2. Sam

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Llegué a una cafetería después de haber seguido un buen rato al niño que mi ex-padre encontró, no creo que lo obtuviera hace poco, desde mi primera captura, o rescate (que es como él lo llama), ya debería de tener un plan. Es lo que mi padre hace y no lo puedo evitar.

Lo bueno es, precisamente, que ya se como opera, por lo que ya sé que hacer en estos casos a pesar de que él paresca seguir teniendo las riendas.

El caso es que me decidí a llamar ahí mismo a mi supervisor y algo así como un amigo.

-hey, parece que tendremos problemas-

-¿Por qué lo dices?- el tono preocupado que uso me puso un poco triste, acabábamos de perdernos de la vista de mi padre, y aún así venía yo con malas noticias- ¿Qué es lo que pasó ahora Uri?

-Tal parece ser que mi padre lo encontró, de nuevo, el maldito sabía lo que hacía, no creo que tuviera intenciones de usarlo de verdad, creo que solo lo obtuvo como precaución.

-¿De qué hablas?- ahí estaba ese tono de nuevo, el silencio perduró por unos segundos, pareció entender a lo que me refería después de eso- oh, hablas de él, por lo menos sabemos que ahora no afecta tanto, y sabes las reglas niño, nada de rescates.

-Se las reglas Greg, pero algo me dice que vaya tras él, se que entiendes si en algún punto pierdo mi camino por hoy- se que no lo entendería, pero tenía que tratar de convencerlo, es un cabeza dura pero soy como su hermanito menor.

-Uriel, soy yo el que ya se perdió en el sentido que tratás de darle a esto, hoy no te puedes perder, y a nada de rescates sabes que no hablo de para siempre, solo hoy, trata de no hablarle y ven para acá, planearemos bien las cosas- su tono parecía haberse calmado, me tranquilice por eso.

Colgué la llamada y me levanté del asiento, camine calmo hacia la entrada, sin perderlo de vista. Él no notó mi presencia, creo que eso fue lo que más dolió.

Vagué un rato por la calle, tratando de distraerme de lo que fue casi un encuentro.

Sam, o Samuel (realmente), es el nombre de mi destinado, uno que no reconoció mi presencia.

Vi a Sam por primera vez cuando tenía 9, más o menos, la verdad no lo sé en concreto, pero si recuerdo que su cabello fue lo que más me llamó la atención. Era castaño, castaño claro, pero era un color que casi parecía rubio, no era rubio oscuro, era castaño precioso.

Sus ojos fueron la segunda cosa que más me cautivo al inicio, pero vamos, ¡¿Cómo no te cautivarian unos ojos tan brillantes como los suyos?!, y es que, a pesar de su color oscuro, ¡Esos ojos brillan más que la luna!

Al principio pensé en una enfermedad, y es que ese negro profundo no podía ser más, después mi teoría se fue a la basura.

Es extraño que en lo que en mi mente adoptó el nombre de "encuentro desigual" haya sido solo eso. Yo solo lo vi cuando Sakcri lo bajo de su carro para después meterlo a una camioneta, que se fue más rápido de lo que mi padre llegó.

Él jamás habló sobre ese pequeño, pero cuando conocí a Gregory descubrí muchas cosas, más de las que aprendí con el idiota de mi padre (idiota eres tú, ahora deja de parlotear que ya llegaste con Gregorio Méndez y entra a la casa) ¿Lo llamaste Gregorio Méndez? (si, ¿algún problema pequeñín?) ninguno bastardo, pero si yo soy "pequeñín" tu también lo eres (lo mismo va para "bastardo", bastardo).

¿No les pone de los nervios pelearse con ustedes mismos?... Da igual, entrare ya, que mis huevos se congelan.

-¿Eres tu Oracio?- ¡¿Me llamó Oracio?!

-¡¿Me llamaste Oracio?!- no se que cara estoy poniendo, pero puedo jurarles que la cara de confusión que él hace sobrepasa todos los límites que conozco.

-¡MALDITO GRITÓN ME DEJARAS SIN TÍMPANOS IDIOTA!

-¡¿DE QUÉ HABLAS ESTÚPIDO?! ¡TU GRITASTE MÁS ALTO QUE YO!

-¡DEJA DE GRITAR ESCORIA!

-Esta bien

-¿Qué?

-¡QUE ESTÁ BIEN MALNACIDO!

-¡YA VOLVISTE A GRITAR MALDITA SEA!

-Ya no grites que me aturdes

-Tu empezaste hijo de perra

Ya volvimos a la normalidad (al fin) pero, a pesar de nuestro buen momento de ahora, las cosas no van nada bien.

-tch, callate maldito que ni se como era mamá- el comentario era puramente para hacer gracia, pero algo de arrepentimiento salto a sus ojos.

Un comentario de trabajo divertido lo arraglara - Entonces, ¿Ya planeamos el rescate de la princesa?- Bingo! Hacer triste a un amigo nunca es opción.

-Ya que lo dices pequeño dios, ya se el inicio de su plan.

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Varú: Un Escape = Una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora