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Beatrice arrugó la hoja que escribía y miró su pluma frunciendo el ceño. Tenía que encontrar las palabras adecuadas para dar realce a la libertina actitud de Lord Devonshire.

No podía escribir de cualquier forma porque el caballero ya tenía una reputación de vida "ligera" que era bastante conocida por las damas.

Si ella escribía algo como: Lord Devonshire tiene una nueva amante. A nadie le sorprendería, pero si mencionaba también que la dama era una mujer que no acostumbraba esa vida, quizás llamaría más la atención.

Ese era su objetivo, captar la atención de su publico femenino con lo que observo hace unas semanas.

Tomó una nueva hoja y volvió a empezar.

En medio de coqueteos descarados e insinuaciones subidas de tono, Lord Devonshire ha conquistado a otra pobre jovencita. ¿Porqué la llamó pobre?...pues bien la mujer de valores cultos y refinada presencia cayó en las manos del libertino que no dudo en convertirla en su amante días después de la muerte de su esposo. Evidentemente Lord Devonshire aprovechó la falta de su amado y el dolor de su pérdida para tomarse demasiadas libertades con la mujer. ¿Eso que nos invita a pensar damas?...exacto, el conde ni siquiera tiene respeto por la muerte, ni la memoria de un ser querido.

Dama Escándalo.

Beatrice sonrió satisfecha. Sabía de sobra que estaba exagerando un poco al afirmar que Lady Stoivock amaba a su antiguo marido, pero ya que la mujer nunca se había quejado abiertamente de él y siempre guardó las apariencias durante el matrimonio, su articulo no era del todo descabellado.

Guardo el escrito en un sobre junto a una pequeña nota para Lady Nortfolk donde le explicaba los por menores del asunto. Obviamente no firmo la carta con su nombre y dejo solo su pseudónimo.

Se la entrego a un lacayo y con una sonrisita continuó con sus labores diarias hasta que Caterina y Alicia irrumpieron en su habitación.

Su hermana mayor se había comprometido con el duque de Ruthland la noche de la velada que su madre les prohibió estar.

El plan al parecer dio frutos y con la ayuda de Lucy en pocos días Caterina se convertiría en la nueva duquesa de Ruthland.

—¿Cuál prefieres?—le mostraron dos telas diferentes y Beatrice lanzo un largo suspiro.

—Este.—señaló la tela de tonalidad más clara. Ambas eran de color azul, pero la que acababa de escoger tenía pequeños destellos plateados.

—Perfecto.—Alicia sonrió.—Mandaremos a fabricar dos vestidos con esta tela para nosotras. Quiero que vayamos combinadas Tris.

—¿Qué? Pero Alicia recién mandamos a confeccionar nuevos vestidos. No quiero que padre gaste en vano.

—¡¿Quién dijo que padre lo haría?!.—sonrió maliciosa.—Lord Ruthland pagara nuestros vestidos ¿verdad Cate?

Su hermana asintió embobada. Caterina estaba tan entusiasmada con su casamiento que a penas escuchaba a su gemela.

—No podemos aprovecharnos de esa forma del duque, Alicia.—gruñó.

—Claro que podemos. Un hombre enamorado es una buena fuente de dinero, además ahora somos familia ¿no?

Beatrice parpadeó un par de veces perpleja.

En serio que compadecía al pobre caballero que se enamorara de su hermana.

—Estoy segura que al duque le encantara ver a sus cuñadas hermosas el día de su boda.—continuó con desfachatez.

Cambiando tu historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora