XII

892 104 1
                                    

XII este día, yo me sumergo

Que deberia esperar, cada vez que espero más en soledad, siento que es en vano, que nunca volverás pero te siento en cada lugar.

Sólo me quedaba caminar como lo había hecho a diario antes de que me dieras alguna palabra, el colorido pueblo, con niños jugando, fruta cosechada de la mañana y los marinos llegando con la pesca necesaria para el día.

Se escuchaba la brisa del mar y cuando el ruido inundaba podía oir nuevamente esa bella armonía, que traía recuerdos de aquellas suaves escamas, aquellas palabras tan directas y esa piel tan tersa quemada por el sol.

Me saca a la fuerza de entre la multitud aquella armonía, en el primer lugar de encuentro, en aquel barranco donde te vi por primera vez, aquel barranco donde nos encontrábamos, aquel barranco donde debía a ver muerto, se arrastraba con las olas para disolverse en el mar, las últimas esperanzas de volver a encontrarte me habían inundando nuevamente.

Y como nunca sus ojos se inundaron en lágrimas, los sollozos lo ahogaban y frotaba sus ojos desesperado por detenerse, ¿que debía hacer ahora?.

— ¿qué clase falsas lágrimas son esas? Como una bestia fría como tu podría llorar, que desagradable

La misma cambia forma quien ya había intentado matarlo estaba a sus espaldas, no se había volteado aún pero la reconocía con facilidad y más al escuchar como cargaba el revolver en sus manos.

— ¿sabes que eso no me matará?

— No soy tan ingenua, tu estado no es el mejor como para recistirlo ¿No es verdad?

— entonces dispara rápido . . ..

"Tal vez así pueda volver a su lado"

El rostro del rubio estaba pálido, con ojeras que se expandian por sus párpados, sus labios descuidados con múltiples cicatrices, sus ropas no estaban en los mejores estados, y no se vio interesado en defenderse siendo que le era más fácil que respirar en esos momentos.

Los rayos del sol se asomaban entre las nubes iluminando las bellas aguas, formaban el cálido ambiente entre el envolvente ruido de las olas que chocaban, el golpe de la bala vacila entre el sonido de las olas siendo casi inexistente, no debería pero mi cuerpo no hace nada por evitarlo, al levantar la ola, en ese día me sumergo sin luchar contra ello.

Me disuelve entre el reflejo azul desteñido, sólo purifico mi alma, y las lágrimas son inexistentes, la soledad, el frío y el ahogarse en el deseo de estar a tu lado siendo consiente del daño que te daré, que el agua se lleve todo aquello que no debo cometer.

Aquamarina. AU Mikayuu. Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora