Capítulo 5

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Toso con fuerza, tratando de respirar. Mis ojos se llenan de lágrimas por el esfuerzo de tratar de respirar.

—¿Estas bien? —la voz ronca de Adriano invade toda la oficina.

—Si —digo con voz ahogada. Respiro con fuerza antes de seguir hablando—, ¿Qué haces aquí?

—Trabajo aquí a partir de hoy —Me mira levantando una ceja—, no imaginé que tú fueras la jefa de este buffet. ¿Por qué no lo mencionaste?

—Tu tampoco mencionaste que eras abogado —regaño cruzándome de brazos.

—La verdad es que no hablamos de eso —responde con una sonrisa de lado.

Me siento derecha en mi silla, estoy tensa como una vara. Le indico que se siente, él camina con elegancia y se sienta frente a mí.
Coloco mis manos cruzadas sobre el escritorio y lo miro desafiante.

—No quiero que nadie se entere de lo que paso entre nosotros —suelto de pronto.

Adriano levanta las cejas sorprendido y me mira unos minutos

—Lo que pase en mi vida privada, es eso, privada. —Suelto un poco del aire que había estado reteniendo mientras esperaba su respuesta.

—Me alegra escuchar eso —Me cruzo de brazos y me apoyo en el respaldar de la silla—, como vez, soy la jefa y no estaría bien visto que se sepa que tuvimos un encuentro de ese tipo.

—Tranquila, lo que pase entre nosotros no será comentado a nadie.

—Adriano, lo que pasó entre nosotros no volverá a pasar, te lo dije, esto fue solo algo de una noche.

—Las cosas se harán como tú quieras. —Él también se cruza de brazos—. Me dijeron que viniera aquí a presentarme. ¿Necesito saber algo más?

—¿Ya te han asignado una oficina? —Agarro su hoja de vida y empiezo a ojear un poco. Tiene bastante experiencia, hace unos años que ejerce y no ha perdido ningún caso que se le ha asignado.

—Si, los de recursos humanos ya me la asignaron. Solo me faltaba conocer a la... jefa —explica con una sonrisa en los labios.

—Bien, espero que te sientas a gusto aquí. —Apoyo mis brazos sobre la mesa—. Con respecto a los casos, eso deberá esperar, por lo menos por hoy.

Me pongo de pie y camino hasta la ventana. Miro todos los carros y personas que transitan. Suelto un suspiro y giro.

—Como seguramente escucharas, si es que no lo has hecho ya, hoy es mi primer día frente al Buffet y debo ponerme al día con todo. Pero en cuanto este al tanto de todo esto te asignaré un caso. Por lo que he visto eres muy bueno así que no demoraré en darte algo.

Adriano, que había estado en silencio observándome, se pone de pie y camina hasta quedar frente a mí.

—Algo he escuchado en los pasillos, pero nunca imaginé que tú fueras de quien hablaban. —Se acerca un poco más a mi—. Pero no te preocupes, tómate tu tiempo. Y en cuanto puedas dame algo en lo que pueda trabajar.

Retrocedo un poco para mantener la distancia entre los dos, pero éste suelta una sonrisa de lado y da un paso más hacia mí.

—Pero con el otro asunto —Roza mi mejilla, es una leve caricia con la punta de sus dedos, casi no la sentí—, yo puedo contenerme y no volver a hacer nada que no quieras, pero... ¿Podrás controlarte tú? 


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