6.

91 6 0
                                    

──Mireya.── Comenta Diana mientra se sienta en mi cama e interrumpe mi lectura.

Ya han pasado algunos meses, siento que estoy mejor respecto a la ansiedad.

──¿Sí?── Digo y cierro el libro, antes poniendo el marcapáginas.

──Te quiero hacer una pregunta.── Dice ella.

──Adelante.──

──Si pudieras decirle algo por última vez a los abuelos. ¿Que les dirías?── Comenta ella y me pilla por sorpresa.

──¿Y eso?──

──Si cuándo fallezca, los vuelvo a ver. Si quieres podría decirle algo de tú parte.──

Eso me da una patada en el corazón. Pero le pongo una tirita, la curo rápidamente y respondo. ──Diles que les quiero.──

──Entendido.── Dice ella y sonríe. Me da un beso en la mejilla y sale con esa sonrisa de la habitación.

(...)

Estamos todos riéndo en la sala de estar.

Mañana cumplimos 13 años. Las tres.

Hemos estado hablando de anécdotas de la clase y nos hemos hechado bastantes risas.

──Fue muy gracioso, nada más entregaron el examen, la maestra explicó la primera pregunta y Juan dijo "¿Y... cuándo va a ser la recuperación?"── Dice Emma con un poco mejor animo que otros días y todos echamos a reír.

──¡Recuerdo ese momento!── Dice Diana entre risas.

Y así nos pasamos varias horas, parecía que las anécdotas no acababan.

Una risa que otra más. Y después, un grito. ──¡Diana!── Giro mi cabeza hasta el ruido. Es Emma. Seguidamente miro a Diana. Ella no había reído. Está pálida. Y, en cuestión de segundos, cae al suelo.

──¡No Diana! ¡No!── Grito y voy hacia ella. La abrazo con todas mis fuerzas. Pero no ayuda nada. Emma hace lo mismo, mientras que mis padres llaman a una ambulancia.

Diana no tiene pulso.

Viva. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora