Sam había llegado a la mansión a eso de las once y treinta de la noche, y para molestia suya Bucky aún no llegaba. Loki y Thor estaban durmiendo, Steve y Tony seguramente no, y Peter no estaba, suponía que debía estar con Wade. Sam resuelve entonces sentarse en uno de los sofá de la sala de estar y aguardar a que James regrese. Doce en punto de la media noche, Bucky aún no llegaba y Sam impacientado mueve su pie con furia y ansiedad; doce con cuarenta minutos y ni rastros de Bucky, entonces empieza a preocuparse, camina de un lado a otro mientras resopla molesto y gruñe; una con veinte minutos de la madrugada, si Bucky no aparece en ese instante es capaz de ir a buscarlo aunque deba levantar cada piedra. Y no aparece, Sam entonces va por una chaqueta a la habitación de Barnes –suya, porque la habitación de Bucky es también su armario– y regresa a la sala para colocarse los zapatos que algún momento se quitó; pero no le hace falta salir, son la una con treinta minutos y Bucky está llegando.
— ¿En dónde y con quién estabas?
— Sam — Bucky jamás espero que alguien siguiera despierto, aún menos encontrar a Sam en casa, así que la voz molesta casi lo hizo infartarse — casi me matas de un susto. ¿Te quedarás hoy? Porque ya iré a dormir.
— Te hice una pregunta, Barnes — ni siquiera tenía el derecho, porque la relación de él y Bucky aunque fueran una pareja, no era más que sexo casual, pero lo tomó con fuerza de un brazo para obligarlo a quedarse y responder.
— Vaya, ¿acaso el alfa olvidó que no soy su omega y que eso significa que hago lo que yo quiera?
— No seas necio, madura — eso ofende al omega, pero no puede decir nada porque Sam ha seguido hablando — mira la hora, James. ¿Qué son estas malditas horas de llegar?
Bucky ni siquiera puede creer que Sam tenga tan poca vergüenza como para reclamarle aquello, principalmente cuando fue un cobarde que huyó de él; entonces lo mira fijamente, niega con molestia, y luego de mostrar su enfado en un gesto extraño, se va.
Sam va tras él, porque a él ningún omega necio lo va a dejar con la palabra en la boca, y menos el insoportable de Bucky. Necesita empujar la puerta porque Bucky intenta cerrarla en su cara.— Te dejo unos momentos y ya andas de culo suelto, si tanto necesitabas que te follaran me hubieras llamado.
— Primero ve a hacer que te crezca el pene, tal vez te llame cuando puedas satisfacerme.
— Según recuerdo, gritas como gata en celo. "Aaah Sam, más" — fingió un quejido muy exagerado.
— Ya vete, no tienes ningún derecho a estarme fastidiando — y lo intentó echar de su habitación, pero Sam fue más fuerte y lo tiró a la cama colocándose sobre él; el que bajara su cremallera le dejó bien claras las intenciones a Bucky — sigo en mis días fértiles, Sam.
— Cierra la boca, no puedes estar en esos días siempre.
— Seré tan fértil como a mí se me de la gana, los días que a mí me de la gana, ¿entiendes?
— ¿Estás intentando manipularme con esto?
— Tal vez sí, tal vez no — respondió alzando los hombros, y le dio una sonrisa malvada — pero cómo podrías saberlo, no pensarás arriesgarte.
— Ojalá el tiempo pasara más rápido.
— ¿Qué?
— Para que dejes de ser tan infantil — Bucky entonces resopla con fastidio — bien, ¿qué es lo que la niñita desea?
— Fácil, cielo — le dice con un sarcasmo tan evidente que hace preocupar a Sam — si quieres cogerme tendrás que hacerme sentir bien antes, nada de "quiero cogerte", ¿comprendes?
— Perdón, ¿qué?
— No me hagas colocar estúpido en tu lista de virtudes, Sam — entonces Falcón se indigna, si eso iba a la lista de virtudes, no quería ni imaginarse la lista de defectos — hacerme sentir bien, es fácil. Un detalle por aquí, otro detalle por allá.
— No seas ridículo, no soy tu sugar daddy.
— Muy bien. Espera, le preguntaré a mi culo si quiere tu pene dentro — Sam lo observa con una ceja arqueada mientras él finge conversar con su trasero — parece que no se va a poder, porque estoy muy fértil.
— Mientes.
— Déjale eso a Loki, yo sería incapaz.
Sam golpea su puño en la pared, y después de decirle a James que no lo soporta, se larga de ahí. Bucky se siente divertido y estresado en partes iguales, espera que ese necio dé el brazo a torcer pronto, porque realmente necesita follar.
El conductor del taxi que Sam ha detenido va con obvias razones nervioso, no sabe porqué ese hombre luce tan molesto, y al bajar es tanta la cólera del pasajero que tira los billetes que debe pagar. Bucky por su parte ya está dormido.