Prólogo.

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Apretaba los párpados de sus ojos intentando recordar todo con toda la exactitud posible.

Quería contarlo todo, eso lo sabía. Contar todo lo que le había pasado.

Contarlo y recordarlo, pero sin derramar ninguna lágrima.

Ya habían pasado muchos años. Tenía que haberlo superado ya, ¿no?

Al fin y al cabo Mireya ya tenía ventinueve años.

Miró el reloj. 12pm. Tenía dos horas para, cerrar los ojos y recordarlo.

Y eso hizo.

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