The bad girl

3 de mayo.

Liam está insoportable.

Me gustaría preguntarle qué es lo que le sucede pero lo único que hace al verme es besarme y luego llevarme a la cama. La primera vez pensé que podriamos hablarlo después, pero quiero hablar y el no me deja, no me escucha. Después de hacerlo el prácticamente me hecha de su apartamento con excusas.

Me trata como si fuera su pelota anti-estres.

Luego pienso que puede que sea por lo de Keisi, ya sabes, embarazada a los 17. Pero de nuevo no puedo preguntarle porque cabe la posibilidad de que el aún no lo sepa.

Así que después de que me hiciera lo mismo cuatro veces a lo largo de la semana, decidí no volver.

Hasta hoy.

Él me ha llamado y en su voz notaba algo distinto, como si realmente me necesitará, es por eso que estoy aparcando el coche cerca de su apartamento.

Pongo la alarma cuando salgo y camino hasta su portal, llamo al telefonillo y directamente abre.

Cojo el ascensor y cuando salgo me dirijo a su puerta, mis tacones suenan a cada paso que doy. No me hace falta picar porque Liam abre la puerta y prácticamente se arroja a besarme y nos hace entrar.

No niego que le sigo un poco el beso, porque bueno, los besos de Liam son los besos de Liam.

Pero rápidamente recuerdo que en una semana no me ha hablado por WhatsApp, y cuando me llama para que nos veamos después de que hagamos cosas perversas el prácticamente me echa de su apartamento.

Me separo y pongo una mano en su pecho porque por lo que veo el no tenía intención de separarse.

—Liam para.

No tengo que repetirselo dos veces porque el se aleja, quizás sí lo hubiera hecho la primera vez el se hubiera separado.

—¿Que pasa?

—Tenemos que hablar.

—¿Tiene que ser justo ahora?

—Si, tiene que ser justo ahora. El otro día me gritaste y cuando vine a hablar contigo te faltó ponerme una cinta en la boca para que no hablara y... ¡No me estás escuchando! —Digo cuando veo que ha cogido el móvil.

—Te estoy escuchando, Kylie. Keisi me estaba hablando por eso estoy apagando el móvil.

Suspiro, y parece que hacerme la fuerte todos estos días me está saliendo mal, porque justo ahora quiero derramar las lágrimas que no he sacado está semana.

—Vale.

Aunque lo haya dicho en un susurro mi voz se ha roto, siento las lágrimas en mis ojos pero me ordeno no derramarla, parpadeo continuamente para que desaparezcan pero lo único que pasa es que caen por mis mejillas.

—Ey, ey, ey. —Liam rápidamente me abraza— No llores, no llores. Lo siento.

Bueno, Liam no es muy bueno consolando como podéis ver. Aún así, abrazo su cintura mientras siento su abraza fuerte y sus besos en su cabeza.

—Lo siento, cariño. Perdoname, no llores.  Te quiero.

Creo que escuchar las dos últimas palabras es lo que hace que realmente empiece a llorar mientras lo abrazo, apreto su camiseta mientras mis lágrimas mojan su camiseta.

Y esto es muy importante para mí. Si, cierto que estoy llorando y no hay nada romántico en ello. Pero nadie, nunca, me ha visto llorar. Incluso si puedo que lo haga a menudo jamás me han visto, que justo ahora este abrazada a el mientras lloro en su pecho, es algo importante. Puede que me haya desnudado frente a Liam, literalmente, pero esto es más allá. Está viendo algo que nadie ha visto. Me está sosteniendo.