Después de discutir con Lexa y que me dejase en su piso, diciéndome que no quería volver a verme nunca más, me derrumbé. No sé cuánto tiempo estuve lloriqueando en frente de Anya, que trataba de calmarme y animarme, de una manera bastante desacertada, definitivamente, consolar no se le daba demasiado bien, pero apreciaba el intento. Le conté, por encima y entre gimoteos, el por qué habíamos discutido y su rostro se tornó sombrío, a pesar de eso, y a sabiendas que yo tenía la culpa de la ida de Lexa, ella no comentó nada al respecto, ni me hizo sentir peor, simplemente me dijo que arreglaríamos las cosas, porque se notaba que nos queríamos, solo tenía que dejarle a Lexa su tiempo, sobre todo con ese tema en cuestión.
Costia.
Todavía me duraba la impresión por lo que me había dicho Lexa, es que su novia no se había ido, había muerto, y eso cambiaba enormemente toda la situación, porque ella no echaba de menos su romance pasado, no extrañaba a una mujer que, simplemente, la abandonó. Lexa había perdido a Costia, una muerte prematura, seguramente muy dolorosa y difícil de asumir, pasasen los años que pasasen, porque, según mis cálculos, Costia debió morir cerca de cuando yo me fui a Los Ángeles. ¿Tal vez en el accidente de coche que tuvo Lexa? ¿Estaría ella en ese momento en el vehículo? ¿Cómo demonios había podido soportar tal pérdida? Y, lo que más vueltas me daba, ¿por qué me lo ocultó?
Me había escondido una importantísima parte de su pasado, de su vida, de su historia. Algo que cambiaba por completo mi percepción sobre aquella foto que Lexa guardaba en su mesilla, rompía totalmente los esquemas que me había montado en la cabeza, tal vez, hasta cambiaba mi forma de ver a Lexa. No me imaginaba cuánto dolor tuvo que soportar, pero me resultaba admirable su entereza, su capacidad para superar todas las cosas malas que le habían pasado en la vida. Lexa es, definitivamente, una mujer increíble, una persona especial.
Seguí dándole vueltas a ese tema, pensé en llamar a Lexa, pero se había ido realmente enfadada después de mis, más que desacertadas, palabras. No quería presionarla, no si eso hacía que volviésemos a discutir, así que me aguanté todas mis ganas de buscarla y esperé a que fuera ella quien diese señales de querer hablar.
No me llevé mis cosas de su piso, poniendo total esperanza en que nos arreglaríamos, porque no podía ser de otra forma, no podía ni imaginarme otra posibilidad, no. Volví en mi coche a mi piso, agradeciéndole a Anya que prometiese avisarme cuando Lexa volviese a casa, porque realmente estábamos preocupadas.
Cuando llegué al piso, estaba realmente derrotada, aún sentía unas inmensas ganas de llorar y casi no me tenía en pie, me sentía terrible. Raven estaba en el sofá, sentada a la indio, comiendo un yogur mientras veía el noticiero de la noche, se giró sonriente al sentirme entrar, sobre todo cuando dejé caer con un golpe sordo al suelo la bolsa que llevaba con mi ropa, literalmente, haciéndome oír..
-¡Ey! Ya volviste del finde súper sexual con Woods, y estás viva- bromeó con burla, su rostro cambió notablemente cuando se fijó en mi cara, porque menudo careto debía traer después de haber dormido mal, discutido con Lexa y llorado como hacía tiempo que no hacía, malditas hormonas y maldita mi bocaza- ¿Qué ocurre?
Preguntó algo alarmada, levantándose del sofá y acercándose a mí, tras dejar el yogur en la mesilla. Un sollozo escapó de mi garganta, agarró mis hombros y me arrastró hasta el sofá, sentándonos mientras me abrazaba, volviendo a repetir su pregunta.
-Lexa y yo hemos discutido- susurré con la voz ronca- Muy fuerte, nos dijimos cosas muy dañinas y se fue dejándome sola, me dijo que no quería verme nunca más- otro sollozo me interrumpió.
Noté que Raven tenía la mandíbula tensa, por cómo habló.
-Vas a tener que explicarme los detalles, porque ahora mismo tengo unas tremendas ganas de ir a darle a Lexa una buena patada en el culo- murmuró con enfado- Me da bastante igual que sea mi jefa, cómo fue capaz de decirte algo así.
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Hasta que llegaste tú
FanfictionCuando la amistad desaparece, otro sentimiento nace. Han pasado casi 10 años desde que Lexa y Clarke perdieron el contacto, una noche casual, el destino las une de nuevo. Después de ese encuentro entrañable, no esperaban volver a verse más, pero l...