¿"Brahms"?

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«Vamos (T/N) Solo son unas reglas que seguir, te costará trabajo seguirlas pero es eso o ser comida por las ratas» Mis pensamientos no se callaban

El maloliente hombre me tomó de los hombros y me puso de pie, me entregó las reglas en la mano y él cargó el muñeco, se acercó a mí tanto que lograba sentir como su repulsivo olor a ropa sucia y sudor penetraba mi nariz, el olor me mareaba pero empecé a respirar con desesperación cuando él se acercó a mí cabello y empezó a olerlo:

«Piensa en algo o esto puede pasar a algo peor...Sé perfectamente a que»

Mis pensamientos me comían la mente y más si eran en base a lo que estaba pasando.

Rápidamente alcé las hojas y leí la primera que mis ojos encontraron "Poner música en alto sonido". En un movimiento rápido me aleje de él, más tarde en hacerlo que ese tipo ya me había tomado fuertemente de la muñeca:

—¿A dónde vas?— Preguntó con su voz ronca, parece la del mismo demonio

—¿No quieres escuchar música?— pregunté sin apartar la vista de la puerta

Me jaló hacia él y me enroscó en sus brazos, su agarre era fuerte y casi me costaba trabajo respirar. Nuevamente su olor nauseabundo inundó mi nariz, sentía su cuerpo contra el mío

«¿Este tipo es psicópata? Hace unos momentos trató de matarme y ahora...»

Tenía Miles de pensamientos que taladraban mi cabeza, no sabía cómo reaccionar ante el abrazo de aquel sujeto. Cada vez apretaba más su agarre, tanto que sentía su pectoral sudado frotarse contra mi cuello y parte de mi torso, en especial mis pechos; es asqueroso, no sólo por sus olores, si no por el sudor y sus vellos que se encontraban ahí mismo:

—Tienes que aprenderte las reglas— dijo al fín— y cumplirlas

Empecé a llorar, me sentí jodidamente mal ¿Que he hecho? ¿En qué mierda me he metido?. Él dejó de abrazarme y me miró fijamente:

—No llores —Dijo con la voz infantil— ¿No te gusta mi compañía? ¿No te gusta seguir reglas?

—Dejame ir...— Dije entre sollozos— ¿Esto es por estar aquí?

Rápidamente él me tomó de los hombros:

—Tienes que quedarte —Fué lo único que respondió— Si eres buena yo también lo seré y no tendremos problemas —lo último lo dijo con su voz chillona

Asentí con la cabeza, ahora mismo me sentía como una niñera ¿Eso es lo que quiere? ¿Que yo sea su niñera?. Cuándo me soltó yo dirigí mi vista hacia las hojas y leí las reglas que se encontraban legibles, hasta que llegué a una donde parecía decir...

_¿"Brahms"?— leí en voz alta, algo confusa

Eso llamó la atención del hombre, lo miré y entonces entendí...

—Brahms ¿Ese es tu nombre?— pregunté, me calmé ya que no ganaría nada más que problemas cardíacos

El hombre asintió y se dirigió a la cocina, lo seguí y él ya se encontraba sentado a un lado del muñeco:

—Lo que sigue es...—Leí la regla que tenía algo que ver con el alimento— "Dejar la comida frente al muñeco y las sobras en el refrigerador"

—Ignora la primera— Dijo con voz firme y autoritaria

—¿Por qué?— Pregunté algo confundida

—Contigo no funciona lo del muñeco— Respondió con firmeza — Mentalmente eres fuerte, incluso más que...

Brahms se interrumpió así mismo, no hice más preguntas y solo preparé la comida, se la serví. Me quedé unos segundos observándolo, pero no probó bocado alguno ¿Espera que me voltee?
Caminé sigilosamente atravesando la cocina con paso  lento, le dí la espalda por unos segundos y luego escuché el sonido de los cubiertos:

«Es ahora o nunca» Mi mente me alentó a cometer semejante estupidez

Heche a correr como gacela, cuando llegué a la puerta principal escuché pasos detrás mío y se avecinaban con rapidez. Con mis fuerzas trataba de quitar el mueble que bloqueaba mi posible y única esperanza de salir; grité al hacer fuerza pero sentí las manos grandes de Brahms posarse bruscamente en mis hombros y aventandome hacia el piso:

—¡No puedes dejarme!— gritó eufórico, parecía que sus cuerdas vocales casi se desgarran— ¡Te  mataré!

Se subió rápidamente encima mío y empezó a asfixiarme, sus manos y todo su peso, se posaron sobre mi cuello, apretando mi tráquea y vías respiratorias.
Mis pulmones hacían lo posible por tener lo mínimo de aire que mis fosas nasales lograran atrapar. Sentía las venas de mi cabeza que estaban apunto de explotar, salían lágrimas involuntarias de mis ojos; con mis manos tocaba sus piernas y trataba de golpearlas, como si eso le fuera a lastimar. Despesperada por llenar de aire mis pulmones, solamente logré hacer un último intento por sobrevivir, tanto jalando aire como llevando salvajemente mis manos hasta su rostro, toqué la máscara y trataba de quitársela; en el momento que mis manos tocaron la piel de su rostro, Brahms dejó de asfixiarme; el aire regresó a mis pulmones, empecé a tocer con fuerza:

—¿Por qué?— preguntó Brahms con voz chillona— ¿Por qué me tocaste?

Cerré mis párpados momentáneamente y respiré profundamente, él seguía preguntándome el por qué lo había tocado; no podía responderle a causa que aún necesitaba calmar mi respiración. Brahms se quitó de encima mío sentándose junto a mí en el suelo y empezó a llorar; cuando mi respiración se normalizó traté de sentarme igual:

—No quiero sentirme solo— dijo entre lloriqueos infantiles— Quédate a mi lado

En ese momento, cuando escuché lo que dijo, no sé qué mierda pasó por mi cabeza, es más nisiquiera paso por ahí... Me sentí mal al verlo así, tan vulnerable, en ese momento el síndrome del Estocolmo se apoderó de mí.
Hasta ese entonces, yo desconocía dicho transtorno.
Me sentía empatizada con Brahms o al menos con ese lado infantil que tiene...

FOLLOW THE RULES (Brahms x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora