12. COMO CUALQUIER OTRA
Era él.
Estaba de pie al otro lado del claro. La luz del sol impactaba con fuerza sobre su piel canela. O trigueña, no podía verlo con facílidad. Él estaba ahí mirandola con diversión, casi burlandose por su pobre intento de fuga.
Él la miraba, grabando en su memoria cada detalle de ella, de su anatomía, de aquella belleza que ya era rumor entre los pocos hombres que vivían en las cercanías. La miró como no lo haría nunca en una situación normal. Estaba allí, de pie frente a él, alejada de su eterna prisión de cristal.
No la entendía. La miraba pero no entendía que podía motivar a una persona de su edad a sellar su destino de esa forma tan... extraña. Y ella lo hacía con una sonrisa radiante en los labios. La recordaba en la inmensa biblioteca, devorando un libro tras otro, dando saltos de alegría por todos lados. Le era inexplicable desde cualquier punto de vista.
––¿Qué haces aquí? ––preguntó.
Ella abrió los ojos, temerosa. En teoría no estaba haciendo nada malo, pero se sentía atrapada, acorralada por esa mirada que parecía culparla de haber huído.Aquello parecía una cruel jugarreta. La había encontrado ese muchacho que no podía aprenderse su nombre y el que había recogido inconsiente del piso.
––Me perdí ––mintió, y el arrepentimiento no tardó en llegar. Mentir no estaba bien y era usado por personas que buscaban engañar a otras, y ella no lo deseaba. Pero ya era muy tarde para retractarse, ademas, ¿quién iba a creerse que se había perdido entre los muros que rondaba desde hacía semanas? Nadie. Eso no iba de acuerdo a su carácter y lo que todos esperaban de ella, una señorita bien portada y eso era, aunque ahora sintiera que le daba la espalda terriblemente a todos los valores que tanto le habían inclulcado y de los cuales se había aferrado tanto.
Todo cambiaba demasíado rápido a su al rededor.
––¿Necesitas ayuda para volver? ¿Estás bien?
––¡No! ––soltó tal vez demasíado enérgica. ¡No podía entrar por la puerta como si nada! Y menos con un hombre por amor a Dios––. Caminaré un poco ahí y volveré enseguida. No me alejaré mucho del camino.
Apenas sentía los ténues rayos del sol en el rostro y el silbido del viento moverle los cabellos, no, aún no deseaba volver. El aire transportaba un aroma a jazmín que ansiaba descubrir. Una parte de su cabeza ––la recatada, aquella que tenía diecinuevo años guiando su raciocinio––, le apremiaba que diera media vuelta y corriera hacia la seguridad del castillo, donde no habían riesgos ni perdidas, allí todo se mantenía estático.
Él volvió a mirarla torciendo el gesto, dudoso. Realmente... no parecía extraviada. Mas bien un poco nerviosa y desubicada. Estaba seguro que ella trataba de engañarlo, no mentiría, no cometría un pecado siendo que estaba justo allí para ser una religiosa. ¿Realmente sabía volver? Frunció el seño. Definitivamente no.
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Relaciones Peligrosas PAUSADA
ParanormalAlejandra ha crecido sabiendo que será una religiosa. Nunca soñó con un esposo amoroso que la llene de caricias y besos, hijos abrazandola y una mascota corriendo en el jardín, ya que sabe de una promesa que salvó su vida y que debe cumplir. Ilusio...