Mean Phiravich

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Observo muy atento todo a mi alrededor sin perderme de ningún detalle, estoy en un punto estratégico camuflado como un comensal más, llevo semanas sentándome en el mismo lugar, a la misma hora de siempre. A lo lejos la guapa maître, que es la responsable de todo lo que acontece en el amplio salón, me saluda con una reverencia, tiene un gesto de sincera amabilidad en su rostro. Sonrío en respuesta, ella parece sonrojarse, sin embargo desaparece rápidamente del plano de mi visión.

Los músicos de la orquesta sinfónica aparentemente hacen un buen trabajo, animan el lugar y mantienen un público expectante, aunque no disfrute de ese pequeño show, si aprecio en gran medida de todo lo demás, sobretodo de la comida que es una fusión de sabores que vuelve increíble mi experiencia. 

El menú con la opción vegetariana, vegana y la libre de gluten son un plus agregado del que tomé nota desde el inicio, también no deje de lado el menú de "ocasiones" a pedido del cliente, aniversarios, cumpleaños, pedidas de mano, graduaciones, o lo que se te ocurra festejar, todo era parte de un trato especial acompañado de buenos menús sugeridos para la "ocasión". 

Creía que esta sería una tarea rutinaria pero fue todo lo contrario, cada día descubría algo nuevo que me terminaba impresionando.

El ahora concurrido Mezzaluna, que se ubicaba en el piso 65 del Hotel Lebua, era uno de los restaurantes con prestigio en ascenso, con una vista envidiable que he fotografiado muchas veces, el lugar se caracterizaba por tener un aura elegante y alegre, una combinación que no había visto antes en otro lugar. 

Me he visto tentado innumerables veces a felicitar al artífice de todo esto, un joven Chef, uno con demasiado ímpetu el cual estoy observando atentamente en este preciso momento.

Plan Rathavit kijworaluk me ha dejado asombrado con su manera de dirigir a su equipo y llevarlo tan lejos en tan corto tiempo, era un gran líder, eso podía verlo sólo con los movimientos de su cuerpo y su postura, se ve siempre muy seguro de lo que hace. 

No le quitaba la vista de encima, lo veía dando órdenes en un universo alterno ubicado detrás de enormes vidrios que daban visión completa a la zona de la cocina. Pronto vi como se concentraba en terminar la decoración de un plato considerado gourmet con todas sus letras.

Soy consciente que no debería de admirar lo que hace, tanto él como su restaurante eran parte de la competencia más próxima y letal de Nahm,  pero no podía evitarlo, reconocí su talento desde el primer día que pise el Mezzaluna

Necesitaba ese talento de mi lado...

Alguien toca mi hombro, giro en busca de esa persona, era Yatch, tan puntual como un zapato.

—"Disculpa la demora amigo, estaba en casa de... ¡¿Ya ordenaste?!" —Me mira confuso esperando a que lo haya entendido, asiento y vuelvo la mirada en dirección a la cocina, lo encuentro rápidamente.

Al parecer terminó de decorar el platillo indescifrable.

Lo vi reírse y entendí la razón, uno de los novatos de su cocina estaba de un lado a otro buscando algo con preocupación, él lo tomó por los hombros, y con gestos le indicó que se relaje. Le ofreció una bandeja llena de galletas que aparentaban ser de chocolate, probablemente eran las amargas  hechas de porros de café, y no fallé, el novato aprendiz salió corriendo, esas galletas las reconocí en un instante porque había visto esa broma antes, quizás aparte de porros de café tenga algún ingrediente extra.

Plan era bastante peculiar, no sólo era ingenioso, también era un jodido bromista.

Por momentos podía enumerar todas las similitudes que tenía con el legendario David Thompson, uno de los mejores chefs del mundo y antiguo jefe de cocina de Nahm, un auténtico genio en jugar clásicas bromas y en crear las mejores maravillas del mundo culinario. 

Jamás es imposible [2Wish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora