Enferma pt. 1

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Al día siguiente, Juliana se levantó temprano. Días antes de llegar a Playa Escondida, se había puesto de acuerdo con Renata para tener un día de chicas antes de que ella viera a Guille, y vaya que ahora lo necesitaba. Tenía muchas cosas que contarle, en especial concernientes a una chica borracha de ojos azules.

Se levantó de la cama con mejor humor que el día anterior. Por lo menos hoy podía evitar a Valentina y disfrutar del día con Renata. Hacía un calor impresionante, por lo que un día en el mar se escuchaba bastante agradable.

Tomó en brazos su traje de baño, unos shorts y una toalla para darse un baño antes de irse. No sabía cuánto tiempo pasarían primero en casa de Renata, y no quería llegar apestando a sudor. Dobló la esquina para entrar en el baño, pero se detuvo cuando una imagen poco esperada impactó sus ojos:

Valentina estaba despierta. Y no sólo eso: estaba en ropa interior cepillándose el cabello mientras se miraba en el espejo del baño.

Juliana tuvo una reacción extraña. No sabía si reclamar su lugar en el baño, huir inmediatamente o quedarse a admirar a la otra chica. Sus ojos no pudieron evitar recorrer el cuerpo de la otra: sabía que su forma era delgada, pero no sabía que tenía el abdomen tonificado de esa manera. Cada vez que se movía, sus abdominales resaltaban, marcando su forma esbelta.

"¿Te gusta lo que estás viendo?" se burló Valentina. Dios, qué frase tan más cliché.

Juliana se percató que había caído en un trance de nuevo. ¿Por qué le pasaba esto? Primero cuando la vio por primera vez, y ahora en este momento...

"Necesito usar el baño," dijo Juliana una vez que se compuso.

"Qué lástima, yo lo estoy usando."

Juliana rodó los ojos, molesta. "Hay un espejo de cuerpo completo en tu cuarto, ¿lo sabías?"

"Aquí hay más luz," respondió Valentina aun sin mirarla. Se inclinó un poco más sobre el lavabo para estar más cerca del espejo, revelando más de su ligero escote.

Juliana soltó un sonido exasperado y volteó la cabeza a otro lado. No sabía cuáles eran las intenciones de Valentina, pero no iba a dejar la hiciera sentir incómoda.

"Bueno, ¿vas a tardar mucho? Voy a reunirme con mi amiga y no quiero perder más tiempo," dijo la más chica entre dientes.

Valentina frunció el ceño. "Creí que hoy tendríamos un tour por el pueblo."

"Ustedes tendrán un tour. Yo iré con mi amiga."

Valentina se quedó pensativa por unos segundos y después hizo un gesto de indiferencia.

¿Te apuras?" dijo Juliana insistente al observar que la otra chica continuaba recorriendo sus manos por su cabello como si no hubiera un mañana.

Valentina la miró un tanto divertida para después continuar acariciando su cabello. Era evidente que ya estaba más que peinado, y que lo que estaba haciendo era para provocar a Juliana.

Juliana se mordió la lengua para contenerse. No quería que, por culpa de una pelea, su madre no le diera permiso de visitar a Renata.

Valentina continuó así por unos minutos, alargando el estrés y la tensión de Juliana. La ojiazul de repente soltaba pequeñas sonrisas en respuesta a los gruñidos y resoplidos de la otra chica, como si en verdad estuviera disfrutando molestarla.

Una vez que decidió que había molestado lo suficiente a Juliana, se dirigió a ella.

"Listo. Ya puedes usarlo."

El mar, la arena y tú: Una historia JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora