Krupnick ❤️ {Justin Bieber}

Capitulo 23 ♛

Para cuando el hombre termina de decirme mis estúpidos derechos siento como que estoy a punto de tener el mayor ataque de asma de la historia, las paredes parecen cerrarse a mi alrededor y me siento tan mal conmigo misma que iría directo a prisión aun si no estuviera esposada, entonces recuerdo que esto es todo culpa de Justin, ese maldito y egoísta vagabundo. Juro por Dios que cuando salga de prisión, sin importar cuánto tiempo esté ahí, voy a ir tras él y le voy a meter un palo por el culo. Uno grande. Escuché que en prisión lo único que hacen para pasar el tiempo es ejercitarse, así que supongo que cuando salga tendré músculos y mucha fuerza y podré moler a Justin tal y cómo se lo merece.

Tengo tanto coraje que olvido sentir vergüenza y miedo por unos segundos. Lo busco con la mirada para decirle al oficial que lo espose a él también, quizá si les ayudo a capturar a la mente maestra detrás de todo esto me den menos tiempo, pero se ha ido. Justin se fue, me abandonó. Sabía que era demasiado bueno para ser cierto.

Ese hijo de puta.

Ese grandísimo imbécil, zopenco, petulante, cretino, zoquete, pelele, engreído grandísimo pendejo de mierda.

No sé como pude caer tan bajo.

Empiezo a llorar inevitablemente, por mi repentina caída hasta más allá del subsuelo terrestre. Y como si esto no fuera lo suficientemente malo, el malvado oficial me hace caminar a través de los pasillos repletos de gente sin soltar mis hombros y todos me están viendo, juzgándome; podría orinarme en mis pantalones de la vergüenza, pero eso solo lo haría peor, así que me aguanto. Ya lo imagino: "¿Recuerdas a esa chica que arrestaron el otro día enfrente de todos por ladrona y orinó sus pantalones?" "Si. Que maldita perdedora. Parecía que no se había bañado en tres días, que asco. Además escuché que el pedazo de mierda que la convenció de hacerlo la abandonó por completo".

Después de unos largos momentos de la caminata de la vergüenza, con la vista nublada por las lagrimas, decido que Justin en verdad me ha abandonado y dejo de buscarlo. Ni siquiera sé porqué estoy tan decepcionada, lo conozco desde hace menos de dos meses y sé cómo es.

Por fin salimos de ahí y entramos por una puerta blanca en la parte trasera de la plaza. Hay un pequeño escritorio en la entrada y después un largo pasillo oscuro, atravesamos un cuarto con un montón de monitores que parecen ser de las cámaras de seguridad y entramos a otro cuarto con otro pequeño escritorio y una diminuta celda que resulta ser para mí. Que lindo.

El malvado oficial me mete ahí, me quita las esposas y entonces dejo de llorar silenciosas lagrimas y en su lugar empiezo a sollozar todo lo que hay dentro de mi adolorida alma, tirándome al piso porque la fuerza ha abandonado mi cuerpo, al igual que Justin. Lloro tan fuerte que ya ni siquiera se siente como si estuviera llorando, solo estoy tirada en mi celda ahogándome con mis lagrimas y mis sonidos lamentables; ni siquiera soy consiente de lo que pasa a mi alrededor, es como si esto fuera una infame pesadilla. El malvado oficial le dice algo al que está sentado, pero en realidad no estoy prestando atención, solo escucho sus voces de fondo mientras sigo llorando.

Yo soy una chica buena, ¿cómo en un demonio es que yo terminé aquí? Yo solía ser tan pura. Iba a la escuela, a mi trabajo y a mi casa. No me metía en ningún problema. No hacia nada peligroso y/o irresponsable. Pero entonces llegó el animal de Justin a arruinar mi vida; haciéndome ir a la casa de hombres gigantes y oscuros para secuestrar un perro, llevándome a clubes de gente rica y haciéndome entrar ilegalmente, convenciéndome para que lo ayudara a escapar de la justicia, haciéndome comer brownies con droga, golpeándome a su antojo, manipulándome para ayudarlo a robar y mil cosas más. Ha logrado seducirme hacia la perdición absoluta, llevándome de la mano hacia las puertas del infierno, donde tienen una celda justo como esta con mi nombre.