capítulo 18: Estar contigo.

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Salí de la ducha envuelta en una nebulosa de confusión. Las palabras de mi hermana, las de Billie y las de Kath... todo era un caos en mi cabeza. Tantas posturas para un solo problema. Aunque Billie prácticamente parecía ceder ante lo que Ashley le impusiera. En cambio Kath, ella lo aceptaba y pretendía que todo estaba bien cuando al parecer no era tan así. Me puse el albornoz y me sequé el cabello. Las lágrimas que había derramado durante el baño seguían acumulándose en mis ojos. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Y por qué nadie quería decirme nada?

-Estás preciosa.--dijo Billie en cuanto salí al pasillo. Exagerada, solo llevaba unos jeans, una blusa beige y zapatillas.

-Mentirosa.--dije.

-No estoy en posición de mentir, estás preciosa... hermosa.--añadió y me besó la frente.

Me encogí de hombros y sonreí, apenas.

Billie me miró fijo por unos segundos y me frotó los brazos con sus manos.

-¿Estás bien, pequeña?

Asentí. No podía exigirle nada en ese momento. Sí, tal vez podría preguntarle qué rayos estaba sucediendo y por qué no confiaba lo suficiente en mí como para contármelo. Pero por otro lado, todas las personas tienen secretos, secretos que son tan complicados o tan profundos que les cuesta ser honestos... pero aun así, me dolía que no se entregara por completo.

-Supongo..., supongo que ahora que Ashley se ha enterado, bueno, las cosas cambiarán.

-¿Te dijo algo?

-No, no realmente.--mentí.--Pero intuyo que no le gustó nada.

-Lo sé.

-Déjala, Billie, si ella no lo entiende no es culpa de nadie. No voy a limitar mi vida a lo que Ashley considere bien o mal para mí. Olvídalo, ¿sí?

Asintió.

-Entonces, ¿vamos?

-Sí. Te espero en el auto.

-Está bien, voy a buscar mi bolso y bajo.

Billie sonrió y antes de que me girara para entrar en mi habitación, me tomó de la mano y cernió su brazo sobre mi cintura atrayéndome hacia ella. Sus ojos brillaron por unos segundos y susurró:

-Te amo. ¿Sabes?, creo que te he amado desde que apareciste en la puerta con esa cara de tengo mal genio y si no te gusta, a la mierda.

-Bueno.--dije inmersa en su abrazo.--No voy a mentir. No te amé desde el primer día, pero has ganado mi corazón. Es tuyo, Billie. Siempre será tuyo.

Sonreí cuando presionó sus labios sobre mi cabello.

-Y tú que no querías ser mi amiga.--se burló y me reí sobre su pecho.

Entonces me liberó para ir a buscar mi bolso.

Bajé las escaleras trotando y me encontré a Kath apoyada sobre el umbral de la puerta de entrada. Mi rostro aún seguía denotando mi preocupación y la bola de angustia que sentía en la boca del estómago. Nunca antes me había sentido así de mal.

-¿Estás bien?

-¿Eh? Sí, considerando que mi hermana está por echarme a la hoguera por haberme enamorado de Billie...

Katherine se llevó las manos a los bolsillos y se encogió de hombros. En esa postura tenía cierto aire a Billie, a pesar de sus tantas diferencias físicas.

-Por un lado la entiendo, pero creo que eres tú la que decide a quien amar.

Bueno, en realidad nadie decide a quien amar.

DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora