Haré tu tristeza desaparecer

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El palacio era enorme, había tantos lugares donde esconderse y Hinata siempre prefería ir a los campos de flores donde la brisa del viento levantaba el aroma de estas, cuando era pequeña se agachaba escondiéndose entre los girasoles y pasaba horas y horas hasta que el sol se ponía y los sirvientes empezaban a preocuparse por ella.

Conforme fue creciendo tenía más responsabilidades como heredera al trono y menos oportunidades de esconderse de las personas para ir a su lugar favorito, pero siempre había un hueco en su horario y siempre escapaba un pequeño tiempo para ir a oler el campo de flores, después iba a otro lugar como la biblioteca para disimular su verdadero escondite.

A veces su primo Neji la acompañaba, él había sido nombrado su guardia personal pero para Hinata el representaba la familia con la que casi no tenía el contacto, su padre siempre estaba ocupado, su hermana pequeña se encontraba recibiendo una educación especial a las afueras del palacio y su madre había muerto hace mucho tiempo, sólo le quedaba su primo junto a ella y a veces se quedaba sola en aquel campo, sólo así podía ser quién era en realidad, sin falsas sonrisas ni actitudes apropiadas y ensayadas.

Aquel campo de flores tenía conexión con el bosque y a lo lejos se apreciaba la montaña de nieve, al verla tan blanca Hinata siempre se imaginó el frío que podría calarle los huesos a cualquiera.

Hinata siempre caminaba hacia el límite del campo de flores y el bosque, claro que era vigilado, a las afueras de este había diversos guardias que no permitían el paso a nada ni nadie, salvó a unos pocos animales inofensivos como conejos y venados.

El día de su primer encuentro con él fue como cualquier otro día lleno de responsabilidades, se encontraba cansada y solo quería quedarse sentada entre los tallos de las flores, derramó un poco de lágrimas al tener un día difícil como los demás, cuando alzó la vista ahí estaba frente a ella a poca distancia inmóvil, el color completamente naranja de su pelaje le pareció precioso desde el primer momento en que lo vio, igual se veía suave y tuvo muchas ganas de acariciarlo, ella también se quedó sin moverse esto hizo que el se acercara, Hinata vio como su pequeña nariz olfateaba hacía ella, cuando se sentó frente a ella, Hinata pudo apreciar sus múltiples colas detrás de él que se movían con destreza y delicadeza, al igual que su pelaje eran hermosas y parecían estar muy cuidadas.

Ella limpió sus lágrimas y le sonrió, la cabeza del zorro se inclinó ligeramente con curiosidad.

-Hinata-sama- la chica alzó la mirada por detrás de ella viendo a su primo con un rostro ligeramente preocupado- lamento interrumpirla debe volver la junta del consejo, iniciará en unos momentos.

Ella asintió de manera rápida y miro de nuevo hacia donde estaba el zorro pero solo había un espacio vacío en su lugar, como si nunca hubiera estado ahí y solo fuese parte de su imaginación.

-¿Sucede algo Hinata-sama?

Hinata negó con la cabeza y comenzó a caminar devuelta hacía el palacio, pasó una semana después de eso y no volvió a ir al campo de flores por falta de tiempo.

-¿Zorro con nueve colas?- su maestro privado de historia narural le miró extrañado.

-Si, ¿cuál es el tipo de comida que buscan cuando cazan?- Hinata preguntó con algo de vergüenza.

-Esas cosas están extintas, su alteza, si quiere puedo explicarle sobre lobos, su caza se ha vuelto en particular famosa en el reino, un ejemplar de sangre pura puede costar millones- el mayor se acomodó las gafas sonriendo- las propiedades sanadoras de su sangre son extremadamente extraordinarias.

El Reflejo De Tu AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora