Río cuando Liam tapa mis ojos desde atrás, mientras andamos, de hecho el a aparcado una calle más atrás para que no sepa dónde me lleva.Pongo mis manos sobre sus manos mientras lo escucho reír.
—¿Dónde me llevas?
—Ahora lo verás, señorita impaciente.
Creo que no puedo dejar de sonreír.
—¿Has secuestrado a Shawn Mendes para mí?
Ríe.
—No.
—¿Adam Levine? —vuelve a negar– ¡Ya se! Vas a confesarme que en realidad eres un gigoló y me vas a hacer un estriptis.
Esta vez ríe fuerte.
—Si eso es lo que quieres yo te lo hago.
—Liam el león, grrr.
Ríe más y siento el beso que deja en mi mejilla mientras seguimos andando.
—Escalón.
Alzo el pie pero grito cuando Liam baja una mano de mis ojos y con solo un brazo me alza, y sube las escaleras.
—Bajame, bajame.
Me deja en el suelo pero está vez, se agacha y con sus dos manos me alza y me deja sobre su hombro.
—¡Liam!
—Shhh, calla loca.
Río y se adentra en un ascensor, me deja en el suelo y pulsa el número 4. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
—¿Dónde estamos?
—Ahora lo vas a ver –bosteza, cierto que no ha dormido nada, yo al menos he dormido una hora antes de que los celos de mini Kylie me despertarán. – Tengo sueño.
—Yo también.
Me sonríe antes de abrazarme, envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, siento sus labios en mi cabeza y creo que hace una foto en el espejo.
El ascensor avisa que estamos en la planta y abre sus puertas, salimos de la manos y Liam saca de su chaqueta unas llaves con las cuales se encarga de abrir una puerta.
Entro detrás de él y lo primero que veo a la derecha es una pequeña cocina, cuando avanzo entro a un salón bastante amplio y un pasillo con varias puertas a la derecha del salón.
Sonrío, me gusta este apartamento.
—¿De quién es?
Me sonríe. —Mio, mis padres querían comprarlo cuando vinimos para mí, ya que en España tenía mi propio apartamento, pero este quería pagarlo yo.
Sonrío. Lo admiro.
>>Me han ayudado a comprarlo, pero me siento orgulloso de que la mayoría ya he pagado yo.
—Yo también estoy orgullosa de ti.
Se acerca a mi y me lleva de la mano a la cocina.
—¿Has cenado?
—No.
Se quita la chaqueta y la deja en una silla, le imito dejando la mía y me siento en la silla cuando me lo pide mientras el se empieza a movilizar por la pequeña pero cómoda cocina para hacer algo de cena.
—No me digas que también sabes cocinar.
Lo único que hace es sonreírme de forma orgullosa y guiñarme un ojo. Él es jodidamente perfecto.

ESTÁS LEYENDO
The bad girl
Romance¿Por qué nunca cuentan la historia de la chica que es una perra? ¿Por qué siempre se escucha la historia de la chica buena? ¿Por qué no hay historias de las chicas que intentan quitarle el novio a otras? ¿Dónde está la historia de la reina del inst...