Decimo novena entrega

86 3 0
                                    

El lunes Patrick fue a su oficina sin saber en qué situación se encontraba después de la discusión con su padre.

Lili aprovechó y después de conseguir la dirección de los padres de Patrick, juntó coraje y fue hacia allá.

-Buenos días. ¿En qué puedo ayudarla señorita?

-Buenos días. Vengo a ver al señor Ian Clark, de parte de la señorita Lili Marx. Es un asunto personal.

-Bien le preguntaré al señor si puede recibirla.

Lili se quedó parada fuera de la casa, echa un manojo de nervios.

No estaba segura que era lo que le iba a decir, pero estaba segura de que si quería lograr algo, tendría que mantener su carácter enjaulado.

-Señorita Marx, el señor Clark la va a atender. Pase por favor que la guio hasta su oficina.

-Muchas gracias.

La casa de los padres de Patrick era una mansión, y estaba exquisitamente decorada.

Llegó hasta la oficina donde golpeó la puerta antes de entrar.

-Pase señorita Marx.

-Permiso. Buenos días señor Clark.

-Siéntese. ¿A qué debo su visita? Cualquier asunto relacionado con la empresa, tiene que hablarlo con los abogados.

Lili sintió que le comenzaba a bullir la sangre, así que respiro hondo y contestó.

-Lo que me trae hasta su casa, no es la empresa, es Patrick.

-¿Qué quiere?

-Quiero que reconsidere lo que le dijo a su hijo.

-No tengo porque discutir este asunto con usted.

-Puede que no, pero Patrick se sintió completamente abandonado, por usted y por mí. Él se merece todo señor Clark. Y si yo tengo que mantenerme al margen de la empresa, lo haré. Comprendo sus razones. Sé que estuvo preparando a Patrick para que él tomara el control de la empresa y no voy a ser yo la que impida que eso suceda. Pero él ésta herido por lo que usted le dijo y no va a hablar con usted. A mí me gustaría poder estudiar en la universidad, que era lo que quería hacer antes de que mi mundo y el de mis hermanos, se viniera abajo. No tiene idea señor Clark, de todo lo que Patrick, desinteresadamente, hizo por mis hermanos y por mí, sin siquiera saber quiénes éramos. Si no fuera por Patrick, estaríamos perdidos. Él se merece mi sacrificio y mi amor, y es lo que le voy a dar. Me gustaría que reflexionara sobre lo que sucedió y hablara con él. Pero, si usted no lo quiere reconsiderar, quiero que sepa que Patrick, es el que se va a hacer cargo de manejar mi parte de la empresa. Eso es todo lo que tengo que decirle. Buenos días señor Clark.

Y sin esperar respuesta Lili se levanto y salió de la oficina y de la casa de Patrick.

Patrick había ido a trabajar a su puesto.

Estaba esperando a que su padre definitivamente, le diera el tiro de gracia.

Mientras eso sucedía, él debía dejar todo en orden.

-Andy, comuníqueme con la oficina de personal por favor.

-Sí señor.

-Oficina de personal, habla John.

-Buenos días John, soy Patrick. ¿La señorita Marx llegó?

Y lo dijo haciendo gala de la mejor educación que tenía, porque Patrick no olvidaba que John se había puesto entre Lili y él.

Se la tenía jurada y en algún momento se la iba a cobrar.

-Buenos días señor Clark. La señorita Marx, no se ha presentado en su puesto y al finalizar la semana pasada, vino a las oficinas exigiendo datos personales suyos, señor. Por supuesto que no le permití sacar ninguna información y tuvo el descaro de amenazarme.

-¿Lo amenazó?

-Así es señor, lo hizo.

-¿Y qué fue exactamente lo que le dijo?

-Qué si no le daba lo que me exigía, me considerase despedido.

-Y… ¿usted le dio lo que la señorita Marx le requirió?

-¡Por supuesto que no lo hice!

Y Patrick realmente estaba disfrutando con el orgullo del deber cumplido que mostraba John.

Por esta vez en su vida, Patrick vería satisfecho sus más bajos instintos.

-Entonces John… considérese despedido.

El rostro de John mostraba sorpresa ante lo que su jefe le acababa de decir.

Pensó, pensó y finalmente comprendió que entre Lili y Patrick, sucedía algo.

Estaba casi seguro que ella le había contado lo que John le había negado y que entre los dos habían planeado dejarlo en ridículo y como si eso fuera poco, sin trabajo.

John se llenó de ira ante sus certezas. Pero no se quedó callado.

-Seguramente ustedes dos planearon esto y se están divirtiendo humillándome.

-No sé que está pensando John, pero usted no cumplió con una orden que le dio la dueña de la empresa y eso es causal de despido.

A John el gesto de ira se le transformó en sorpresa. No daba crédito a las palabras de Patrick.

-Yo no tenía idea que Lili era dueña de esta empresa, e intuyo que usted se está burlando de mí.

-Aún no ha sido anunciado a los empleados, pero es así. Además, aunque usted desconociera tal situación no debió poner resistencia ante un pedido de una de las empleadas y más siendo de su área en donde debe manejar esa información. Me parece que aquí el que actuó por despecho, fue usted.

-¿Cómo se atreve a hacer una acusación semejante?

-¿A qué acusación se refiere John?

Patrick sabía que en este momento debía actuar con cautela.

John estaba iracundo y podría suceder cualquier cosa. Y él, estaba listo para lo que fuera por defender a Lili.

-¡Usted me está acusando de tener una relación con Lili!

-Yo no dije nada semejante.

-¡Me dijo despechado!

-Y eso es todo lo que dije. No insinué absolutamente nada. Pero evidentemente, usted piensa diferente. Y su reacción, lo hace culpable de su propia acusación.

John estaba a punto de perder la cordura, así que decidió tomar aire, calmarse y entregarse a lo que tenía que suceder, pero antes maldijo a Patrick y a Lili  y en silencio juró, que esto no iba a quedar así. Y sin más colgó el auricular del teléfono descargando su frustración en ese acto.

Enséñame a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora