capítulo 7: Enfermera.

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El martes por la mañana me desperté al oír los gritos de mi hermana que provenían de la cocina, ¿qué estaba sucediendo? Era evidente que le estaba ladrando órdenes a Katherine y a Gael, pero estos no se oían decir palabra alguna. Antes de despabilarme por completo, miré hacia la ventana y comprobé que aunque el cielo seguía algo encapotado, la lluvia parecía haber parado y la humedad había aumentado, lo daba como resultado un calor sofocante en mi habitación, puesto que no había encendido el aire acondicionado y estaba tapada con dos mantas polar.

Bostecé y estiré los músculos.

Salí de la cama, me puse las pantuflas peludas que habían sido un regalo austero de mi amiga Danielle, quien hacía poco me había enviado otro mensaje para avisarme que vendría a Londres en cuanto yo lograra establecerme. Lo que obviamente sería dentro de unos largos meses, porque ya estamos casi finalizando mi primer mes aquí y aún no me había planteado la posibilidad de buscar un empleo decente. Y cuando por fin me despabilé por completo, me até el cabello y me cambié la camiseta. Más tarde me bañaría.

A pesar de lo grisáceo del cielo y la ausencia del sol, algunos pájaros seguían cantando y los oí cuando bajé las escaleras hacia la planta baja de la casa. Sabía que seguro me esperaban las ya conocidas tostadas francesas de Billie, así que no podía hacer nada. Tal vez al día siguiente podría hacerles unos hotcakes a todos, ya que era mi especialidad: con crema y frutas frescas. Y con eso, nuestros estómagos descansarían de tanta mantequilla frita.

-¡Kath! ¡¿Puedes apresurarte?!.--vociferó mi hermana mientras dejaba, irritada, su cartera sobre el sofá del living.--¡Estoy llegando tarde a una reunión importante! ¡Gael, termina de una vez tu desayuno, hijo, tenemos que ir a la escuela!

Ashley corría de un lado al otro con una taza de café en la mano y papeles en la otra. Solo se detuvo cuando me vio al pie de la escalera. Respiró profundo y sonrío.

-Gracias a Dios que despertaste, ______, quería pedirte un favor.--rogó.--¿Será que puedes llevar a Gael a la escuela?.--asentí.--Estoy llegando tarde a una reunión y ¡Kath, apúrate!, y voy a volverme loca en muy poco tiempo.

Era evidente que Ashley no hacía esto todas las mañanas.

Tomó un poco de aire mientras yo le decía que no se preocupara por nada, y que si quería podía cuidar a Michelle también.

-Sería de gran ayuda el día de hoy.

Le sonreí.

-¿Necesitas que haga algo más? Yo no tengo problema.

Aunque lo que quería preguntarle era otra cosa, muchas cosas. Sin embargo también me estaba preguntando en dónde estaría Billie.

-No, no. Con eso estará bien. ¡Ah, no, espera!.--dijo.--Necesito que te fijes si Billie necesita algo durante el día, la pobrecilla tiene un dolor de cabeza que la está matando y algo de náuseas.

Por eso la casa era un caos, Billie se sentía mal.

-Puedo prepararle un té de hierbas para la resaca.--dije sin siquiera pensar.

Otra vez la estaba juzgando y no me gustaba que eso sucediera a menudo. Tal vez parte de mí trataba de caer decepcionada para no aceptar lo que realmente me estaba ocurriendo con ella.

Ashley sacudió la cabeza y se puso una chaquetilla azul.

-No, no es resaca, solo que no se siente bien el día de hoy. Pero ya se le pasará. Igual odia el té de hierbas, así que buena suerte intentando que tome un trago.

-Está bien yo me ocupo.

Danielle también odiaba el té de hierbas, pero siempre lograba que se lo tomara. Billie no sería la excepción.

DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora