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2 de Marzo 1831

Beatrice apretaba su vestido con fuerza intentando calmarse. Este era su "gran" día. Sería presentada en sociedad junto a su gemela, pero al contrario de ella, Beatrice sentía pavor solo con imaginarse ser observada y criticada por varios caballeros y damas en un salón.

La marquesa de Somerset había invitado a importantes miembros de la nobleza y el parlamento, así como burgueses prósperos.

Un abanico de posibilidades, según su madre.

Se masajeó la sien con cansancio. Cuanto daría por tener un compromiso ya pactado y ahorrarse toda esta parafernalia.

—¿Lista?—Alicia entró con una sonrisa radiante a su habitación ataviada con sus mejores joyas.

Se miró en el espejo de su tocador y empezo a juguetear con sus bucles castaños. Beatrice hizo una mueca mientras la observaba.

—No tan lista como tú, hermana.—se sentó en la cama y tomo el libro que reposaba en esta.

—Será espectácular, muchos bailes y caballeros galantes.

Beatrice apretó el libro entre sus manos.

—¿No te sientes nerviosa?—preguntó despacio. Ella no podía ser la única jovencita que sintiera que se le revolvía el estómago pensando en este día.

—Por supuesto que no.—frunció el ceño.—Porqué me sentiría nerviosa. Esta noche brillaremos, hermana.

Brillarás tú, no yo, pensó.

—Sí.—le concedió la razón de forma a penas audible.

—Voy con todo a atrapar a Lord Grafton.—sonrió a su reflejo y se puso un poco más de polvos.

¿Por qué no puedo ser como tú, Alicia?
Tan segura, tan entusiasta.

—Suerte con eso, hermana.

—¿Y tú?

—Voy a bailar un poco y luego me retirare.—contestó pensando en su plan de desenmascarar al conde.

Tenía que estar atenta a sus nuevos amoríos. Luego de que le enviara su artículo, la duquesa de Nortfolk le respondió diciendo que fue un rotundo éxito y  deseaba una nueva primicia.

La deshonra de Lord Devonshire a una pobre viuda fue tema de conversación en varias reuniones de té según su madre y ella sentía una extraña satisfacción al oírlo.

—¿En serio, Beatrice?—su gemela la miró mal.—No me digas que vas a huir a algún sitio a leer.

—Bueno yo...

—Te pasas todo el día con la cabeza metida en esos libros que a veces se te olvida alzarla para ver a los demás.

—¿Y tú? ¿Qué me dices de tus cuentas y apuestas?

—Me gustan los números, pero no es todo lo que hago.—se encogió de hombros.

—Ajá.—Beatrice la miró molesta.
Su gemela estaba demasiado entusiasmada con esta noche, pero ella...ella solo se sentía asustada y nerviosa.

¿Y si se equivocaba? ¿Y si hacía quedar mal a su familia?

Apartó el libro de sus manos y se levanto a observar la radiante tarde que se perfilaba desde su ventana.
En pocas horas su residencia iba a ser asediada por un sin número personas y de solo imaginarlo le producían arcadas, no quería ni pensar cuando llegara el momento.

Tantos nobles mirándola, comentarios sueltos de aquí para allá y las intensas comparaciones con su hermana (porque sí desde que era una niña todos sus familiares y amigos las comparaban)

Cambiando tu historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora