Capitulo 27

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El hotel quedaba a un par de cuadras, las calles se hacían mas largas con cada paso que dí, el movimiento de la gente sobre la acera cubriendo las gotas de lluvia con las sombrillas abiertas.

Flashback:
-¡Bee!- Lo intentó todo para hacer que me quedara, se arrodilló frente a mi sosteniendo mis manos con fuerza y mis lágrimas no podían dejar de deslizarse bajo mis mejillas
-Porfavor, Zachary no me hagas esto-
-Bee te lo pido, no te vayas, no me dejes- Nunca le había visto llorar hasta esa noche, porque se suponía que antes de todo eramos tan felices.

Fin del flashback.

Cerré mis ojos estando en New York, cerré mis ojos tomando asiento sobre la orilla de la cama que permitía una vista amplia de los rascacielos contra la ventana. Suspiré sin tener idea, grabando en mi cabeza una borrosa idea de fotografía de Jena y Zachary en el exterior de una iglesia tan bien arreglada. Después otra y otra y otra, donde ella tendría lo que seguramente mi madre quiso para mi, donde ella tendría preciosos hijos con Zachary en una tarde sobre una colina y un golden retriever.

Ojalá las cosas no hubieran terminado así, ojalá hubiera podido amarme tanto a mi misma hasta hacerme creer que merecía estar con Zachary y salvar nuestro amor como él siempre lo hizo, pero al final, siempre era yo rindiendome. Siempre era yo colocandome sobre otra persona que creía que sería lo mejor para él. Cuando él me quería a mi.

Nunca fue suficiente.

Así que lo dejé pasar, dejé que el día se convirtiera en noche, los abruptos nervios que me sofocaban estaban ahí nuevamente, compré una de sus malteadas favoritas de sabor caramelo y chocolate, ahora eran los pasillos los que se volvían tan largos y no las calles.

-Buenas noches-
-Buenas noches- Era todo lo que podía escuchar de las personas que salían de las habitaciones despidiéndose de otras antes de marcharse, esperaba no equivocarme de habitación porque era como un laberinto sin terminar.

Si Alexandra me viera en este momento, no dejaría de repetirme el tremendo desastre que siempre provocaba y seguramente el día habría terminado con uno de sus largos consejos.

Mi puño golpeó unas cuantas veces la puerta con el numero '254' que estaba segura, nunca se borrará de mi subconsciente. Duré 6 minutos esperando a que se abriera mientras las malteadas se derretian.

Ahí estaba él, frente a mi con su semblante de seriedad que nunca supo como fingir. Recargué mi cabeza contra el marco de madera sin dejar de mirarle y mi tristeza se asomó ante mi ligera sonrisa.
-Lo siento- Pude decir -Sé que solíamos reunirnos en nuestro santuario después de una discusión, pero nuestro santuario ya no está- Rió levemente ante mi -Así que recordé que te encantaban las malteadas de caramelo y decías que eso siempre lo arreglaba todo- Le extendí una y él la tomó -Sé que suelo ser muy torpe e idiota cuando me asusta estar contigo, pero oh dios, Zachary- Reí con ironía -Intenta estár con alguién como tu siendo la persona que yo soy. También estarías asustado porque sabes que estás por debajo de la línea-
-Bee-
-Y lo sé, sé que me amas- No lo dejé terminar -O me amaste y ni siquiera eso pudo ser suficiente razón para mi para quedarme contigo-
-Ya, calla- Amaba cuando nunca me dejaba terminar porque sus labios estaban sobre los míos de un segundo a otro, siempre encajamos. Cerre los ojos sintiendo la textura suave de sus labios, la forma en que colocó su brazo alrededor de mi cintura y lo largos que eran sus besos solamente para mi.
-Eres mas que yo, mi amor- Plantó pequeños besos en mi una y otra vez -Siempre lo fuiste, por eso te amaba- Cerró la puerta tras nosotros dejando las malteadas sobre la mesita cerca del armario y dirigiéndo nuestros pasos hasta la cama -Te prometo plantar besos como pequeñas semillas en tu cuerpo- Sus labios bajaron a través de mi cuello -Así con el tiempo podrás crecer para amarte a ti misma lo mucho que yo lo hago-
-Oh dios- Cubrí mi rostro abrazandome de él -No sé como pude estar estos últimos años sin ti-
-No compré malteadas durante tres años- Rió observando el techo de la habitación -Porque siempre me recordaban a ti, Bee- Sentía su respiración y acomodé mi cabeza sobre uno de sus brazos. No vacilé. El televisor se mantuvo encendido tornando la noche perfecta, nos quedamos mirando nuestro programa favorito 'Criminal Minds' y al final como supuse, él siempre se quedaba dormido sobre mi pecho sin dejar de abrazarme.

Nunca entendí como nuestro corazón puede amar tanto a una persona que ya no está ahí.

Lo amé por tanto tiempo que el tiempo se volvió eterno.

Pero todo sucedió, cuando se supone que debía suceder.

Zachary me amó cuando Daniel, Peter Quinsqert, Marlon, Ferguson, William Shatter y Mike no pudieron hacerlo, cuando nada de esto con ellos funcionó. Cuando intentaba olvidarlo con la gente equivocada.

Dios, estar con Zachary era suficiente. Por años, él me hizo enforcarme en la gente que me amaba y no en la que no.

Si mamá supiera lo bajo que había caído al volver a los brazos del mismo hombre que amé por años, pero esta vez estando comprometido, sé que estaría decepcionada de mi, porque yo también lo estaba.

Pero volvería a hacerlo, si se tratara de él.

Esa noche fue tan larga, estando dormida sé que se levantó a altas horas de la madrugada solamente a besar mis labios y repetir 'Feliz cumpleaños, mi amor'.

Sé que le encantaba ser el primero en felicitarme, siempre competía con mis mejores amigos por ello cuando éramos novios.

Flashback:

-¡Muevete, muevete, Carl!- Gritó Alexandra corriendo tras de mi. Esa noche acampamos en la orilla de nuestra Isla favorita antes de dar las 12 para mi cumpleaños, fue una locura. Ellos 3 me hicieron correr 15 segundos antes, de esa manera el que primero me atrapara  ganaría.
-¡Ya no puedo seguir corriendo!- Grité tan cansada sin poder seguir entre las olas. Reí al verlos a lo lejos, intentaban a toda costa detener a Zachary para que no llegara a mi primero.
-¡Mi amor feliz cumpleaños!- Alzó la voz para que yo lo pudiera escuchar -¡Te amo como no tienes idea, Bee. Ven acá!- Reí sonrojandome y Alexandra rodó los ojos negando con una de sus sonrisas por lo tontos que eramos
-Ganaste Levi- Le soltaron y vino hacía mi cuando yo intentaba llegar a él. Me sostuvo fuertemente entre sus brazos cubriendome con todo su cuerpo mientras me besaba delicadamente.

Por esa razón Carl y Alexandra nunca se rindieron con nosotros.

-Estoy muriendo de frío- Reí mirándole y juntos caminamos a la orilla, él nunca me soltó hasta que llegamos con mis amigos, los cuales se encargaron de abrazarme de igual manera. Lo tenía todo.

Fin del flashback

Esa mañana mi familia y amigos llamaron esperando encontrarme tan feliz, así fue.

-¿Te gustaría almorzar conmigo?- Susurró cerca de mi oído al abrazarme por detrás
-Me encantaría- Me giré quedando de frente a él, sus ojos eran preciosos, sus labios ligeramente rosas, sabía que con lujuria nos estabamos deseando.

Cada día en New York hicimos el amor después de despertar y antes de dormir, quise grabar el lugar de sus lunares en su cuerpo y lo frágil de su piel contra la mía, el sonido que su garganta entonaba cada vez que suspiraba cuando juntos terminabamos, quise grabar las palabras que siempre pronunciaba al tenerme cerca.

Ambos nos vestimos con felposos abrigos marrones que nos hacían lucir mas elegantes, reí porque él estaba actuando como un caballero inglés ante mi, aun que para ser honestos, siempre lo fue. No había día en el que salieramos juntos y no abriera la puerta para mi, siempre se aseguraba de caminar a mi lado y nunca adelantarse, a la hora de la cena en los restaurantes nunca comenzaba primero si no me habían traído mi platillo, eran pocas de las muchas cosas que me hacía tan feliz.

Hard to Love (Zachary Levi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora