DÍA DOS DEL CONTAGIO.
Me despierto de golpe por un grito. Veo a Mica al pie de las escaleras.
—¡Estan entrando! —grita apuntando la puerta con la desesperación pasmada en su cara.
Me levanto rápidamente agarrando la Bersa. La puerta está por caer, todas las cosas que puse para trabarla ahora están en el suelo y las que no ya lo van a estar. De repente se escucha un fuerte golpe que me hace saltar, la puerta no cae pero se esta doblando mucho en la esquina superior derecha. Noto la mano de un infectado que pasa por la abertura que hicieron y dobla la esquina aun más y comienza a trepar, levanto la 9 mm Bersa, apunto y trato de recordar las lecciones que me había dado mi padre sobre disparar.
Mi padre era un militar de los Estados Unidos que vino hacía Buenos Aires de vacaciones y se término enamorando de mi madre, cuando quedo embarazada de mi se fueron para los Estados Unidos y ahí nací yo, y después de unos meses volvieron para acá, a mis catorce años sufrimos un accidente automovilístico por un estúpido que los choco cuando venia borracho, mi padre falleció en el acto y mi madre y yo fuimos a parar en el hospital, pero mi madre no lo logró y falleció antes de poder llegar.
El infectado asoma la cabeza, apunto y respiro hondo, suelto el aire y aprieto el gatillo, la bala impacta contra su cráneo haciéndolo caer hacía atrás, se comienzan a escuchar gritos y gruñidos de esas cosas atrás de la puerta y esta se comienza a mover violentamente hasta que la puerta cae y dos infectados empiezan a entrar uno detrás del otro, el primero es alto y pelado, con toda la ropa y boca manchada de sangre, y el segundo es un poco más petiso y con un gran agujero en su pecho. Apunto nuevamente y disparo dándole al primero en el hombro izquierdo haciendo que caiga por las escaleras, al segundo le doy entre medio de los ojos haciendo que caiga para atrás y quedándose muerto en las escaleras, al que le había disparado en el hombro se comienza a levantar del suelo y rápidamente le disparo en la cabeza, levanto la vista y se me tira encima otro que no había visto haciéndome caer de espaldas con él sobre mi, me agarra con la mano izquierda del brazo izquierdo y me trata de clavar su garra en mi hombro derecho pero falla en el momento en que logro correrme un poco y lo golpeo en la cabeza con la 9 mm Bersa haciendo que me suelte y de un nuevo golpe lo hago que salga de arriba mio pero rápidamente me agarra del hombro nuevamente y trata de morderme el cuello con sus grandes dientes en punta y le disparo por la oreja derecha y me lo saco de encima muerto. Aparece otro infectado pero esta vez es un niño de unos diez años, me quedo observándolo y apunto mi arma hacia el pero no puedo dispararle, es un infectado pero también un niño, baja corriendo las escaleras y tomo la 9 mm Bersa con fuerza, se para delante mio y mira hacía su derecha donde en una esquina esta Mica, no me había dado cuenta que estaba ahí, está sentada con las rodillas en el pecho y llorando con las manos en su cara. El pequeño infectado se dirige lentamente hacía ella y Mica al verlo comienza a gritar, levanto la 9 mm Bersa y disparo, dándole el primer disparo en el hombro derecho y luego en su cabeza haciéndolo caer a unos pocos metros de Mica.
Corro hacía ella que aún está llorando —Mi amor tranquilízate, ya pasó —la abrazo—. Vamos tenemos que irnos de acá ahora —la ayudo a levantarse.
Subimos sigilosamente las escaleras colocándole un nuevo cargador a la Bersa, tratando de no hacer ningún ruido por si algún infectado se encontraba arriba. Recorremos el pasillo hasta llegar hasta la cocina, busco en uno de los cajones de la mesada y encuentro un cuchillo con funda camuflada, me la colocó en la cintura. Nos dirigimos hacia la puerta para salir de casa y veo que la puerta está tirada en el piso echa pedazos, cuando estábamos llegando de nuestra habitación aparece un infectado arrastrándose, tenia una sola pierna y la tenía toda destrozada, sin pensarlo levante la 9 mm Bersa y la accione haciéndole un agujero en el cráneo de aquél pobre condenado.

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Virus Hilax
Science FictionJosh se encuentra con la única obligación de mantener con vida a su esposa Mica y a él mismo, acechados constantemente por la muerte que se encuentra en manos de cientos de criaturas que no pensarian dos veces en atacar sin piedad a quienes tuviecen...