Te Salvare-Lukloe/ViperBee- [TERMINADA]

26_Soy honesto

—¡¿Que hisiste que?!—Exclamó sorprendido el castaño.

—Baja la voz—Desvió su mirada al suelo con sus mejillas sonrojadas—Me deje llevar un poco...—Respondió.

—¡¿Un poco?!, ¡Amigo, la besaste, de seguro te matará cuando te vea!—Dijo, llevando su mano a su cien.

—No me estás ayudando—Dijo con un puchero en sus labios.

Claude sonrió, y golpeó el hombro de su amigo—Debes admitir que te pasaste.

—Si, debí haberme controlado. Aunque creo que seré rechazado, así que no creo que el lindo discurso que di, sea de importancia—Dijo en un tono triste.

—Tranquilo, sabes que si quieres chillar como una niña, me tienes aquí para aguantarte.—Sonrió feliz.

El Couffaine le devolvió la sonrisa de igual manera.

«Al menos me queda un amigo en quien confiar»

Sonrió ante su pensamiento, el timbre sonó dando fin a sus clases, su profesor fue el primero en irse, más bien, hace quince minutos se había marchado.

—Bueno amigo mío, ¿Quieres salir hoy?—Preguntó con emoción el castaño.

—Lo siento Claude, pero tengo que hacer algo—Se disculpó llendo camino opuesto al de su amigo.

[...]

—Señorita Bourgeois, su amigo le trajo los apuntes de la clase que se ah perdido hoy—Le aviso el mayordomo.

—¿Amigo?...—Preguntó un poco desorientada.

—Si, ¿Le digo que usted se siente mal?—Ella asintió repetidas veces, el hombre se retiró.

«Aun no puedo hablar con el...»

Se cubrió con las sábanas, dando un gruñido de fastidio bajo estas. Odiaba comportarse como una cobarde, siempre se había burlado de esa actitud, pero ahora que era una, no le agradaba en lo absoluto.

El hombre de traje bajo las escaleras, dirigiéndose hacia el joven que esperaba con las hojas de la clase que se había perdido su compañera.

—Lo siento joven, pero la señorita Bourgeois se siente mal, yo me encargaré de que reciba su tarea—Tomó las hojas que sostenía el muchacho, y antes de que se fuera este lo detuvo.

—Dígale que se mejore pronto y que...—No pudo seguir por qué fue interrumpido.

—¿La quiere mucho?—Dijo con picardía el hombre.

—Si...—Respondió inocentemente—, espere, ¡No!, ¡Q-quiero decir!, Si, pero, no—Tartamudeo nervioso.

—Se lo diré—Hablo, marchándose antes de que el pudiera decir algo.

[...]

Estaba en su terraza sintiendo una fría brisa mover sus cabellos, no se preocupaba por el frío, se mantenía en calor gracias a la cobija que su mayordomo le insistió en ponerle.

Observaba el cielo oscurecido sin expresión alguna, sus ánimos estaban bajos al igual que sus energías, y sus pensamientos estaban tan enredados que su cabeza parecía que explotaría en cualquier momento.

Escucho un ruido detrás suyo, pero lo ignoro ya sabiendo de quién se trataba.

—Buenas noches, mí reina—Saludo el héroe mientras se posicionaba a su lado.

—Hola—Saludo sin mirarlo siquiera.

—No vas a hablar, ¿Cierto?—Pregunto mientras observaba a las pocas personas que pasaban por el alrededor.