II. Verde

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Verde.

(Del lat. virĭdis).

1. adj. De color semejante al de la hierba fresca, la esmeralda, el cardenillo, etc.

(...)

5. adj. Que aún no está maduro.

6. adj. U., junto con algunos sustantivos, para referirse a un color parecido al de las cosas que estos designan. Verde mar Verde botella Verde oliva Verde esmeralda

(...)

8. adj. Se dice del vino por cuyo sabor áspero se conoce que al hacerlo se mezcló uva agraz con la madura.

9. adj. Se dice de los primeros años de la vida y de la juventud.

(...)

11. adj. Dicho de una persona: Inexperta y poco preparada.

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Michael,

La residencia Holly Heath Mental Asylum se encuentra a 37 kilómetros de Sidney. La primera vez que te dije que me gustaba ese sitio me respondiste que a ti te ponía enfermo. No veías lo que yo veía. Tu veías los farmácos como un sedante y yo como una nana. Tu creías que las camas eran increiblemente incomodas, y yo que eran una razón para levantarse pronto. Te sentías atrapado entre tanto blanco antiseptico y mientras yo escapaba al jardín.

Te conocí ahí mismo, en el jardín. Las margaritas que florecian cuando llegué ya se habían marchitado, y el suelo empezaba a crujir bajo las hojas.

Esa tarde me salté la hora de comer. No quería irme. Me daba igual no poder hacer lo que quisiese. El concepto de libertad esta demasiado sobrevalorado.

Debería haberme hecho el loco. Debería haberte conocido antes.

Me senté a los piés del sauce llorón a disfrutar de mis últimos momentos de paz. Las ramas caían en cascada y la luz se filtraba entre la cortina de hojas. Cuando estaba tan tranquilo Marty se callaba. Casí. Se reducía un zumbido en la parte de atrás de mi cabeza. Por eso me sorprendió tanto escuchar una voz desde detrás del sauce.

Una vez que te acostumbras a oir dentro de tu cabeza, el exterior suena como un griterio constante. Quizá por eso mi sentido del oido decidió quedarse dormido. Quizá por eso despertase al oir tu voz.

Estabas cantando. Ni siquiera eso, estabas tarareando, y aun así le diste una vuelta de ciento ochenta grados a mi concepto de música.

Tan ídilico era el momento que tuve que estropearlo. La verdad es que me asuste.... Bastante. Y salté. Literalmente, me puse de pie de un salto y me golpeé la cabeza con el tronco del arbol. Caí en redondo.

Haciendo honor al cuento de hadas, lo primero que vi al despertarme fueron tus ojos verdes. Pardos como los de un lince. Sin embargo tu pelo se parecía más al de una mofeta. Negro a los lados con el centro completamente blanco. Parecía que te habían dado un buen susto.

Intenté incorporarme pero volví a caerme. Y te reiste. Una ola de calor me inundo el cuerpo.

"¿Estas bien?" Me preguntaste, todavía sonriendo.

"Pp... Puedo... escucharte..."

Levantaste una ceja. Debía de parecerte muy gracioso. Ja. Me aclaré la garganta y hablé más claro.

"¡Puedo escucharte! Di algo más."

"Eh... ¿Hola?"

"¡Oh, Dios mio puedo escucharte!" Estaba eúforico. Me daban ganas de abrazarte pero me daba miedo caerme otra vez. Me ofreciste una mano y la acepte con una sonrisa.

"Y... ¿Además de tener la sorprendente capacidad de escuchar tienes nombre?"

"Luke. Luke Hemmings"

"Luke... Como Luke Evans, y Luke Ross, y Luke Short. Luke... Me gusta. Yo soy Michael"

Torcí un poco la cabeza al oirte pronunciar mi nombre y sonreí al escuchar el tuyo. Michael. Michael. Hacía eco en mi cabeza.

"¿Que haces aqui?" La pregunta me tomó por sorpresa.

"Eh pues yo eh... No tenía hambre. Llevo viniendo aqui un tiempo pero hoy es di..."

"Me refiero a porque te ingresaron, idiota."

"Estoy sordo"

"Pero puedes ecucharme"

"Sera que soy muy selectivo. Supongo que solo escucho lo que realmente quiero escuchar"

"¿Debería sentirme alagado?"

"Considerando que tu voz es lo primero que oigo en once años, si"

Y sonreiste, Michael, de oreja a oreja. Y en ese instante tuve claro que alejarme de tí iba a ser muy, muy dificil.

HEAR ME OUT // MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora