Epilogo♛

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Cuando trabajas por petición de tu desalmada madre en una extremadamente pequeña y escondida cafetería, en un barrio donde está científicamente comprobado que la gente prefiere tomar drogas que tomar café, hay poco trabajo, pocos clientes, poco dinero y mucho tiempo libre para limpiar, intentar nuevos planes para atraer a más clientela o, como en mi miserable caso, recargar tu cabeza en tus manos y ponerte a considerar todos esos aspectos de tu vida que odias.

Así que eso es lo que estoy haciendo, y como mi vida es demasiado miserable, me toma mucho tiempo.

Odio con fervor, tanto que no podría ponerlo en las palabras ideales, trabajar en una estúpida cafetería en un lugar del que Dios se olvidó, con estúpido café barato y asqueroso hirviendo que me hace ampollas en las manos. Estúpida gente que me grita todo el día como si yo fuera su maldita esclava y debiera hacer exactamente lo que ellos me ordenan. Estúpida pareja que se está comiendo a besos en la esquina y me hace sentir miserable porque nunca me han besado y todas mis amigas ya han tenido uno o dos posibles embarazos. Estúpido anciano moribundo que me mortifica. Estúpida señora obesa que se ha comido dos sandwiches grandes que obviamente no ocupa en su cuerpo, y no se molesta en darle por lo menos un mordisco al chico tirado afuera que luce tan necesitado. Estúpida paga miserable que no me sirve para nada más que para unas tres blusas o cuatro a lo mucho. Estúpido mi jefe agresivo con complejos de superioridad que me trata como un animal incompetente. Estúpida mi mamá por pensar que necesito hacer algo en las tardes además de perder mi tiempo en mi habitación. Y sobre todas las cosas, estúpida yo, por tener esta vida tan jodidamente aburrida y miserable. Y aceptarla tan fácilmente. Y no hacer nada para cambiarla.

Odio pasar el 90% de mi valioso tiempo libre atendiendo a personas molestas, cuyas vidas son evidentemente muchísimo más interesantes de lo que la mía va a llegar a ser alguna vez. Odio llegar a mi casa cansada y oliendo a pan quemado, y usar este horrible uniforme que no me favorece ni en la cosa más mínima. No me extraña que con estas fachas que tengo ningún hombre se me acerque. Ni siquiera ese tipo feo de mi clase que parece que transpira hasta por los codos y que tiene problemas de gases.

Odio mi vida. Me odio a mí. Odio todo. Quiero que algo genial e interesante me pase a mí y no sólo mirar las cosas que les pasan a los demás del otro lado del mostrador.

Quiero ser como esa linda chica que viene con su novio o con sus amigas y siempre luce perfecta y feliz. O como el policía que siempre pide un café negro cargado y me cuenta sus geniales aventuras policiacas. O como la fotógrafa que viene siempre a las cinco de la tarde en punto, toda llena de cafeína en busca de más y luego sale corriendo para una sesión de emergencia. Incluso preferiría ser esa niña sentada sola, retorciendo sus manos esperando a ese pequeño galán que acaba de entrar y se dirige hacia ella. Yo preferiría ser cualquiera de ellos, menos la chica apestosa a pan, con el uniforme más feo que pueda haber, con las manos más callosas que cualquier hombre y que siempre luce aburrida del mundo, o sea yo. Jolene Duvarak.

Cuando dan exactamente las nueve de la noche, salto del pequeño banquillo que me lastima mi no muy agraciado trasero y me pongo a hacer el corte de caja lo más rápido que puedo para irme cuanto antes a mi dulce hogar. Donde puedo sentarme a ver una repetición de mi serie favorita, leer un libro, hablar con el único chico del que he estado enamorada alguna vez y que también resulta ser ultra gay, vagar por internet, ver fotos de chicos sexys que jamás podré tener y ser miserable por mi vida, sin nadie siendo testigo de ello.

La puerta se abre de golpe, pegándole a la pared ruidosamente. No me sorprende mucho el estridente sonido porque mi jefe tiene problemas de agresividad la mayor parte del tiempo y ha estado a punto de romper esa puerta varias veces. Al menos parece descargar su furia con cosas como puertas, escritorios y paredes, y no conmigo, de lo cual estoy muy agradecida.

Krupnick ❤️ {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora