Virus Hilax

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                         DÍA SEIS DEL CONTAGIO.

     Son las siete y cuarto de la mañana, se escuchan los truenos y la lluvia golpear contra el suelo y la chapa de los vehículos, por lo poco que pude ver por algún que otro hoyo en las maderas que tapan las ventanas el tiempo está bastante feo, hay una gran tormenta pero igual tenemos que ir a buscar los alimentos, así que una vez que nos terminemos de alistar saldremos.

         ***

     Estamos todos en una camioneta que al parecer es en la que volvimos cuando me mordieron, es una Ford Ranger, una gran camioneta en la que entramos todos, un poco apretados en la parte de atrás en donde estamos pero por lo menos no nos estamos mojando, ya que en estos tiempos no nos ayudaría estar resfriados o terminar con una gripe.

     —¿Qué pasó después de que subimos a está camioneta? Lo último que recuerdo fue que subimos acá y después de eso desperté en la comisaría —le pregunto a Mica que está junto a mi, a mi izquierda, entre medio de Juan y de mi, Pedro está junto a Juan pegado a la puerta al igual que yo, y como siempre Tom es el que conduce y Alan a su lado.

     —La pasamos muy feo, pensé que no íbamos a llegar y todavía no te despertabas y bueno no lo hiciste hasta después de unas horas de que llegamos, después cuando lleguemos te cuento ahora hay que enfocarse en lo que vamos a hacer ¿no? Y creo que va a ser difícil amor.

     —Está bien —le digo, ninguno hablaba, al parecer después de contar ayer todo lo que nos pasó nos hizo preocuparnos más sobre nuestras familias, mis tíos y primos, al igual que la hermana de Mica, Brenda, ella se había ido de viaje junto a Fernando, su pareja, una semana antes de todo esto se habían ido a Roma. Yo en cambio tengo a mis tíos más cerca, en Tucumán, espero que aún siga teniendo familia aparte de Mica, son lo único que tengo de la parte de mi padre ya que mi madre era hija única y nunca tuve hermanos.

     La tormenta parece que enloquece a los Cazadores y Rastreadores, pasan corriendo por las calles sin percatarse de nuestra existencia, al parecer el ruido de la lluvia, los truenos y los fuertes vientos los desorientan bastante. No se si es una ventaja o una trampa que se activará cuando menos lo esperemos. A lo lejos se escuchan los gritos de los Cazadores.

     Llegamos al supermercado después de un rato, a pesar de todas las criaturas corriendo por todos lados no tuvimos inconvenientes, fue como si nunca estuvimos ahí parápido ellos.

  —Entraremos por el estacionamiento y ahí nos dividiremos en tres grupos —dice Tom acelerando hacia el estacionamiento.

     Una vez dentro nos preparamos para todo, está oscuro, no se ve nada pero trajimos linternas.

     —Pedro y Juan, van a ir a sacar todo lo que puedan de pastas, Josh y Mica, todo lo que este enlatado, y Alan, Miguel y yo, iremos por las bebidas. Tiene que ser rápido y sin ruidos —dice Tom cuando comenzamos a caminar hacia los carritos de supermercado.

     En la entrada nos separamos, cada grupo tiene su objetivo, todo adentro está oscuro pero con las linternas nos podemos guiar, esta todo tirado, góndolas, estantes, alimentos, es un desastre.

     Se escuchan ruidos unos metros más adelante de Mica y yo, los estantes se mueven. Le hago una seña a Mica para que se agache al momento en que yo lo hago.

     —¿Qué es eso? —pregunta Mica por lo bajo.

     —Puede ser cualquier cosa.

     Caen unos estantes estruendosamente seguido de un rugido bastante extraño. Parecería como si se estuviera ahogando un animal.