Cuando llegó a casa tuvo la mirada de su madre sobre él, y fue más instintivo llevar su mano hacia su oreja para retirar la rosa blanca que seguía ahí desde que Min Ho se la había vuelto a colocar, y como el profesor de su siguiente clase no le dijo nada, él no se la había quitado, pero ahora se sentía tímido, y hasta un poquito juzgado por su mamá.
—No sé si te has dado cuenta, pero ya no tenemos más jarrones en dónde colocar flores —murmuró ella volviendo a la cocina —deberías de darle un sí a ese chico.
—¡Mamá! —se quejó entrando a la cocina.
—¿Qué?, sólo estoy evitando que la casa se convierta en un invernadero.
—¡Mamá!
—No sé si te has dado cuenta, pero tenemos rosas en la sala, en el comedor, en el pasillo, en la cocina, y tu habitación también está llena de rosas, la casa huele a rosas.
A Taemin le parecía que su madre era una exagerada, sí, tenían rosas en todos los lugares que ella había dicho, pero no eran demasiadas porque Min Ho le daba una rosa diaria, que duraban máximo dos semanas antes de que los pétalos comenzaran a caerse, aunque debía de admitir que no se deshacían de ellas sino hasta que sólo quedaba el tallo.
—Mamá, Min Ho va a cansarse y ya no habrán más rosas —dijo mientras se sentaba frente a ella.
—Sí, claro, ¿y si no lo hace?
»¿Cuál es la regla?, Mmm... ¿una rosa diaria por un año?, él ya va medio año.
—Pero se cansará.
—Si no te gusta el chico, sólo deberías decírselo.
Taemin mordió su labio inferior cuando la mirada de su madre le dijo que estaba esperando una respuesta de él, si de verdad Min Ho no le gustaba, y él no creía que podía responder, porque él mismo a veces estaba confundido con respecto a eso.
—Creo que subiré a mi habitación.
—Taemin...
No se quedó a escuchar lo que su madre tenía que decirle, sino que subió a su habitación, acostándose en su cama mientras veía la rosa blanca de ese día, y una pequeña sonrisa escapó de sus labios al darse cuenta que si Ki Bum no lo hubiera interrumpido en la universidad, él habría besado a Min Ho, y la idea no le desagradaba, porque muy dentro de él era consciente de lo guapo que era su pretendiente, sólo que... a veces ni siquiera él se entendía su manera de reaccionar, ni la razón de huir.
Si Min Ho lograba cumplir con las trecientas sesenta y cinco rosas, sabía que tendría que salir con él, y ciertamente la idea no le disgustaba mucho, aunque en otras ocasiones sí que lo hacía, y por eso ni siquiera él era capaz de entenderse, y mucho menos cuando tenía a más personas diciéndole lo que debía de hacer, odiaba cuando alguien sugería que debía de darle una oportunidad a Min Ho, porque él haría lo que quería, no lo que los demás deseaban.
***
El ceño de Taemin se frunció cuando llegó al pasillo en el que estaba su salón, viendo a Ki Bum en la puerta de éste, pero no estaba solo, sino que frente a él se encontraba Min Ho, quien sonreía por algo que él no podía entender, pero el chico incluso había hablado y no logró escuchar lo que dijo por la distancia y que hizo que su amigo rubio riera.
—Buenos días —saludó Taemin.
—¡Taemin! —la voz de Min Ho estaba emocionada.
—Hola Taemin —Ki Bum sonrió viendo a su amigo, y luego al otro chico.
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Rosas
FanfictionTrecientas sesenta y cinco rosas era lo que Taemin pedía para que alguien fuera digno de ser su novio, una en cada día del año, y estaba acostumbrado a que las personas se cansaran de hacerlo y abandonaran "el cortejo"; esa era su manera de mantener...