Tres.

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Mateo

- A ver, ¿estás seguro de que no están en tu taquilla o algo?- Inquirió Manu sentado en el borde de mi cama mientras yo daba vueltas por la habitación, pasándome las manos por la cara.

- Seguro, las habría visto.- Repetí soltando un suspiro.- Nadie puede escuchar esas cintas, si Valentina se llega a enterar...

- Bueno, no sabes que ha pasado con ellas, capaz que están en la basura o bajo una estantería. No te obsesiones con eso, sería mucha casualidad que Valentina las llegase a encontrar.

- No me puedo sacar de la cabeza lo que podría ocurrir si se enteran de que esas canciones son mías, para ella. Soy un boludo, ¿por qué se me ocurrió hacer esa cursilada?- Me quejé tirándome en la cama a su lado y él me regaló una media sonrisa sobándome el brazo.

- Dale, Matu, no pensés eso. Es lindo que expreses tus sentimientos cantando.

- No es lindo, es estúpido.- Resoplé.

- Bueno, Mateo, dale boludo. Levantate, que hoy salimos. No podés pasarte la tarde de un viernes amargado por haber perdido unas cintas.- Dijo serio, poniéndose en pie, y me miró firme alcanzándome unos pantalones y una chaqueta, aunque hice un puchero tratando de convencerle de quedarnos en casa viendo la televisión.

- No quiero, Manu...

- Venís y punto. Por ahí hay alguna mina linda y te olvidás de Valentina por un rato.

- ¿Tu solución para todo es garchar?- Pregunté con una ceja alzada, porque siempre me decía lo mismo. Él sonrió inocente haciéndome soltar una carcajada.- Sos un pelotudo.

- Pero te hago reír cuando estás en la mierda.- Puntualizó mientras me empezaba a cambiar de ropa. Le miré alzando ambas cejas y sonreí. Tenía razón.

Acabamos de vestirnos a las seis y nos la pasamos con el celular hasta casi las nueve de la noche. Iniciamos un directo en Instagram para pasar el rato que enseguida llegó a los quinientos mil expectadores. Al parecer se había corrido la voz de que estábamos juntos transmitiendo en vivo. Tiramos algo de free, contestamos preguntas y boludeamos hasta la hora a la que un amigo de Manu le dijo que comenzaba la previa en su casa.

Como vivía relativamente cerca de su amigo y mi padre y mi hermano no estaban en casa, fuimos caminando después de cortar el directo.

- Animate, cualquiera diría que sos Trueno.- Habló Manuel dándome una palmada en el hombro.

- Y, no soy Trueno, soy Mateo el boludo que le canta a Valentina.- Volví a quejarme acordándome de todo. Mi amigo rodó los ojos y seguimos el resto del camino en silencio.

- Replik.- Sonrió el amigo de Manu cuando llegamos, chocando los puños con él.- Y vos debes de ser Mateo.- Dijo señalándome. Le sonreí y también chocamos los puños.- Soy Tomás, pasad.

Ambos le volvimos a sonreír y entramos tras él por la puerta. Había poca gente, todos tranquilos y escabiando en el salón. Al parecer Tomás sería el anfitrión de la fiesta, en un local cercano, y había invitado a algunos de sus amigos a hacer previa en su casa aprovechando que sus padres estaban de viaje. Entre ellos Manu.

Otro de los chicos nos tendió el fernet y nos sentamos con ellos, presentándonos a los que no conocíamos, en mi caso todos.

- ¿Y decís que Tomás va a nuestra escuela?- Pregunté en voz baja cuando el chico se ausentó un momento para buscar algo a la cocina.

- Es un año mayor, pensé que sabías.- Contestó Manu encogiéndose de hombros y dándole un trago a su vaso.

- No le vi nunca.- Admití recostándome en el sofá. La cosa estaba algo aburrida porque los chicos hablaban entre ellos y tampoco había minas para chamuyar antes de la fiesta.

Tomás volvió al salón con una chica de la mano, y casi me da un infarto al ver de quién se trataba.

- Ella es Valentina, es del curso de Manu y Mateo, seguro que os conocéis.- Presentó a la chica, que saludó a todos los pibes con un beso en la mejilla. Cuando llegó mi turno me miró con una sonrisa y creo que me sonrojé cuando sus labios rozaron mi cachete.

- Hola, Matu. Estás más alto.- Rió y sonreí como un boludo.- Hace banda no hablamos.

- Y si, lo tenés olvidado.- Bromeó Manuel, haciendo que la chica se fijase en él y le diera un abrazo después de reír.

- Ya vamos a ponernos al día, ¿verdad, Matu?- Respondió girando la cabeza para mirarme. Asentí ausente con la cabeza y Manu tuvo que reprimir una carcajada.

En una hora ya estábamos en el local donde se celebraba la fiesta, sentado con Manu en la barra, mirando la pista donde todos bailaban.

- Andá y comete a una mina, Matu, dale.- Me animó y entre las palabras de mi amigo y el alcohol en sangre, recorrí la pista con la mirada, buscando alguna chica a la que acercarme.

Se me borró la sonrisa del rostro cuando llegué con la mirada a una de las esquinas y vi a Tomás chapando con una mina, que se había sentado en una mesa para estar a su altura, rodeando la cintura del chico con las piernas. Mi amigo me miró cuando me quedé quieto y desvió la vista hacia donde miraba.

- La puta madre, ¿esa es Valen?

Fulminé con la mirada a mi amigo y resoplé antes de beberme todo mi vaso de golpe. Posé el cristal en la barra y me pasé las manos por la cara antes de intentar coger el fernet de Manu para seguir bebiendo, haciendo que lo quitase de mi alcance y pasase su mano por mi espalda.

- Me quiero matar, Manu.


















no sé que decir, así que hola.

Cintas; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora