El bebé.

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Bueno, yo realmente no esperaba que Leslie hiciera mi tarea de matemáticas, por eso me sorprendo cuando veo en el escritorio mi libreta de cálculo con los ejercicios hechos.

La cojo al tiempo que ella entra a nuestra habitación.

—Esto... Leslie, no hacía falta que lo hicieras, era una broma.

—Oh, —se sonroja— de todas formas solo tuve que copiarlos, yo ya los tenía hechos.

—Uh... Gracias.

Solo asiente y me da media sonrisa antes de sentarse en el suelo, coge su móvil que está cargando.

—Y... Puedes sentarte en la cama.

Si, yo realmente fui tan mala como para no dejarla sentarse.

—Estoy bien aquí.

¿Por qué mierda me siento tan mal?

Me siento incómoda en mi propia casa, y no es por ella, es por mi. Yo realmente soy una mala persona,  y es por eso que tengo está sensación quemándome el pecho en este momento.

Me dirijo hacia la puerta para salir. En mi cabeza solo puedo repetir que debo pedirle perdón por todo, es por eso que me giro dispuesta a hacerlo, pero en última estancia me volteo y salgo de la habitación.

Llamo a la puerta de la habitación de mi hermano, y esta se abre sola.

Lo veo mirando por la ventana, relajado, mientras está con su móvil.

—Cristian. —Voltea y me sonríe.

—Ky, ¿Dónde estabas?

—He ido a acompañar a Liam al médico y después con Keisi a dar una vuelta, ¿Por cierto a venido?

Asiente.

>>¿Que quería?

—El otro día me dibujó y ella no quería mostrarmelo. Así que después de hacerme el interesante y no hablarla me ha traído un dibujo de mi nuevo.

Río, la verdad es que dibuja de maravilla, a mí también me ha dibujado y es asombroso.

—¿Puedo verlo?

Asiente y va en busca de él a la mesita, se acerca a la puerta para dármelo y vuelve a la ventana.

Alzo las cejas al ver lo personal que luce este dibujo, solo se ve de pecho para arriba. El dibujo se ve sin camisa, fumando. Incluso están los lunares que mi hermano tiene en el hombro y pecho, y que pocas personas conocen.

Río llamando la atención de mi hermano, veo a Leslie que pasa por mi lado y le cojo la mano. Vaya, sus manos son realmente suaves.

—¿No te parece que este dibujo es muy íntimo, Les?

Ella lo coge de mis manos y ríe.

—Parece como de un momento muy concreto, ya sabes. —Sube y baja las cejas haciéndome reír.

—Si, además, fíjate que incluso ha pintado sus lunaritos.

—Como que lo conoce a la perfección. —Me sigue Leslie, y ambas gritamos y nos separamos cuando mi hermano nos tira un libro.

—Vayanse las dos. —arranca el dibujo de las manos de Leslie y nos da una mala mirada que nos hace reír.

Bajamos las escaleras hasta el salón riendo y mi padre nos sonríe.

—¿Os apetece que pidamos fish and chips para cenar, chicas?

Lo único que hacemos es asentir y sentarnos a ver una serie a la que las dos nos hemos enganchado.

The bad girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora