003

593 109 24
                                    


Cita 3.


—Te ves cansada.

—Lo sé, lo estoy.

— ¿Por qué?

—No he dormido bien.

—Creí que ya no volverías.

—Las personas que me trajeron a este infierno llamado vida, son difíciles de persuadir.

—Me alegra que hayas venido.

—Creo que su profesión es un asco.

— ¿Por qué dices eso?

—Ustedes los psiquiatra no son nada sin nosotros los desdichados; viven de nuestro dolor.

—No es así, los ayudamos con sus problemas.

—El problema con ustedes es que creen poder arreglar lo que está roto.

— ¿No es así?

—Una vida rota no tiene arreglo. No cuando los pedazos están tan desechos que ya no encajan.

—Mejor dejemos mi profesión a un lado ¿Qué tienes para contarme?

—Nada.

— ¿Tienes miedo?

—No.

—Pero, si muchas ganas de mentir, al parecer.

— ¿Tiene hijos?

—Te responderé eso si tú responde mi pregunta.

—Está bien.

—Adelante, te escucho.

—Si su pregunta es ¿qué si temo enfrentar mis problemas? La respuesta es no, he luchado mucho con eso. Pero, si su pregunta es ¿Si le temo a la muerte? La respuesta sigue siendo no, morir es algo que me salvará de mis demonios.

— ¿Cuáles demonios?

—Le toca, ya respondí.

—Tienes razón. Tengo dos hijos.

— ¿Los ama?

—Claro.

—Nunca los deje solos.

— ¿Te sientes sola?

—No, tengo compañía.

— ¿Hiciste amigos?

—El silencio suele ser buena compañía cuando quieres mandar todo al demonio.

—Creo que estas deprimida.

—Que usted lo crea, no lo hace una verdad.

—Soy tu psiquiatra.

—Y yo su paciente con problemas de intentos suicidios, no de depresión.

—La depresión algunas veces nos hace querer morir.

—Pues, yo no quiero morir por estar deprimida.

—¿Y por qué?

—No se lo diré.

—Soy tu amiga.

—Ya hablamos sobre lo que pienso de los amigos.

—Soy tu amiga sin que lo aceptes.

—Ok.

— ¿Crees que irás al cielo si lo haces?

—Ese lugar no existe.

— ¿No crees en un poder más alto? ¿En Dios?

—El cielo está aquí en la tierra y depende de nuestra vida, también el infierno.

— ¿Estás en tu infierno?

—Sí.

— ¿Quieres encontrar tu cielo?

—No, prefiero dejarme ir.

—Piensa en tus padres.

—Ellos estarán mejor sin mí.

—No lo creo.

—No necesito que lo crea.

—Ellos te aman, por eso estás aquí.

—Tal vez. Aunque, tengo la sospecha de que me trajeron para no sentir culpa cuando me haya ido.

—Te voy a preguntar algo y tienes que responder ¿Ok?

—Depende.

— ¿Por qué quieres suicidarte?

—Esa pregunta tiene una respuesta muy larga.

—Tenemos tiempo.

— ¿Es feliz? Responda y yo lo hago.

—Sí, tengo una linda familia, un trabajo que me gusta, salud, buenos amigos y paz.

—Bueno, quítele todo eso a mi vida y obtiene mi respuesta.

— ¿No eres feliz?

—No, no todos alcanzan la felicidad. Algunos son felices, otros fingen serlo y otros aceptan su realidad.

— ¿Cómo tú?

—Sí.

—Eres muy joven, aún puedes ser feliz.

—Se equivoca.

— ¿Por qué?

—Cuándo nos decepcionamos de las personas que nos rodean y de nosotros mismos, la felicidad se visualiza como un sueño inalcanzable.

—No estás sola.

—Pregúntele a mis noches.

—Eres... distinta.

—Lo sé, estoy pérdida.

Pensamientos de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora