Mi Ares

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Salgo del instituto y voy directa al coche de mi padre que ya me está esperando.

Subo y dejo la mochila en los asientos de atrás.

—Hola pa

Beso su mejilla y me pongo el cinturón.

—¿Que tal las clases, cariño?

Sonrío orgullosa. —Un 8 en matemáticas y un 10 en dibujo

—Por algo eres mi hija favorita.

Río y le miro.

—No tendrá nada que ver que soy la única hija chica que tienes, ¿Verdad?

—En absoluto

—Ya

Río y pongo la radio.

Cuando llegamos a casa voy corriendo a mi habitación y dejo la mochila en la cama.

Bajo las escaleras corriendo y busco con la mirada a alguien.

—¿Ares?

Voy al sitio donde se puede poner, y cuando lo veo le cojo sonriendo.

—Hola bebé, ¿Echaste de menos a mami?

Se acurruca en mi mientras yo le acaricio y beso su cabeza.

Mi lindo gatito.

Se llama Ares, por qué es negro y tiene los ojos azules.

A través de mi ventana, que a hecho mucho daño.

¡Ja! Raquel, yo también tengo un Ares.

Lo compré negro por qué al igual que a mí, la gente huye de él solo por los rumores de que los gatos negros dan mala suerte.

También a papá le hizo gracia que tuviera el pelo negro y los ojos azules, al igual que yo.

Eso siempre a generado muchas burlas en mi familia, dicen que es lo más parecido a un hijo que voy a tener por qué nadie me aguanta. Dónde esté el amor familiar que se quite todo.

Me siento en el sofá con mi bebé encima y lo acaricio jugando con el.

—¿Quien es mi bebé hermoso? —pongo la voz que todo el mundo pone cuando habla con algún bebé— Siiii, tú bebé.

Sonrío al oírlo ronronear.

Cuando mi madre dice que la comida ya está dejo a Ares y voy a la cocina, no sin antes lavarme las manos en el baño.

Cuando mis hermanos ya están en la mesa comemos todos juntos, es como una tradición, da igual lo ocupados que estemos siempre tenemos que comer juntos. La comida pasa con una conversación normal, en la que mi hermano mayor, Cristian, nos cuenta que tiene un nuevo compañero en la universidad que acaba de mudarse. Y mi hermano pequeño, está comiendo, pero su babero y cara tienen más salsa de tomate que todo lo que ha comido.

Cuando acabamos recogemos la mesa y subo a mi habitación, con Ares. Por supuesto.

Me tumbo en la cama y me quedo viendo Instagram y cosas así en mi móvil.

(...)

Me acabo de duchar y estoy en mi cama pintando las uñas de mis pies de rojo cuando mi hermano entra sin llamar.

Le miro y antes de que pueda decir nada pregunto,

—¿Vas a salir?

—Que no pesada.

Es como las quinta vez que se lo pregunto hoy.

—¿Y tú?

Niego.

—Wow, quien eres y qué has echo con mi hermana.

Río y el se tumba en mi cama, mientras en la habitación se escucha la sexy voz de Billie Eilish y yo me pinto las uñas, mi hermano me cepilla el pelo, otra tradición. Siempre me cepilla el pelo.

—Kylie...

Me giro para mirarle.

—¿Si?

Noto que duda antes de hablar, abre la boca pero la vuelve a cerrar. Yo la mira intrigada, el me mira serio y parece que cambia de opinión. —Nada, ¿Vamos a tomar un helado?

Sonrío confundida. —Claro, pero... ¿Que querías decirme?

—Es solo que mi compañero nuevo, tiene una hermana de tu edad y mañana empieza el instituto. —asiento para que sepa que le escucho— Solo, ¿Pórtate bien con ella, si?

Miro a otro lado y asiento. —¿Sabes que no disfruto ser así, verdad?

No dice nada.

Suspiro y le miro. —¿Crees que soy mala persona?

—Kyl, no es mala persona. Pero tú lo pasaste mal, y en vez de ayudar a la gente, les estás haciendo lo mismo.

—No quiero que me vuelvan a hacer daño.

—Les das miedo, y eso no es bueno. Creo que si fueras tú misma te tendrían respeto y no te haría nada.

Me callo unos segundos. —Se nota que a ti nunca te han echo nada.

—Kylie...

—No, Cristian. A ti nunca te han pegado, ni encerrado en tu taquilla por horas, ni te han cortado el pelo, ni te han obligado a besar a alguien. Puedo seguir diciendo las cosas que me hacían si quieres, pero eso no cambiará nada. ¿Sabes una cosa? Tampoco soy tan mala con ellos. Solo les hago saber quién manda, nunca les he tocado físicamente. —le miro a los ojos— cosa que tú queridita novia sí ha echo conmigo.

El se queda callado.

—Ahora  por favor, sal de mi habitación.

El me mira, pero sale sabiendo que es mejor dejarme sola.

Su actual pareja es la que me acosaba hace unos años, y no es nada agradable verla en mi casa, cogida de la mano de mi hermano, y hablar con mis padres como si nada hubiera pasado.

La chica que me destruyó la vida, se acuesta con la persona que creía que me protegería siempre. Precioso, ¿Verdad?

Después de eso, solo me apetece salir y emborracharme. Así, que cojo el móvil y llamo a mis perritas falderas. Alison y Bridget.

Cómo siempre me lo cogen en seguida y están dispuestas a ir a la mierda si yo se lo pido.

Sin perder el tiempo me levanto, y me maquillo, me echo pintalabios rojo, por qué eso me hace sentir una mujer poderosa, y también me pongo ropa interior negra.

Después cojo el vestido más ajustado que tengo, es negro y me llega unos 6 dedos por encima de la rodilla. Me pongo mis sandalias de tacón.

Y cuando ya estoy completamente lista, me voy de fiesta.

The bad girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora