8.

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Faltan dos días para mis catorce.

Un día para que mi hermana cumpla un año fallecida.

Últimamente me doy cuenta de que, la pandilla que tenía hace un año Emma, se a disuelto.

Ahora se junta con una o dos personas, a veces, ni eso.

No es la misma. Extraño mucho sus chistes y su humor.

Aunque la entiendo. Me miro al espejo y veo que no soy capaz de sonreir como antes.

Al llegar de la quedada con Lucía, mi amiga. Voy a dejar mis cosas en mi habitación, y seguidamente voy al baño. Y eso hago. Al llegar al baño me fijo que la puerta está cerrada con plestillo.

Emma nunca había hecho eso.

──Vamos Emma, ¡Me voy a mear!── Digo y no escucho respuesta, así que voy al salón para hacer tiempo.

Pero, cuando entro en el salón, me sorprendo muchísimo. Todo esta desordenado. Hay marcas de puños en las paredes y han dado varias patadas a la mesa.

¿Emma? Vuelvo a la puerta del servicio. ──Emma, dejame pasar. ¿Estás bien?── Y ahí es cuando oyo sollozos. Está llorando.

No sé que hacer. ¿Porqué no me responde?

Miro por las rejas pequeñas de la puerta y la veo.

Veo a Emma, pero con el pelo de antes. Veo a Emma con sus ondulaciones y su estilo de ropa con las manos remangadas y sangrando.

Veo a Emma, con una cuchila en la mano, haciendose cortes muy profundos en sus brazos y piernas y seguidamente, tomando una pastilla de un tarro mientras llora.

──¡Emma! ¡Emma! ¡¡Emma!!── Me pongo nerviosa y comienzo a patalear la puerta.

Al ver que no pasa nada. Me lanzo sobre esta y no se cae.

Comienzo a llorar de rabia. Voy a la cocina y agarro el cuchillo más afilado y grande que veo.

Mi madre no está en casa.

Voy corriendo a la puerta y golpeo muy fuerte la puerta con el cuchillo.

──¡Emma porfavor!──

Sigo escuchandola llorar. Pero seguidamente para y oigo un cuerpo caer. Sigo acuchillado la puerta un buen rato, hasta que consigo hacerle un abujero y entrar por ahí.

Al entrar, me quedo sin aliento.

Emma está en el suelo. Y un charco muy grande de sangre la rodea. Tiene un bote de pastillas en una mano, y el cuchillo de antes en la otra.

Tiene cortes por todo el cuerpo, a veces palabras, sobre todo las de "Oscura" "Culpa" "Azul" lloro más. Mientras sostengo su cadáver esperando que respire. Me doy cuenta, que, tiene puesto un collar, este nunca antes lo había visto. Es un pequeño bote unido a una cuerda y que lleva una gota de sangre dentro.

Viva. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora