Capitulo 32

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Habíamos decidido ir por hamburguesas junto a mis sobrinos, eran tan dulces sobre todo con Alexandra que parecía adorar a los niños siempre. Imaginé como sería sí Zachary y yo hubiésemos tenido un pequeño bebé como él lo quiso alguna vez, imaginé que Carl tendría cara de disgusto pero con el tiempo, lo amaría como un pequeño perrito beagle. En cambio Alexandra, oh Alexandra estaría maravillada y se tomaría cientos de fotos en todos lugares de Los Angeles con él...o ella.

Pero por ahora no importaba, porque nada de eso sucedió y seguramente él ya había arreglado todo con Jena y en pocas semanas tendrían una boda maravillosa donde ella sería la protagonista con un precioso y blanco vestido. Comprarían un auto costoso y toda la gente estaría impactada con la gran mujer con quién Zachary al final logró casarse.

Kilómetros aparte luego estaba yo, reí al ver a Jenny con su nariz roja a causa del ketchup.
-Ven aquí- Limpié con cuidado el resto de comida alrededor de todas sus mejillas
-Tía Elise ¿podemos jugar en las máquinas?-
-Bien, Adrien pero cuida a tu hermana y tus primos porfavor-
-¡Por supuesto!- Les di 10 dólares para cambiar por unas tarjetas y que se divirtieran un gran rato.
-Eres buena con los niños, Elise- Alexandra los vio llenos de felicidad
-Ni que lo digas- Reí
-¿Ya volviste al apartamento?-
-No- Comí una de las pocas papas fritas que me quedaban -No sé si lo haga, no quiero encontrarme a Bill aún, sería muy vergonzoso-
-Bill se mudó- Carl aclaró y sé que no quisieron decírmelo por todo este tiempo pero lo hicieron
-¿Qué? ¿Por qué?- Estaba confundida, ¿cómo pudo haberse marchado sin despedirse de mi?
-Mira...-
-No, Alex, no suavices la caída- Le rogué
-Temía que regresaras- Seguía sin entender y solo seguí escuchandola -A que regresaras y quisieras estar con él y entonces también se involucraría en tu polemica relación fallida con Zac- Sobé mi sien sin querer creer eso
-¿Es una broma?- Reí incrédula
-No quería involucrarse contigo porque su mundo no puede estar rodeado de todo eso que sucedió debido a su trabajo-  Carl terminó por decir y yo solo mordí mi pulgar viendo a un punto vacío, mis ojos estaban tan cristalizados y tuve que tragarme todo el dolor debido a los niños
-Tía Elise ¿podemos ir al baño?- George me miró con sus dulces ojos enormes
-Por supuesto mi amor- Tomé su mano levantándome del lugar con él en mis brazos.

George jugó con mi cabello camino al baño, reí porque eran tan curiosos.
-Anda ve, cierra la puerta aquí te espero- Le aclaré antes de que entrara, esperando unos cinco minutos que usé para ver el exterior del restaurante, observé a Jenny, Adrien, Kristen y Henry a lo lejos, como se adoraban, ese amor puro y sincero que los niños siempre dan a los demás. Mi mirada después se enfocó en la pareja que iba entrando al lugar
-Mierda- Susurré tratando de ocultarme tras la barra que separaban los baños del área de comida
-Tía Elise ya podemos irn...- Lo cargué cubriendo su boca hasta entrar a uno de los cubículos cuando me di cuenta que ella venía hacía acá -¿Qué sucede?- El pequeño susurró porque sabía bien que nos ocultabamos de algo o alguien
-Shhh, shhh George- Escuché la puerta abrirse y el lavamanos correr mientras ella se miraba contra el espejo acomodando un mechón de cabello tras la oreja, se aseguró de que su labial aún seguía en su lugar y retocó su delineado una última vez. No se veía consternada o enfadada con él, todo lucía como si nada hubiese sucedido, contrario a como yo habría reaccionado. Supuse que solo venían a ordenar comida chatarra para llevar debido a la hora, siempre solíamos hacerlo Zachary y yo a altas horas de la noche cuando ya todo se encontraba cerrado. La vi salir y pude respirar de nueva cuenta.
-Tía Elise ¿Qué sucede?- George estaba tan asustado y planté un pequeño beso en su enorme cabezota
-Ay George lo siento, lo siento- Me disculpé saliendo con cuidado de ahí asegurandome que ellos ya se habían marchado cuando Zachary se despidió de Alex y Carl después de saludar a los niños
-¿Era tu novio?-
-Ya no es mi novio, George- Sonreí caminando hasta la mesa de mis amigos
-Él me agradaba- Bajé al pequeño al suelo
-Si, a mi también- Vi como se marchaba en el auto con ella al final, luego mi atención volvió a mi sobrino y despeiné su cabello -Ahora ya basta de hablar y ve a divertirte- Asintió tan feliz corriendo tras los demás niños.
-Vaya que enserio agradecí que George tuviera vejiga pequeña- Alexandra se burló y yo cubrí mi rostro con mis manos sintiéndome como imbécil
-No debiste esconderte- Carl golpeó mi hombro
-Ouch-
-Sabemos que quieres saberlo todo- Dijeron al unísono y elevaron sus cejas, reí por lo idiotas que eran
-No todo-
-Pregunta-
-¿Ya se casó?- Sostuve mi barbilla sobre mis manos esperando sus respuestas
-No- Ambos parecían estar conectados y rodé los ojos algo avergonzada
-¿Estaba feliz?- Se miraron entre sí
-¿Quieres que seamos sinceros?- Asentí -Se miraba feliz, pero yo creo que es porque no le quedó otra opción- Carl completó
-Ay por dios, ¿otra opción?-
-Cuando vió a tus sobrinos se dió cuenta de que estabas aquí-
-¿Su prometida lo supo?-
-No- Alex apenas dijo -Pero vi su tristeza al no poder hacer algo para quedarse después-
-Alexandra, no tienes que fingir que siente algo cuando...-
-No, Elise- Rió -Ojalá estuviera fingiendo pero no lo hago, ¿porque siempre te vas cuando las cosas se ponen difíciles?- Su pregunta hizo estragos mi corazón -Él regresó esa misma mañana que tu decidiste marcharte, tomó un vuelo de avión porque creyó que era la única manera de alcanzarte a tiempo en tu apartamento, pero cuando llegó...tu no estabas ahí- Jamás alguién me había dejado en silencio -Nos preocupamos por días y semanas esperando a que regresaras, él esperó cada día por meses frente a esa puerta en la que solías llorar todo el tiempo porque no podías estár con él por la obvia vergüenza que sentías al haberlo difamado con toda la prensa que creímos que acabaría con su carrera, pero te hizo entender esas últimas semanas en New York que eso ni siquiera fue suficiente razón como para dejarte de amar- Carl no mencionó nada -Esperó al regresar solo para poder hacer que te quedaras y tu nunca volviste, Elise- Agradecí que mis sobrinos estuvieran jugando aún -Y no es que adore defender a Zachary pero alguién tenía que decirtelo y se supone que soy tu amiga si nadie estaba para hacerlo- Asentí -No puedo seguir mirándote ahí viendo como lo que mas amaste se va porque crees que estará mejor sin ti- Sus mejillas estaban tan rojas como seguramente las mías también -No puedo seguir mirándote intentarlo una y otra vez con hombres que crees que van a reemplazar el recuerdo de Zachary y luego solo te utilizan-
-Alexandra-
-No Carl, déjame terminar- Miré a Carl y asentí, porque la realidad era que ella tenía razón, toda la razón -Y escuchame. Sí decidiste que es suficiente, al menos quierete lo mucho que nosotros lo hacemos y sigue adelante- Colocó su mano sobre la mía -Necesitas seguir adelante y buscar nueva inspiración, sin que todo lo que hagas se base en solamente él-
-¿Cómo voy a encontrar a alguién que me escuche de la misma forma que él me escuchaba?-
-Lo encontrarás, siempre lo encontramos, Elise- Sonrió levemente y yo hice lo mismo -Revisa tu apartamento esta noche, quizá te interese algo que hay ahí- Asentí escuchando, y en verdad agradecí que no me quisiera ver de la misma forma en la que estaba en el pasado.

Nos despedimos antes de marcharnos, Tongue tied sonaba en la radio y mis sobrinos y yo cantabamos altamente al ritmo de la canción y la luz de los semáforos reflejadas sobre las ventanas del auto.

Mis hermanos me matarían por lo tarde que ibamos ya, las calles estaban vacías y eleve la musica lo mas alto que me permitía.
-Jenny cariño ¿puedes pasarles los abrigos a tus hermanos?-
-Claro, tía Elise- Sonreí viéndolos por el retrovisor un par de veces, eran niños tan dulces y benevolentes.

Detuve el auto en casa de James, ahí seguramente también estaría John esperándonos.
-Henry abrigate- Dije colocándo su gorro sobre su cabeza -Si te enfermas tus padres me matarán, corazón de melón- Despeiné su cabello antes de que corrieran al pórtico en brazos de sus padres, sonreí introduciéndo mis manos a los bolsillos de mi chaqueta
-Hey- James me abrazó y John igual
-Hola- Reí
-Estuviste espectacular esta noche, Elise-
-Te lo agradezco y también por que fueron a verme-
-¿Quieres pasar? Adentro están Alissa y Margaret
-No, no, de hecho ya me iba, tengo unos pendientes con mi viejo apartamento porque tengo que ir a sacar unas cuantas cosas de ahí- Vi a sus madres y  saludé a lo lejos -Pero volveré a visitarlos tan solo termine esta semana-
-Con cuidado, linda- James ahora despeinó mi cabello y reí
-Son excelentes niños- Guiñé mi ojo para ellos despidiendome antes de marcharme.

Mi atención se centró sobre la avenida que daba directo a mi viejo apartamento, el tramo era algo corto, no hacía mas de quince minutos en llegar. Todo estaba bastante vacío como para ser las 12 de la noche, el ascensor partió al piso 4 y en el, la misma canción de John Denver sonaba.

Las puertas se abrieron al par y esperé quizá a que Alex y Carl me hayan jugado una broma y Bill siguiera ahí, pero no fue así, su apartamento estaba en renta y me pregunté ¿como podía una persona conocernos y luego liberarnos con tanta facilidad? Pero era parte de la vida y quizá eso mismo debimos haber hecho Zachary y yo.

Las llaves difícilmente entraron a la cerradura antes de caer al suelo 3 veces. Como el olor de la soledad aparece tan rápido.

Encendí las luces y pude ver el desastre que nunca arreglé. Antes de que pudiera dar un solo paso algo había golpeado la punta de mis zapatos, sonreí al levantarlo, era el pequeño cofre de cartas que Zachary me había regalado de cumpleaños y que nunca me llevé. Respiré profundo al abrirla y encontrar mi collar de hipocamo con una pequeña nota.
'Lo olvidaste, Bee. Siento mucho que haya dejado de brillar'.
Sonreí y mis ojos ya estaban humedeciendose, lo coloqué alrededor de mi cuello esperando que emanara la ligera luz azul celeste pero no lo hizo.

Había cientos de cartas ahí sin abrir. 

Hard to Love (Zachary Levi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora