Capítulo 11

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Min Ho sonrió amablemente cuando la puerta fue abierta, recibiendo el gesto de regreso y vio a la señora Lee dar un paso hacia un lado para permitirle entrar, tomando su bolso para salir de la casa.

—Taemin está en su habitación —susurró.

—Gracias.

Min Ho esperó ver a la señora Lee salir de la casa antes de subir las escaleras hacia la habitación de Taemin, golpeando la puerta, escondiendo el ramo de rosas blancas y amarillas que tenía en su mano y entró luego de escuchar la voz un poco nasal que le dio permiso para que entrara.

—Hola —saludó después de abrir la puerta, dejando las rosas en la mesita de noche.

—¡Min Ho, no, vete!

Sonrió al escuchar el grito del joven e ignoró su pedido, entró y cerró la puerta detrás de él, acercándose a la cama y viendo como Taemin se cubría por completo con las mantas, repitiendo que tenía que irse de su habitación.

—Min Ho, vete, voy a contagiarte.

—¿Cómo... estás?

Min Ho tomó el borde de las mantas y las haló un poco, forcejando con Taemin para que las soltara, porque Lee no quería que su novio lo viera tan desastroso como lucía, porque en ese día no se había bañado todavía, y llevaba la su pijama, además de que su nariz estaba roja y un poco irritada, y le picaba haciendo que terminara de estornudar, y que odiara un poquito más el hecho de haberse resfriado.

—Vete —dijo Lee con un mohín —voy a contagiarte, y... y me veo feo.

—Tú hermoso.

—No es cierto. Min Ho de verdad, no deberías de estar aquí.

—Res-f-f-f —gruñó un poco por no poder decir la palabra "resfriado".

—Por eso no quiero que estés aquí, estoy resfriado y te puedo contagiar.

—Cuidaré hasta tu mamá vuelva.

Min Ho posó una mano en la frente de Taemin para comprobar que no tenía fiebre, pero el chico a pesar de todos los pañuelos usados que habían en el basurero que fue colocado al lado de la cama, ya no lucía tan mal como había sido en esa mañana cuando Choi lo fue a buscar para ir juntos a la universidad, y le fue informado que su pareja estaba resfriado.

Si no hubiera sido prácticamente echado de la casa por Taemin y la madre de éste para que asistiera a clases, Min Ho se habría quedado a cuidar de su chico, pero no se lo fue permitido, y había asegurado que después de salir de la universidad iría a visitarlo, así como también había esperado a Ki Bum en cada cambio de hora para pedirle las tareas que pudieron ser enviadas, las cuales no fueron muchas, sólo debía de leer un artículo y enviar un ensayo por correo a su profesor.

Min Ho había pensado en hacer la tarea por Taemin, pero prefirió que el chico al menos estuviera enterado de ésta y que leyera en el ensayo, porque no quería que el profesor llegara a preguntarle por lo que el artículo dijera y no pudiera responder, además de que prefería que fuera revisado por él por si llegaba a haber algún error en la redacción, y no quería que al final por intentar ayudar sólo pudiera causarle algún problema.

—Traje tu...tarea, Ki Bum... me... la... dio.

El mohín en los labios de Taemin se profundizó ante la mención de Ki Bum, porque a pesar de que las cosas ya estaban bien entre ellos, seguía sin gustarle que estuviera cerca de Min Ho, al menos no solos, a pesar de que su amigo le había dicho que estaba viendo a alguien de economía, todavía no superaba el hecho de que hubiera besado a Choi por "ayudarlo".

—¿Viste a Ki Bum hoy? —Min Ho asintió —¿por qué?

—Le pedí... tu tarea.

—Gracias —Taemin vio a Min Ho a los ojos —pero no era necesario, yo podía...

—Ki Bum no... me gusta, sólo tú, te dije... antes.

Min Ho se levantó de la cama y tomó las rosas que antes dejó en la mesita de noche, sacando con cuidado la rosa azul que había sido colocada casi en el centro, y la extendió hacia Taemin, que extendió su mano y la tomó, porque aunque no lo había dicho, era algo que había estado esperando que Choi hiciera, aunque no le molestaría si en ese día la hubiera olvidado, a pesar de que había notado el ramo cuando éste entró.

—Te amo —dijo sin soltar la rosa —a ti, no Ki Bum.

La manera tan lenta y remarcada que salieron las palabras de Min Ho, además de su rostro serio dejaban claro que no le gustaba que Taemin siguiera creyendo de que en algún momento él podía empezar a sentir interés por su amigo, porque no era así.

—Taemin —miró a sus ojos —qu-quie-ro, seas... mi novio.

»T-Tr-Tr-ecientas sesenta y cinco rosas, ésta, es esa, y... qu-quiero mi novio.

—¿Qué?

Taemin soltó la rosa, y apoyó sus manos en el colchón para sentarse un poco, algo confundido, porque ellos ya eran sus novios, sin embargo, si no entendía mal, Min Ho acababa de pedirle fuera su novio a pesar de que Lee ya lo hizo antes.

—Min Ho, ya somos novios.

—Sí, pero... pediste rosas, y... ésta... se mi novio, por favor.

—Min Ho, no estoy entendiendo, antes... ¿yo no era tu novio?

—Sí, yo —se apuntó a sí mismo —debo pedirlo, rosas completas ahora.

»Lee Taemin, ¿quie-res mi novio?

Había empezado a sentirse un poquito enojado por todo eso, sin embargo, por la manera en que Min Ho estaba sosteniendo ya no sólo la rosa azul, sino también el ramo, el enojo había empezado a desaparecer, y poco le importó si antes no quería ser visto por su novio en ese estado o temer contagiarlo, e incluso si maltrataba las rosas, sino que se movió lo más rápido que pudo, tomando su rostro entre sus manos y depositó un beso casto sobre sus labios, regalándole una sonrisa al final.

—¡Sí, Min Ho, quiero ser tu novio!

No le importaba si él había dejado de contar mucho antes las rosas, que Min Ho se hubiera esforzado por cumplir con todas ellas y ahora en pedirle que fuera su novio, a pesar de que podría parecer lo menos romántico si él estaba resfriado y en cama, Taemin se sentía feliz y un poquito confundido con todo eso, ya luego le preguntaría a Choi cómo había sido tomada su relación todos los meses que llevaban juntos, porque sabía que para él también habían sido importantes.

Que se hubiera esforzado por cumplir con todas las rosas que él pidió hacía sentir todo eso demasiado importante, o tal vez era porque había escuchado a Min Ho decir que lo amaba, y el sentirse de la misma manera, que deseaba que su relación siguiera por mucho tiempo más.

—También te amo, Min Ho.

Min Ho sonrió al escuchar esas palabras, y besó otra vez a Lee, sintiéndose feliz por escuchar esas palabras, e importándole poco si llegaba a enfermarse, tener un poco de fiebre no podía reemplazar toda la felicidad que sentía en ese momento, o el tener a su novio cuidándolo mientras él estuvo en cama también, porque Lee Taemin lo amaba.

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