Después del sexo matutino, se va bien un buen desayuno a las 10:06 am, sí algo tarde pero de que va esto, estamos relajándonos y no importa nada más. Salgo del baño, y lo primero que llevo a escuchar es su risa, mientras habla por teléfono, Dios, cuándo ríe, su risa es la sinfonía que se cuela en la lira de Orfeo cada vez que una persona soñadora se va a «dormir»Me tocaba pensar que quizás fuese una locura estar encadenándome a alguien que apenas he conocido, más si tengo pareja y para más si ese alguien es mi jefe... —Comamos algo —Propuse al recostarme a su lado.
—¿Que quieres tú? Después de comerme a mi, no creo que sigas con hambre. —Confesó dejando el teléfono a un lado de la cama, y dirigiendo su mirada hasta mi.
—¿Siempre eres tan obvio? Hombre arrogante... —Recalqué temiendo que se hiriera, era sólo una especie de auto respuesta dada por mi subconsciente ¿que cojones sabré yo?
—Hey —Expresó poniendo su mano en el pecho fingiendo agobio y dramatizando. —Me dolió, sabes que no soy así.
—Sé que no, ok, no te remuerdas la conciencia pensando en lo que dije, sólo fue... una broma. —Respondí suavizando.
Aunque él me conllevaba a pecar, y tuviera el poder de convencimiento en mi, no paraba de pensar en la problemática de todo este asunto de acostarme con él, me remordía la conciencia cada vez que recordaba a Matteo y su inocencia, lo mucho que creía en mi, me sentía cómo una zorra y de veras. Conocer la similitud entre Alvaro y yo me fascinaba grandemente, pero me hacía los pelos de punta pensar en que no sé hasta dónde llevaría este paripé, ni hablar ya, no pensar en ello es la clave, sí, escapar hasta que el remordimiento me explote los sesos, culminando cuándo me sepulten y los insectos se coman mi cuerpo, mi alma ascienda a algún lugar y mis huesos queden en sosobra sobre lo que fue de mi. En fin, basta de ilustrar...
Luego de una larga ducha, me senté de un lado de la cama y me decidí en pasarla bien junto con él, sí esto iba a terminar mal ¿Porque no pasarla bien por unos instantes más?, pero lo que me tiene realmente indispuesta es estarle mintiendo a Alvaro, sobre mi relación, el no sabe absolutamente nada, y no quiero que se ilusione conmigo para llevarse aquel chasco, aunque sé bien que me encanta Alvaro y sí es de dejar a Matteo por él, lo haré. ¿¡Pero!? Que mierdas sucede en mi maldita cabeza, nisiquiera sé con seguridad si esto es algo sólo pasajero y ya estoy sacando mis propias conclusiones, despacio Katelyn.
—Amor... —Escuché recitar esas linda palabras a Alvaro.
—¿Sí? —Mis ojos brillaron inconscientemente.
—¿Qué quieres que hagamos hoy? Es domingo, y podemos pasarla bien juntos... —Dijo algo, no lo sé ¿nervioso?
—No lo sé Alvaro, ¿que tienes en mente? —Respondí un poco descolocada, estaba algo ida en el momento.
–A ver Kate, ¿En que lugar del sistema planetario estás flotando? No sé que te pasa hoy, te noto muy pensante. —Opinó algo frustrado, realmente me estaba comportando cómo una cría, no debo de meter a Alvaro en esto, ¿él que culpa tiene? Ni siquiera sabe que tengo novio...
–Tranquilo Alvaro, no es nada sólo dormí un poco mal. —Dije quitándole importacia, para que no notara lo muy descolocada que estoy.
–Está bien, pero estás muy cansada? Te propongo algo, sí? —Insistió animado, animado con un niño pequeño, nunca lo había visto tan feliz, además de ese hermoso brillo en sus ojos, cómo si estuviera completo al fin, eso que le faltaba para ser perfecto ahora lo tiene, no lo sé, le veo algo especial y diferente.
–A ver que será, dime. —Respondí sonriente para él.
–Ven conmigo a España. —Soltó sin más.
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El destino, ¿querrá juntarnos? ©
RandomEn una vida, normal. Todo cambia, todo puede girar en un abrir y cerrar de ojos y te das cuentas que estás en la cumbre, y debes abrir los ojos para ver las maravillas que tienes en frente. Todos podemos llegar a un punto en que nos sentimos al bor...