Él... él parecía un chico normal, de este con el que vas, tienes una cita, se divierten y luego pierdes la virginidad porque lo crees perfécto... ya saben, un chico caballeroso, que no tarda en enamorarte con palabras hermosas, eso parecía. Pero su...
- Sip... esa soy yo. Recibió mi mensaje por lo que veo.
- Claro... ya está matriculada, la llevaré a su habitación.
Sonreí y comenzó a darme un recorrido... la Universidad era enorme, habían salones para todo tipo de arte. Esto era exáctamente lo que estaba buscando.
- Disculpa... ¿Porqué no hay estudiantes?
- Pues... tienen la opción de irse a sus casas en fines de semana, se hospedan aquí claro... pero luego hacen cosas fuera. Deben estar de camino. - miró su reloj. - Llegarán pronto.
- Waw... pero, hay de todo. - reí. - ¿Porqué alguien querría salir de aquí?
- sonrió. - Bueno... ahí hay alguien. - señaló. - Olvidé su nombre, soy nuevo. - tocó su cabeza. - Pero sé que es popular.
Pintaba, eso era seguro. Tenía un cubre bocas, por lo que sus ojos dirigídos a mi, fue lo único que nos conectó unos segundos.
- Le apasiona el arte... ¿no es así?
- Es lo más que me gusta.
- Puedo verlo en tus ojos. - se detuvo. - No eres de Korea... ¿Qué te trae por aquí?
- Vine a buscar una beca.
- Beca... - sonrió. - Espero seguir viéndote.
- Espero lo mismo. - sonreímos.
Era un lugar maravilloso. Tomamos el ascensor hasta el 4 piso, donde estaría compartiéndo habitación con otras 3 chicas. Era demasiado hermoso... casi un hotel.
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- Bien, aquí termina el recorrido. - extendió unas llaves. - Cada una de ustedes tendrá una copia, no la botes. - rió.
- Seré responsable con ella.
- Lo sé... Si necesitas algo estaré en la oficina principal.
- Con gusto iré... gracias.
Era increíble... podía sentir un buen año, podía sentir un gran comienzo. Ninguna de las camas tenía pertenencias, así que tomé la primera de abajo. Miré mi celular y sonreí.
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- Mamá ¿no podías esperar 5 segundos más? Estaba a nada de llamarte. - reí.
- Oye, ha pasado mucho, yo...
- ¿Esa es mi nieta? - escuché de fondo. - Quiero hablarle.
- Papá déjame hablar, no... espera. ¡papá!
- Cariño, tu madre no se ha despegado del celular, son las 2 de la mañana aquí y no me deja dormir.
