míos y los besa con brusquedad, mordiendo mi labio inferior.

Me siento llena de él, y es delicioso todo lo que siento.

—Estas tan estrecha —susurra contra mis labios. Sus palabras me estremecen.

Sus caderas siguen embistiendo cada vez más rápido y con fuerza. De pronto siento como en mi interior crece esa deliciosa sensación de placer.

—Eso nena... córrete para mí —balbucea con voz ronca. Mis manos aferran la sábana con fuerza.

Grito de placer cuando siento el orgasmo llenarme por completo. Mi cuerpo se tensa y me arqueo de puro placer. 


<< ¿Como pude dejar esto de lado todos estos años? >> 


Después de unas estocadas más él alcanza su propio placer gimiendo mi nombre. Sin salir de mi interior se deja caer sobre mi cuerpo escondiendo su cara en el hueco de mi cuello, ambos tenemos la respiración irregular. Siento mi corazón palpitar con rapidez. 


<< ¡Ha sido increíble! >> 


Adriano levanta su cara, sus ojos brillan y jadea recuperando su aliento. Me regala una sonrisa de lado y se inclina para darme un suave beso en la comisura de mis labios.

Despacio sale de mí, arrancándome un ligero gemido. Todavía estoy algo sensible. Se pone de pie y lo miro atenta.

—Voy a tirar esto. —Camina hasta lo que supongo es el baño y me regala una espléndida vista de su trasero redondo y duro.

Cubro mi cuerpo con la sabana y me acomodo de lado. Cuando Adriano regresa a la cama se hecha a mi lado y se cubre con la fina sabana.

Sin decir nada se acerca a mí y me da un beso en la frente, cierro mis ojos y sonrío.

******

Siento los músculos de mi cuerpo algo adoloridos, trato de girar, pero un brazo alrededor de mi cintura me lo impide.

Abro los ojos de golpe, parpadeo para aclarar mi mente somnolienta. Y todas las imágenes de lo que hicimos anoche estallan frente a mí.

Sonriendo alejó el brazo de Adriano y me pongo de pie con cuidado de no hacer ruido. Miro por un momento al hombre dormido plácidamente en la cama. Es increíblemente guapo, más aún cuando te mira con esos ojos azules que parecen ver hasta tu alma. 

Boss LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora