Capítulo 10

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—¿Cómo es posible que hagan esto? —chilla con fastidio el congresista Gutiérrez.

—Entiendo su molestia, pero todo es un proceso.

—¡Me importa una mierda! —brama—, ese malnacido asesinó a mi pequeña. Quiero ver qué se pudra de en la cárcel.

—Debe calmarse señor Gutiérrez —pide Adriano—, en este momento es mejor retirarnos, afuera hay muchos periodistas.

—Recuerde que no debe hacer ningún comentario, es mejor para el caso —le recuerdo—, y tranquilo que todo está yendo como se ha previsto.

Había sido un día muy largo, el juicio había empezado y no ha sido nada fácil hasta ahora. Afortunadamente había decido escuchar a Kathia y había decidido tener un abogado de respaldo y ese era Adriano y no tenía nada que ver con lo sucedido en mi oficina hace unos días, él es un excelente abogado penal y tiene mucha más experiencia que yo.

—De acuerdo —gruñe una vez más el congresista.

Los tres salimos del lugar y automáticamente una manada de periodistas se abalanzan hasta nosotros, lanzando múltiples preguntas. Entre Adriano y yo logramos que el congresista llegara a su auto.

Una vez solos puedo soltar todo el aire que había retenido durante todo el trayecto. Llevo mi mano a mi cuello y lo aprieto tratando de liberar la tensión que me invadía.

—¿Qué te parece si cenamos algo y luego te llevo a casa?

Lo miro con duda unos minutos antes de asentir con la cabeza. En silencio avanzamos hasta su auto.

******

—¿Vamos hablar de lo que pasó?

Dejo de jugar con la comida en mi plato y miro a Adriano.

Habíamos llegado a un restaurante bastante elegante y después de hacer nuestro pedido nos habíamos dedicado a hablar de trabajo. Pero ahora él tocaba el tema que había estado tratando de evitar.

—¿Qué quieres que te diga?

—No sé. —Se encoge de hombros—, de pronto te abalanzaste sobre mí. Me tienes un poco confundido con tus cambios de humor.

—Es simple Adriano. —Me cruzo de brazos apoyándome en el respaldar de la silla—, me gustas y me gusta pasar tiempo contigo, la pasamos bien.

—Entonces, ¿A dónde quieres llegar?

—No quiero nada en especial, podemos seguir como hasta ahora. Pero no podemos tener una relación mi nada parecido, si es eso lo que tú estás buscando entonces debo dar un paso al costado.

—¿Y por qué no? —enarca su ceja.

—Recién estoy al frente del buffet y nadie me toma en serio, piensan que no puedo con toda la responsabilidad. Dime tú qué pensaran todos si se enteran que me estoy relacionando contigo. Además, no quiero tener ninguna relación en este momento —explico.

—De acuerdo entiendo —responde—, lo mejor será que seamos amigos. Así no complicamos las cosas.

—Es lo mejor. 


<< ¡¿Lo mejor?! ¡Vamos Anthonella, lo que tú quieres es llevártelo a tu cama! >>


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Aún es temprano, había llegado por lo menos unas dos horas antes al juzgado. Y es que, con todos los nervios que tenía últimamente no podía quedarme quieta en casa.

Boss LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora