Once.

4.4K 325 55
                                    

Mateo

Asentí con la cabeza notando cómo toda la sangre de mi cuerpo se aglomeraba en mis cachetes y miré al suelo para que Valentina no me viera sonrojado.

- No espero que me digas nada bueno o...

- ¿Qué decís, Mateo? Llevo una semana tratando de saber de quién eran las cintas porque literalmente me enamoré de tu voz.- Me cortó.- Pero no sabía que eran para mí.

- Pues... Lo son. No quería que te enteraras así, pero me gustas. Mucho.- Hablé, preparándome mentalmente para ser rechazado, y me sorprendí cuando se acercó a mí y juntó nuestros labios, sin darme tiempo a reaccionar.

- Es hermoso todo esto.- Dijo cuando nos separamos.- Nunca pensé que le importara tanto a alguien como para que hiciera algo como esas cintas.

Le sonreí sonrojado y ella se separó de mí con una sonrisa que dejaba ver sus dientes blancos.

- Sos hermosa, en todos los sentidos, y me tenés hasta las manos. Pero tenés a todos los pibes locos por ti y Tomás...

- Olvídate de Tomás, esta mañana me pidió ser su novia y le dije que no. Sinceramente no me veo en algo serio.- Me cortó y asentí algo decepcionado. Eso significaba que tampoco quería nada serio conmigo.

- Bueno, creo que tenemos que irnos a recoger los premios y todo.- Me excusé al ver que la profesora de arte nos llamaba para salir.

- Oye, Matu.- Me llamó Valentina agarrándome del brazo antes de que pudiera alejarme mucho. Me giré para mirarla interrogante y se mordió el labio.- Luego... podemos quedar o algo, ¿no?- Preguntó y asentí con la cabeza con demasiado entusiasmo como para no sonrojarme. Ella rió y me sonrió.- Pues hasta ahora.- Se despidió y le sonreí de vuelta antes de darme la vuelta para caminar al escenario con el resto de participantes.

Al pasar por el pasillo, Manuel me hizo un gesto dándome a entender que había visto todo lo que había pasado con Sie y levantó sus pulgares hacia arriba haciéndome negar con la cabeza divertido.

- Te lo dije.- Susurró cuando pasé a su lado.

- Callate.- Sonreí antes de seguir mi camino.

Cuando recogí el segundo premio, alcancé a ver a Siena sonriendo y aplaudiendo entre la gente, y me regaló una sonrisa aún más amplia cuando vio que le miraba. Ni las cien canciones que había grabadas en esas cintas podían expresar lo que sentía cada vez que la miraba.












ahre.

Cintas; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora